Bebés en época de confinamiento
ese a todo, pese al coronavirus y el confinamiento, la vida continúa. Y el mejor ejemplo de ello son los nacimientos, que no se detienen por mucho que el mundo parezca, en parte, parado estos días. Una de las familias que ha aumentado en plena cuarentena es la formada por los donostiarras María Sáez y Mikel Oyarzabal. El pasado día 10, a la una de la madrugada, nació su primera hija, Elena, en la Policlínica. Un momento ya de por sí inolvidable, ya que son padres primerizos, pero un poco más especial por las circunstancias, por ejemplo, el cuidado para evitar contagios, el hecho de que la familia y amigos no hayan podido ver aún a la recién nacida o que aún tengan que esperar un tiempo para dar los clásicos paseos de los primeros días del bebé.
Elena Oyarzabal Sáez llegó puntual. El parto estaba previsto para el 9 de abril y ese mismo día, a primera hora de la tarde, María rompió aguas. Comenzó entonces el protocolo. "Ya íbamos desde casa con guantes y mascarilla y al llegar el personal de urgencias estaba protegido", cuentan. Les preguntaron si tenían síntomas compatibles con COVID-19 y a María le tomaron la temperatura. Posteriormente les llevaron a una habitación que no tuvieron que compartir con nadie. En el parto, el padre, con mascarilla, pudo estar presente, y a la madre le permitieron dar a luz sin mascarilla. El parto fue "perfecto" y la atención ese día y los siguientes también, tal y como sucede en cualquier nacimiento. La diferencia es las medidas que había que tomar para evitar contagios. "En la habitación estábamos sin mascarilla, pero si tenía que salir a alguna prueba o lo que sea me ponía mascarilla", explica María. Además, todos los trabajadores de la Policlínica iban protegidos y "cada día" desinfectaban la habitación.
Tanto Mikel como María reconocen que a "los nervios propios del parte se añaden el no tocar nada, no cruzarte con nadie... sobre todo por el tema de no contagiarte, algo en lo que ni pensabas hace unas semanas". "El miedo principal los días previos al parto y los días que hemos estado en el hospital ha sido no contagiarnos", añade ella.
Más allá de las medidas de protección, la principal diferencia que ha traído el coronavirus a los nacimientos es impedir las visitas para conocer en este caso a la recién nacida. "Yo pregunté que si Mikel se iba un momento a casa podía venir mi madre o alguien, pero desaconsejaban visitas para que hubiera el menor movimiento posible de gente", comenta María. "Más que prohibir en sí, lo que hacían era desaconsejar", corrobora Mikel. "Mi madre me decía que se ponía si hace falta el traje de protección para el ébola y subía", bromea María, "pero dijimos que no a todos los familiares". Así que, sin visitas físicas, las videollamadas fueron constantes en esos días en el hospital y también ahora que están en casa. "Es lo más triste de todo, no poder compartirlo como te gustaría con la familia y los amigos. Yo tengo ganas de estar con mis padres, mi abuela y mi hermana. Es la primera niña en mi casa y están deseando verla, cogerla...", comenta María. En el caso de Mikel, su hermana tiene dos niños y su hermano otra niña, pero su familia también cuenta los días para que acabe el confinamiento y poder ver a Elena. "Vamos a tener que hacer una quedada", dicen.
Pese a llevar ya un mes sin poder salir de casa, tenían todo lo necesario para el bebé "preparado". Hasta el carrito, que recogieron el 12 de marzo aunque por ahora no pueden usarlo, ya que tienen que permanecer en casa. "Los días previos al parto se nos hicieron un poco largos, porque era esperar sin poder hacer gran cosa, pero ahora los días se nos pasan volando, aunque no tengamos visitas ni podamos pasear. Estamos entretenidos".
Tanto María como Mikel son conscientes de que su primera hija ha nacido en un momento histórico, que quedará marcado en la memoria de todos y que podrán contar a Elena cuando sea mayor. "Parece que lo que más impacta son las muertes y eso, pero también hay niños que están naciendo. La nuestra ha nacido justo en este momento y tenemos amigos que están embarazados", reivindican: "La vida sigue".
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