donostia - La directora de Formación Continua y Dual de la Universidad de Deusto, Irene Cuesta, tiene claro que el modelo dual es ya una necesidad: “Huímos de lo dual como moda, lo interiorizamos como un cambio en el modelo de aprendizaje”.

Deusto es pionera en el modelo de Formación Dual, ¿por qué esa apuesta?

-La Formación Dual Universitaria está todavía arrancando, no solo a nivel local, también estatal e incluso internacional, por lo que decidimos dar el paso y crear un modelo propio siendo fieles a las bases de la Universidad. En nuestro ADN ha estado siempre la búsqueda de unión entre dos conceptos que pueden sonar muy contradictorios pero que tienen mucho que ver: tradición e innovación. Deusto tiene una trayectoria de más de 125 años, pero constantemente hemos intentado estar en la vanguardia. La Formación Dual es una apuesta más por estarlo.

¿A las universidades se les pide cada vez más?

-Nos encontramos en un contexto en el se nos exigen ciertas cosas que antes no se nos pedían con tanta notoriedad. Ahora tenemos que trabajar de una manera mucho más intensa en cooperación con los agentes económicos y sociales para el desarrollo de lo que llamamos nuestra tercera misión. Tradicionalmente, las universidades se han enfocado en la actividad docente e investigadora, pero ahora, si bien debemos seguir mejorando en dichos ámbitos, además hay que potenciar nuestro papel como agente de transformación socioeconómico y esto es algo que solo lo podemos hacer en cooperación con el resto de agentes.

¿En qué se diferencia el modelo de Deusto de otros?

-Cada vez hay que poner en valor más lo que es dual de lo que no. Si ahora preguntamos a empresas o incluso a gente de la universidad, la respuesta será muy ambigua: un doble grado, hacer más prácticas... Por eso queremos diferenciarlo. Cuando desarrollamos nuestro modelo pensamos que tenía que ser propio, acorde a los estándares de calidad del centro. Se trata de un proceso de enseñanza en cooperación con agentes del territorio. Trabajamos juntos para que los estudiantes lleven a cabo un aprendizaje más significativo al producirse en contextos reales. Para que eso ocurra, el modelo se basa en un trabajo de codiseño, coseguimiento y coevaluación, entre los facilitadores de la universidad y de la empresa. Lo que denominamos the art of Co. Los planes de estudio tiene que dictarse en consenso con las empresas y las organizaciones para que las estancias de los estudiantes allí no se conviertan en unas prácticas largas, sino que sea un valor más.

Imagino que así también tratan de dar respuesta a los futuros empleos.

-Sí. La Formación Dual Universitaria nace de un contexto sociológico, económico y tecnológico de muchos cambios en el que continuamente hay demandas nuevas por parte de las empresas. Estamos en pleno cambio y la responsabilidad de la Universidad es adelantarse a él. Esta realidad nos obliga a diseñar nuevas temáticas -ingeniería robótica, inteligencia artificial, ciencia de datos...- que hace años nos parecían ciencia ficción, y a formar trabajadores con nuevas habilidades y con la capacidad de seguir formándose siempre, ya que lo que aprende un graduado de 2020 seguramente sea muy distinto en 2025.

¿Los estudiantes son conscientes de esta realidad?

-Los jóvenes viven en un contexto radicalmente diferente al que hemos vivido el resto de generaciones. Reciben cientos de mensajes de que todo está cambiando y de que deben ser más proactivos, pero les cuesta situarse. No paramos de decirles que no sabemos cuál va a ser su puesto de trabajo y eso hace que les cueste entender, como nos pasa a nosotros, lo que les va a suponer. Por eso, creemos que requieren y agradecen un acompañamiento. El modelo de Formación Dual de Deusto está basado en ello, en un acompañamiento de los profesores pero también de las empresas.

¿Qué papel juega la Formación Dual en relación con el talento?

-En Formación Dual tenemos que unir el futuro con talento y el talento con futuro. Las organizaciones, ante la incertidumbre del futuro, no saben qué cambios les afectarán, pero saben que para conseguirlo necesitan personas con talento, mientras que las universidades vemos que hay mucho talento buscando futuro. Si conseguimos unir esos dos caminos, estaremos haciendo algo con un verdadero impacto social.

Hace constante mención a la cooperación de los diferentes agentes, pero, ¿existe realmente en Euskadi?

-Tenemos un buen punto de partida. En nuestro entorno siempre se ha entendido muy bien la necesidad de colaborar. A nivel conceptual se da por hecho que la universidad y el ámbito laboral deben estar relacionados, pero el tema está en el cómo. Desde Deusto ya no proponemos una colaboración algo mayor, sino un cambio cultural. Nosotros tenemos que compartir nuestra profesión con otras partes y las organizaciones tienen que asumir que se convierten también en una entidad formadora. Por eso huimos de lo dual como moda, es un cambio cultural.

¿Qué reacción suelen recibir de las empresas?

-Conceptualmente, a todos les parece bien, el reto está cuando les pedimos que codiseñen un proceso de aprendizaje para el estudiante. Para ellos es un mundo nuevo que les requiere tiempo e inversión, a la vez que están atendiendo a sus clientes. No pueden dejar una cosa por otra. Creo que será cuestión de tiempo que las cosas cambien.

¿Y en qué se beneficia Deusto de esa colaboración?

-Se trata de un modelo en el que, está claro, todos tenemos que beneficiarnos. Desde nuestra perspectiva conseguimos estar más cerca de la empresa entendiendo en vivo su día a día y sus necesidades y demandas reales. Hay una transmisión mucho más directa y rápida de cómo podemos los unos aportar a los otros. Y eso tiene un valor incalculable.