- El presidente de Líbano, Michel Aoun, aclaró ayer que aún no descarta la posibilidad de que una “interferencia externa” fuera la causa de las explosiones ocurridas el martes por la tarde en el puerto de Beirut, si bien la principal hipótesis es que fueron provocadas por material explosivo mal almacenado.

“La causa de las explosiones no se ha determinado todavía, puesto que existe la posibilidad de que se produjera una interferencia externa vía misil, bomba o cualquier otra acción”, dijo Aoun en declaraciones a la prensa recogidas por la cadena libanesa MTV.

El mandatario libanés reveló que le ha pedido a su homólogo francés, Emmanuel Macron, que el jueves visitó Beirut y se reunió con él, que Francia proporcione a Líbano las “imágenes aéreas de la explosión”. “Si no tienen, se las pediremos a otros países para determinar si fue un ataque externo”, añadió.

Además, aprovechó para insistir en que se hará una investigación exhaustiva para determinar las responsabilidades que pueda haber. “Nadie está protegido”, subrayó, apuntando a posibles implicaciones de altos cargos.

En este sentido, rechazó la posibilidad de una investigación internacional sobre lo sucedido y resaltó que los llamamientos en este sentido buscan “distorsionar la verdad”, tal y como informó el portal libanés de noticias Naharnet.

“Un veredicto no tiene sentido si se tarda demasiado en emitirlo. El aparato judicial debe ser rápido, una justicia tardía no es justicia”, dijo Aoun, quien incidió en que, como los libaneses, está enfadado. “Nuestro objetivo es desvelar la verdad”, recalcó.

“Tanto en la guerra como en la paz, nadie puede empujarme a cometer un error y nadie puede evitar que desvele los hechos”, incidió el presidente, al tiempo que arguyó que “el verdadero consuelo llega cuando se hace justicia”.

En estos momentos, la principal hipótesis es que 2.750 toneladas de nitrato de amonio, que llevaban años almacenadas en el puerto por las confiscaciones, ardieron por las precarias condiciones de seguridad. Las explosiones han dejado al menos 154 muertos, unos 5.000 heridos, cerca de cien desaparecidos y alrededor de 300.000 personas sin casa.

Por otra parte, reconoció que el “paralizado” sistema político libanés debe ser “reconsiderado” a partir de un “consenso”, después de las críticas en este sentido formuladas por parte de Macron durante su visita oficial a Beirut.

“Si no logramos gobernarnos a nosotros mismos, nadie puede gobernarnos. La soberanía libanesa no será violada durante mi mandato”, enfatizó, en aparente referencia a algunas críticas vertidas contra las declaraciones de su homólogo francés.

Macron defendió durante su visita la necesidad de “una refundación del orden político” en el país. “En la explosión del 4 de agosto hay una metáfora de la crisis contemporánea de Líbano, resultado de lo que puede pasar cuando hay algo de lo que no nos ocupamos”, añadió.

Por otra parte, el presidente francés pidió dejar de lado “un confesionalismo en ocasiones capturado y un sistema capturado por una corrupción organizada” y dijo que las autoridades tienen la “inmensa responsabilidad” de lograr “un nuevo pacto con el pueblo libanés en las próximas semanas”.

Las explosiones han tenido lugar en un momento en el que Líbano atraviesa una grave crisis económica -la peor desde la guerra civil (1975-1990)- y se teme que la destrucción ocasionada por las mismas impacten directamente en la importación de alimentos y otros productos básicos.

Hospitales y material médico. La explosión afectó total o parcialmente a cinco hospitales y destruyó buena parte de la ayuda humanitaria enviada para responder a la pandemia de COVID.

Los menores, los más afectados. La explosión ha causado daños a 120 colegios de Beirut y zonas aledañas, lo que afectaría a 55.000 niños. Además, entre 80.000 y 100.000 menores perdieron sus casas por la explosión.