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Luces y sombras del ‘Black Friday’

En el ‘Black Friday’ se prometen grandes descuentos, a veces superiores al 50%, pero es esta una campaña importada que suma defensores y detractores y ante la que el comercio de proximidad se enfrenta en inferioridad de condiciones.

Luces y sombras del ‘Black Friday’

Invento yankee, oportunidad para comprar más barato, apología del consumismo, planazo para el viernes... El Black Friday cuenta en su haber con tantos defensores como detractores.

Según los datos que baraja la Federación Mercantil de Gipuzkoa (FMG), aportados por la Confederación Española de Comercio (CEC), el pasado año el 40% del comercio de proximidad se sumó a la campaña y la previsión para este año es similar. Ya este dato que se mantiene fue inferior al de años anteriores, hecho que, señalan desde la federación, puede ser consecuencia de que los movimientos en contra de esta jornada van calando en la sociedad.

Hay expertos que hablan ya de que esta campaña, a las puertas de la Navidad, ya ha llegado a su límite, que no tiene visos de crecer. Pese a todo, en los últimos años ha sido todo un boom que, además de a las grandes marcas, ha llegado al pequeños comercio de una forma u otra.

Aunque vinculemos el Black Friday al sector de la moda y complemento, lo cierto es que los mensajes de descuentos llegan desde la automoción, los viajes, la tecnología y cualquier otro ámbito del consumo.

Mientras , en el pequeño comercio poco a poco se empieza a detectar cierto alivio, ya que parece que el furor consumista que genera el Black Friday , denunciado incluso por colectivos ecologistas, va ralentizándose y las compras se reparten en las numerosas épocas de descuentos del año.

devoluciones Hay otro dato a tomar en cuenta en torno al Black Friday sobre el que pone el foco la FMG: se espera que las devoluciones online se dupliquen. Según la Asociación Española de Retail, las devoluciones en tienda física estarán en torno al 8-10%, mientras que online ascienden al 20%. Todo ello, apuntan, “como consecuencia de una compra por impulso, que también acarrea unos costes para el comercio”.

Más allá de los datos , lo que resulta evidente es que lo que para algunos es una oportunidad para otros significa todo lo contrario.

Oihana Arana está entre quienes ven este día como una oportunidad. Esta joven a punto de cumplir los 18, tiene clara su estrategia. “Salgo unos días antes a echar un ojo, me pruebo lo que me gusta y así el viernes, sin tener que hacer colas en los probadores, voy directa, cojo lo que ya he elegido y acabo antes”, asegura.

Este año en su lista de la compra, entre otras prendas, las que quiere llevar en Noche Vieja, eso sí, cruzando los dedos para que nadie en su cuadrilla o entre sus amigas más próximas coincidan con su elección. Su amiga Enara también quiere aprovechar el Black Friday, aunque en este caso no ha tenido tiempo de realizar la ruta previa. “Me viene bien porque si las cosas están más baratas le puedo sacar algo más a la ama”, afirma ente risas.

Pero también son numerosas las voces contrarias a una iniciativa que consideran que solo beneficia a los grandes y obliga a los pequeños a realizar un gran esfuerzo que conlleva pocos beneficios.

Tanto es así, que algunos comercios ya han colgado carteles en los que se puede leer No Black Friday, dejando bien claro su posicionamiento contrario a una propuesta con la que no comulgan.

También hay otras iniciativas en las que el pequeño comercio aúna esfuerzos para “evitar que se paralice el consumo esta semana” en la que, a las tiendas físicas, se le suman las llamadas al consumo del comercio online.

Así lo explica Elene Berreteaga, de la asociación de comerciantes Bareak de Beasain. En este municipio durante toda esta semana, de lunes a viernes, se ha procedido a la entrega de papeletas para el sorteo de un cheque de 600 euros.

El sorteo se celebrará esta noche, al cierre de los comercios. En ese mismo momento se dará el aviso a la persona ganadora, que “tiene que consumir el importe del cheque el sábado por la mañana” en los comercios asociados ya que, de lo contrario, perdería su importe.

“Para repartir un poco el consumo marcamos un tope de 120 euros por comercio con el objeto de que, al menos, se realicen compras en cinco tiendas”, explica Berreteaga.

“Empezamos con esta campaña porque la semana del Black Friday se paralizaba el consumo, ya que la gente esperaba a comprar hasta el viernes para aprovecharse de los descuentos”, añade la representante de Bareak.

El año pasado, a tenor de lo que manifestaron los comerciantes, la campaña logró cumplir con los objetivos marcados y “se consiguió activar las compras los días previos al Black Friday”.

Además, por sus características, “la campaña causó mucho revuelo y todo el pueblo estaba pendiente para ver a quién le tocaba”. De este modo, añade Berreteaga, también se consigue evitar que buena parte del comercio, que no todo, “tenga que adherirse a los descuentos y promociones”.

En la FMG se ha constatado que esta campaña ha “ido ganando protagonismo tanto en la sociedad como en la participación del comercio local como rampa de salida a la Campaña de Navidad”.

Pero, en algunos comercios consultados por este periódico, la apreciación es algo diferente. Nere Arrizabalaga, del comercio de moda Oh lala, en el donostiarra barrio de Gros, asegura “que nunca” se ha sumado al Black Friday, porque no le ve “ningún sentido”.

Lo que sí hace de forma previa es aplicar algún descuento en “prendas seleccionadas que te interesa sacar”. “Es imposible competir con las grandes cadenas y, además, la temporada se nos hace muy corta porque enseguida llegan las rebajas. Si te sumas a esto ni haces Campaña de Navidad”, explica Arrizabalaga.

“Con este tema se para la venta, aunque este año no lo he notado como el pasado. Creo que la gente empieza a concienciarse en el apoyo al pequeño comercio. Se ve en las redes y es un fenómenos a nivel mundial”, afirma esta comerciante recién llegada de París donde también pudo ser testigo “de una corriente en el pequeño comercio de no sumarse y el público empieza también a tomar conciencia”.

“Tenemos que mantener precios ajustados y sumarnos al Black Friday nos resulta imposible”, abunda. Otra estrategia, que afirma que hay quien aplica, “es marcarle a la prenda un 20% más desde comienzos de noviembre para luego descontarlo”. “No vamos a entrar en eso”, dice tajante Nere Arrizabalaga, que asegura que la atracción por el Blac Friday es intergeneracional, “porque te bombardean”.

De todas formas, constata esperanzada, “este noviembre no he notado el parón del pasado año”, aunque con 20 años de experiencia a sus espaldas está acostumbrada a fluctuaciones. “Hay que conseguir mantenerse pese a todo, a pesar de los mensajes negativos”, concluye .

Esa tendencia a alargar las campañas preocupa también a la FMG por varios motivos. Por una parte, ha observado que “lo que comenzó siendo una jornada de descuentos, se ha ido convirtiendo en una semana o una quincena”.

A su entender, es necesario limitar las promociones “a lo que es el día en sí, porque para el comercio de proximidad es inviable poderlo mantener durante más tiempo”, un aspecto en el que “jugamos en clara desventaja frente a las grandes cadenas”.

Y es que, como venían constatando también los comercios consultados, “el consumo sufre una importante ralentización” en las jornadas previas” y también en las posteriores, con graves consecuencias para el comercio de proximidad. “Todo lo que el consumidor adquiera ahora, deja de comprarlo en la Campaña de Navidad. Campaña que puede llegar a suponer en torno al 50% del total de las ventas de año”, subrayan desde FMG aunque, afirma Nere Arrizabalaga, “las navidades no son como antes” a nivel de ventas.

Además, concluye la FMG, los comercios que participan en el Black Friday “se ven obligados a rebajar sus márgenes de beneficio en la que históricamente era una época clave de ventas. Y todo ello tiene una repercusión en su caja”.