on el horrible 2020 agonizando, se puede hacer un balance político de esos doce meses. Y como somos ciudadanos de la Unión Europea (UE), el análisis se centra en ella aunque protagonistas extra europeos -China- no le faltan al año.

Y ya antes de entrar en pormenores, salta a la vista que los dos hitos del año han sido el brexit y los dineros. Sobre todo, el desorbitado presupuesto comunitario 2021/27.

La salida de Gran Bretaña de la UE fue un duro golpe para la economía y la autoestima del bloque comunitario. Pero ha sido también una prueba de que en las relaciones internacionales no todo es dinero. Gran Bretaña abandonó la UE por discrepancia de valores y sensibilidades ( y también por una apuesta económica diferente). Y lo ha hecho bien consciente de que el paso tiene -de momento- un alto precio. O de que le ha costado una bagatela si a cambio los británicos pueden seguir viviendo y pensando cómo les gusta: muy a su manera€

La otra aportación no económica de 2020 ha sido la solidaridad comunitaria ante el desafío de la pandemia. Los gobiernos han discrepado hasta la casi confrontación en la gestión de cada nación de la crisis sanitaria, pero a la hora de aportar dinero para las maltrechas economías de todos -algunas, alarmantemente maltrechas- la UE fue Fuenteovejuna: ¡todos a una!

Claro que si hubo solidaridad en un momento excepcional, eso no garantiza en absoluto que la ayuda vaya a beneficiar a todos por un igual. Hay Gobiernos que parecen dominar como nadie el arte de endeudarse y empobrecerse.

La cara negativa del capítulo financiero fueron las relaciones con los EEUU. Las exigencias de Trump de que los miembros europeos de la OTAN cumplan por fin (y por primera vez) con sus compromisos económicos en el presupuesto de la Alianza han tensado las relaciones trasatlánticas al límite. Tanto más, cuanto que las guerras de menor cuantía en que se vieron involucrados los europeos en los últimos lustros (Yugoslavia, Libia, etc.) evidenciaron que no se ganaron hasta que no intervinieron los efectivos estadounidenses de la Alianza.

Por último, el hipertrofiado nuevo presupuesto es una espada de Damocles. El endeudamiento es enorme y si las ovejas negras -ante todo las naciones mediterráneas de la UE- de la comunidad siguen sin enderezar sus economías y limitar sus gastos, la UE podrá resultar en el 2028 uno de los mayores y más endeudados mercados del mundo.