El milagro de las cápsulas de café y las setas
una empresa guipuzcoana desarrolla nuevos usos para un residuo que “siempre terminaba en la basura”
Si usted es de los que tira a la basura las cápsulas de café, sepa que una empresa guipuzcoana trabaja con este residuo para cultivar setas, fabricar recipientes, filamentos para impresoras 3D, pellets de chimenea, tazas de aluminio y lo que se tercie en el futuro. En realidad no es ningún milagro. Lo que hay en estas líneas, aunque no vean batas blancas, es investigación, desarrollo e innovación (I+D+i) en busca de nuevas utilidades para los tres residuos (plástico, aluminio y posos) que generan las cápsulas de café, que se trituran y “se limpian de la mejor manera posible”.
Géraldine Petiteau y Horacio Goñi no paran de darle vueltas a la cabeza en busca de nuevas soluciones e ideas. Ella es la responsable de Kafea, un proyecto piloto puesto en marcha por la firma guipuzcoana Ekogras, dedicada durante 28 años al reciclaje de aceite de cocina y ahora empeñada también en la búsqueda de nuevos nichos de negocio y la diversificación.
Ekogras llevaba años recogiendo el aceite vegetal utilizado en más de 5.000 cocinas del Estado español, principalmente en la hostelería, para transformarlo en biocombustible que luego se mezcla con gasoil y termina moviendo los vehículos diésel.
La del café es una nueva aventura. “Lo que vimos es que los posos de café de nuestros clientes de la hostelería iban directamente a la basura y de ahí surgió la idea”, confiesa Petiteau, quien recuerda que España es uno de los 20 países del mundo en los que más café se consume (4,25 kilos por habitante al año).
El primer quebradero de cabeza fue pensar “cómo se podía recoger el café, en qué tipo de contenedor, y cómo de limpios nos iban a llegar esos posos”, reconoce Goñi, técnico de calidad de Ekogras, pero poco después entraron en escena las cápsulas y el escenario cambió.
El proyecto Kafea planea “ofrecer una solución para las recogidas profesionales en hoteles, así como puntos de recolección para el sector doméstico”. Unos desechos que “se van a valorizar gracias a la colaboración de nuestros socios”, asegura Géraldine Petiteau.
envases... ¿para alimentación? Ella nos muestra los restos de las cápsulas de café: plástico triturado, aluminio triturado y poso de café en último lugar. “El plástico no es envase, es polipropileno. No puede ir al contenedor amarillo, pero se puede utilizar en muchas cosas, como tapas de botella. Va muy bien para fundir en un horno y prensar. Con moldes de prensa podemos hacer recipientes, envases... (muestra una bandeja). Hemos encargado estudios de permeabilidad para ver si pueden ser prácticos para uso alimentario, como tazas de café”, señala.
El reto ahora es conseguir “limpiar mejor” el plástico y separarlo del aluminio residual que se le adhiere, para poder emplear ese material en prensas de inyección, que al detectar metal, lo rechazan. Es el caso de las impresoras 3D. Sí, han oído bien.
filamento para imprimir en 3D La empresa de Irun 3R3D colabora con Ekogras en este proyecto para la elaboración de filamentos de impresoras 3D (en tres dimensiones). Prepara filamentos con materiales reciclados como polvo de madera, de maíz o de café. Se cree que la mezcla del plástico de las cápsulas de café y sus posos sería ideal para fabricar este filamento e imprimir en 3D diferentes piezas decorativas y complementos de moda. De momento, a la espera de poder separar el plástico del aluminio para no dañar los inyectores, los filamentos llevan solo posos de café.
pellets de chimenea Estos mismos posos también sirven para fabricar pellets para chimeneas. “Mezclado con serrín o simplemente secado y comprimido, el poso de café tiene un potencial de calentamiento un 20% más alto que la madera”, asegura Petiteau. “El problema es que el poso de café tiene mucha humedad: un 60%, y para el pellet es necesario una humedad inferior al 5%”. Y secar el café resulta costoso, debido al precio de la luz. “Tenemos que encontrar la forma de reducir el coste para su secado”, admite Goñi.
Otra de las aplicaciones de los posos de café, en colaboración con una empresa navarra, es su utilización para conseguir sustrato de cultivo. “Mezclado con serrín, restos de levadura o paja, el poso de café es un excelente sustrato para el cultivo de hongos y setas”.
En este sentido, Ekogras ya colabora con una empresa navarra que vende a particulares kits individuales para minihuertas. Una especie de cajas de cartón con sustrato de café. “Haciendo unas rajas al cartón y regando, en una semana puedes cultivar tus propias setas”, añade Petiteau: “Incluso nos hemos planteado cultivar nosotros mismos estos hongos y setas. Hacer tu propia granja para clientes. Es hacer setas para ellos con el poso de café que ellos mismos nos entregan. Eso sí que es economía circular”, concluye.
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