Donostia - El conflicto abierto entre Estados Unidos e Irak ha superado fronteras alcanzando de pleno al régimen iraní y complicando gravemente las, ya de por sí, tensas relaciones entre Teherán y Washington. La reacción airada del líder supremo iraní -el ayatolá Ali Jameneí- añadía ayer una alta dosis de tensión a este contencioso al jurar venganza contra los que asesinaron al comandante de la Fuerza Quds de los Guardianes de la Revolución iraní, Qasem Soleimaní, muerto en la madrugada de ayer en un ataque con drones en el aeropuerto de Bagdad, la capital iraquí, perpetrado por el Ejército estadounidense por órdenes del presidente Donald Trump.

"Su fallecimiento no detendrá su misión, pero los criminales que han manchado sus manos con la sangre del general Soleimaní y de otros mártires en el ataque deben esperar una dura venganza", agregó el líder en un comunicado en su web oficial.

El gobierno iraní aseguró que la vía de Soleimaní continuará y que hará rendir cuentas a EEUU. "Sin duda, la gran nación de Irán y las otras naciones libres de la región se vengarán por este horrible crimen del criminal EEUU", aseguró el presidente iraní, Hasan Rohaní, mientras el ministro de Exteriores, Mohamad Yavad Zarif, aseveró que hará que EEUU rinda cuentas por ello.

El Ministerio de Inteligencia, el ejército y el Cuerpo de los Guardianes de la Revolución en separados mensajes y comunicados aseguraron que EEUU obtendrá una "dura respuesta" por este asesinato, que el Consejo supremo de la Seguridad Nacional, calificó como "el mayor error estratégico de EEUU en la región del oeste de Asia".

Justificación Desde el lado estadounidense, y en palabras del secretario de Estado, Mike Pompeo, "se han salvado vidas de estadounidenses" al evitar un "ataque inminente", afirmó ayer en entrevista con la CNN.

"No puedo dar muchos detalles sobre la naturaleza de la amenaza, pero la ciudadanía debe saber que la decisión del presidente (Donald Trump) de eliminar a Soleimaní del campo de batalla salvó vidas estadounidenses", sostuvo Pompeo.

En el ataque selectivo contra el comandante de la Fuerza Quds -de los Guardianes de la Revolución iraníes-, además de Qasem Soleimaní, murió también el vicepresidente de las milicias chiíes iraquíes Multitud Popular, Abu Mahdi al Mohandes, y otras cinco personas.

Para Pompeo, Soleimaní "planificaba activamente" en la región "una gran acción, según su propia descripción, que hubiese puesto en riesgo cientos de vidas de estadounidenses". "El riesgo de no hacer nada era enorme", añadió. "Las agencias de inteligencia hicieron esa evaluación y el presidente Trump actuó de manera decisiva", declaró Pompeo.

El responsable de Exteriores de EEUU explicó que después de la muerte de un contratista estadounidense en Irak el 27 de diciembre, el Gobierno de Trump observó "el flujo de inteligencia, mencionando los viajes de Soleimaní por la región y el trabajo que hacía para poner más estadounidenses en peligro".

"Llegó el momento de tomar esta acción para desbaratar su plan, disuadir más agresiones de Qasem Soleimaní y el régimen iraní, así como para tratar de aliviar las tensiones en la situación", aseveró.

Reacción demócrata Los representantes demócratas del Congreso estadounidense han dejado clara su reacción contraria a esta operación. La presidenta de la Cámara Baja, Nancy Pelosi, se quejó ayer de que el ataque estadounidense contra Irán en suelo iraquí se ha realizado sin consultarlo al Congreso.

"La Administración Trump ha llevado a cabo ataques en Irak contra militares de alto nivel, matando al comandante de la Fuerza Quds, Qasem Soleimaní, sin una Autorización para el Uso de la Fuerza Militar contra Irán. Además, esta acción se hizo sin consultarlo al Congreso", escribió en Twitter la demócrata.

En un comunicado emitido este jueves Pelosi pidió que las cámaras legislativas "sean inmediatamente informadas en este asunto tan serio y de los siguientes pasos a tener en cuenta por parte de la Administración, incluyendo el creciente aumento del despliegue de tropas en la región".

En el mismo escrito, señaló también que el ataque "arriesga provocar un peligroso aumento de la violencia" y afirmó que "EEUU y el mundo no pueden permitirse tener una escalada de tensiones hasta un punto de no retorno", en referencia a esta acción perpetrada con un dron en Bagdad.

Tensiones La tensión entre Irak y EEUU subió cuando el pasado día 27, un ataque con más de 30 cohetes contra la base militar K1 de Kirkuk, en el norte de Irak, provocó la muerte de un contratista estadounidense y dejó varios heridos entre los militares de ambos países que se encontraban en las instalaciones.

El Pentágono considera que la milicia chií Kata'ib Hizbulá (KH) es responsable de los ataques que, desde mediados de octubre, tienen como objetivo bases militares e instalaciones gubernamentales donde se encuentra personal estadounidense que apoya al Ejército iraquí.

En respuesta a la primera víctima mortal norteamericana, el Pentágono informó el domingo de "ataques defensivos" en Irak y Siria contra KH, que causaron la muerte de al menos 25 personas, según las milicias progubernamentales Multitud Popular, integradas principalmente por chiíes.