donostia - Gure Esku Dago se transformó ayer en Gure Esku en el comienzo de una nueva fase en la que la plataforma va a “impulsar una iniciativa popular para conseguir decidir vía referéndum”. Así lo avanzaron en el Palacio Euskalduna de Bilbao los nuevos portavoces de la plataforma, Josu Etxaburu y Amalur Alvarez, que avisaron de que no están dispuestos a “estar quietos mientras se recortan nuestros derechos básicos, no ante quienes quieren torpedear el autogobierno, ni ante quienes anteponen la unidad de España a las libertades democráticas”. Por eso, llamaron a reforzar la plataforma a favor del derecho a decidir con el comienzo de una campaña de socios: “Es imprescindible el compromiso de la ciudadanía, tener más socios que participen en la construcción de este nuevo tiempo”.
Cinco años después de que Zelai Nikolas y Angel Oiarbide se presentaran en Ficoba al frente de Gure Esku Dago, ayer cedieron las portavocías de lo que en adelante será Gure Esku a Etxaburu y Alvarez, que cerraron un acto en el que la plataforma inauguró su nueva fase y despidió a los anteriores portavoces. Tras cinco años con dos rostros visibles, ahora habrá un órgano responsable con una veintena de miembros y la organización ha abierto un punto de encuentro digital, llamado Plaza, en el que los socios de Gure Esku irán tomando decisiones relevantes más allá de las asambleas anuales.
Hecho el relevo que se anunció el viernes, el foco estuvo en “el desafío colectivo” que va a suponer esa iniciativa “participativa, masiva y viva”, “abierta a toda la ciudadanía” y que se desarrollará “en todos los territorios vascos, porque en última instancia, tenemos la misma voluntad de querer decidir, aunque en cada uno tenga su propio desarrollo”.
Gure Esku se propone “conseguir las herramientas democráticas necesarias para decidir juntas y juntos” y hacerlo “con todo tipo de agentes. Iremos pueblo a pueblo a conseguir complicidades. Entre todos y todas daremos forma a la iniciativa”. El objetivo, el mismo: legalizar un mecanismo legal que responda a una demanda “que la mayoría social comparte: el futuro debe estar en manos de la ciudadanía”.
“El derecho a decidir corresponde al 100% de la ciudadanía”, zanjaron Etxaburu y Alvarez en el discurso que en euskera y castellano cerró el acto y en el que, precedidos por varios jóvenes que bajaron por el salón principal del Euskalduna haciendo parkour. “Es el momento de superar y derribar las paredes y los muros, también los que nos ponemos a nosotros mismos”, proclamó Jone Amonarriz, de la nueva dirección de Gure Esku, en la que continuarán los hasta ahora portavoces Angel Oiarbide y Zelai Nikolas.
“Salimos a jugar a la grande y podemos decir que lo hemos conseguido”, resumió emocionada Nikolas en una de las intervenciones del mediodía, la que protagonizó junto a Oiarbide, que ante los aplausos que ambos recibieron, consideró que el de ayer era el día de “repartir todos esos aplausos” entre todos los voluntarios que han hecho posibles todas las iniciativas de Gure Esku Dago en estos cinco años. Las intervenciones de Xabier Euzkitze, Jon Maia y Ane Labaka en un acto que presentaron Pilar Kaltzada y Nerea Alias giraron en torno al camino recorrido y lo que está por venir.
“No nacimos para reivindicar, sino para avanzar en ese camino a la decisión. Seguiremos trabajando hasta que llegue el día de decidir libre y democráticamente”, expuso Oiarbide, antes de afirmar que “ha llegado el momento de acumular todo ese trabajo que durante siglos se ha hecho en este pueblo y el momento de sentir qué podemos hacer como pueblo”.
Con el espejo escocés -por el que en el corazón de Goierri nació el embrión de Gure Esku Dago- y el catalán, el procés tuvo su presencia en el acto, ya que además de ser la causa que se llevó el primer gran aplauso del mediodía, el lingüista Kike Amonarriz leyó una carta enviada el miércoles desde la cárcel de Soto del Real por el presidente de Ómnium, Jordi Cuixart: “Hoy somos más fuertes, conscientes de que ni la cárcel ni la represión van a secuestrar nuestras legítimas aspiraciones”.
“Tras 530 días de cárcel, nuestra prioridad sigue siendo recuperar las conquistas colectivas y la resolución democrática de un conflicto político. El juicio a la democracia del Supremo simboliza la persecución política y penal de toda sociedad civil, de todo movimiento social que sea considerado disidente”, escribió Cuixart, quien pidió que “el mejor apoyo a los presos políticos es la lucha por los derechos humanos”.
Con la vista en Europa Gure Esku considera que su demanda entronca con las que están sobre la mesa. Lo mismo cuando el lehendakari, Iñigo Urkullu, reclama una “directiva de claridad” para las naciones europeas sin Estado que quieran avanzar en su soberanía, como con el escenario de Iparralde, con su Mancomunidad, como con el de Nafarroa, donde a las puertas de las elecciones forales de mayo el autogobierno se enfrenta, según el diagnóstico de Gure Esku, al choque entre quienes quieren suprimir la Transitoria Cuarta de la Constitución y entre quienes, de conseguir revalidar el cambio, abogan por una reforma estatutaria con la renovación del Amejoramiento.
Tampoco escapa de esta lectura Catalunya. Gure Esku considera que, pase lo que pase en el juicio del Tribunal Supremo, el problema político requerirá de una solución política y ahí encaja la demanda de legalizar para estos casos la herramienta del referéndum que propugna Gure Esku.
La fase de las consultas populares queda atrás. En noviembre llegó a la primera capital vasca, a Donostia, y aunque Gure Esku deja la puerta abierta a más consultas, de momento parece que fue la última. Pese a no ser una iniciativa vinculante ni decisoria, los datos de la consulta de Donostia, en la que la participación quedó por debajo de los datos que cosechan las formaciones partidarias del derecho a decidir, supuso que Gure Esku Dago recibiera críticas desde algunos sectores o, al menos, llamadas a la reflexión.
Más de diez años Las consultas en casi 210 municipios fueron la última iniciativa de calado de un recorrido de cinco años como Gure Esku Dago, pero antes hubo más. Entre 2007 y 2008 empezó en Idiazabal como una asociación que buscaba abordar con normalidad entre personas de diferente trayectoria política que la vasca era una nación, que las naciones tienen derecho a decidir su futuro y que Euskal Herria tiene ese derecho.
A los actos que desarrollaron en Idiazabal les siguieron el festival de hermanamiento con Escocia que se celebró en Beasain. Era el espíritu de Gazta zati bat, la cinta que firmó Jon Maia en 2012. “Hoy todos somos un trozo de queso”, proclamó ayer Oiarbide, que en su última entrevista como portavoz reconocía a este diario que “los escoceses, saliera que sí o que no en su referéndum, ganaron. La sociedad no se rompió. Lo más importante es que la base democrática puede amortiguar cualquier diferencia. Eso aprendimos, quizá no lo suficiente”.
El primer gran golpe de efecto de esta dinámica, ya llamada Gure Esku Dago tras presentarse en 2013 en Ficoba, se produjo con la cadena humana entre Durango e Iruñea, que el 8 de junio de 2014 reunió a unas 150.000 personas en 123 kilómetros. Este hito fue seguido por el de los estadios y plazas de las capitales vascas, en junio del año siguiente.
En el marco del debate en el Parlamento Vasco sobre el nuevo estatus de la CAV, Gure Esku Dago promovió otra cadena humana de 202 kilómetros el año pasado con 2.019 razones para decidir. Todas estas iniciativas fundamentaron la fase anterior. Gure Esku replanteó ayer tanto su nombre como su hoja de ruta. El objetivo del derecho a decidir lo mantiene, aunque desde ayer, en una nueva fase.