Cada vez mayor cantidad de personas en Iparralde reflexionan sobre el problema de la inmigración. Tras el cierre de las fronteras en Grecia e Italia, el paso de miles de hombres, mujeres y niños por Euskal Herria se ha intensificado de forma notable. Pese a que la Policía francesa expulsa hacia Irun a numerosos migrantes que llegan a Hendaia o Pausu, tal y como han desvelado esta semana las cámaras de ETB, numerosos africanos consiguen llegar a la estación de autobuses de Baiona con el objetivo de viajar posteriormente hasta París.

Desde SOS Racismo Gipuzkoa, Anaitze Agirre considera que los controles policiales en las estaciones del topo o de ferrocarriles en Hendaia son claramente “racistas”, ya que los agentes nunca se dirigen a blancos y controlan sistemáticamente a todas las personas negras. A pesar de estos obstáculos, muchos africanos consiguen subirse a los autobuses de cercanías 816 o de la red Hegobus para llegar a la capital labortana. En el centro de la ciudad, varios comerciantes se han percatado de que los agentes no detienen en realidad a los migrantes, sino que persiguen a las personas que les transportan a cambio de mucho dinero en algunas ocasiones.

Combatir estas redes es otra de las prioridades de las autoridades galas. Y no únicamente en Baiona, sino a lo largo de los puntos tradicionales de paso de los Pirineos, como por ejemplo en Dantxarinea, Arnegi o Canfranc. Cuatro redes de este tipo han sido ya desmanteladas en lo que va de año.

Desde hace unos días, numerosos vecinos de Baiona ayudan a las decenas de migrantes que esperan autobuses en la Plaza de los Vascos. Los voluntarios, que se han organizado de forma espontánea, reparten comida, ropa y cargan móviles. El Ayuntamiento de Baiona ha instalado tomas de luz en la misma plaza para facilitar la recarga de los celulares. Hamid, uno de los primeros voluntarios en haberse movilizado, señala que es imposible saber cuántos son. “Cada día hay entre 80 y 100”. Y subraya que detrás de los números hay sobre todo rostros, los de personas que buscan un futuro mejor. “La semana pasada llegó una chica de 16 años que tenía intención de abandonar a su bebé al ser fruto de una violación. No quería quedarse en Baiona, prefería irse cuanto antes a París” se lamenta Hamid, que como muchos vecinos no duda en acoger en su propia casa a algunos migrantes para que se duchen y descansen antes de continuar su viaje. “Somos humanos y les tenemos que reconfortar” explica Joana. Cada noche, esta estudiante en Derecho les ofrece sus consejos. Otros ciudadanos aportan mantas, mochilas o sillitas de bebé para que las mujeres puedan viajar con sus hijos, porque en muchos casos sin estos asientos los conductores no les permiten subirse al autobús.

“Nos han salvado la vida”, asegura Alexandre, guineano de 26 años, que llegó al País Vasco con tan solo dos euros. Hace dos semanas cruzó el Mediterráneo, y recuerda la odisea con auténtico temor porque pensaba que se ahogaba en cualquier momento. “La embarcación se quedó sin combustible por lo que muchas mujeres lloraban, los hombres también. Finalmente llegó Salvamento Marítimo y pudimos llegar a Almería”. Pese a ofrecer su testimonio, Alexandre prefiere no divulgar de qué forma ha viajado y ha cruzado la frontera franco española, ni cuánto ha pagado.

centro de acogida Tras la amplia movilización ciudadana, las instituciones locales han tomado el relevo y el lunes o el martes abrirán un centro de acogida de 200 metros cuadrados cerca de la estación de ferrocarriles de Baiona. Durante las 24 horas del día podrá acoger hasta cien personas. El primer edil aclara que “nadie quiere quedarse aquí, quieren viajar cuanto antes, pero no les podemos dejar en la calle bajo la lluvia y con temperaturas de menos de diez grados por la noche. Es una cuestión de dignidad”. Jean René Etchegaray deplora que los gobiernos no tomen en consideración este tema. En Iparralde, el delegado del Gobierno galo ha mostrado su recelo ante esta iniciativa.

Por su parte, los sindicatos de la policía han reclamado más agentes y medios para hacer frente a esta situación. En Iparralde y Las Landas hay 200 policías y desde hace unos días la zona cuenta con 40 agentes más. “Es mucho más que en otros territorios así que no habrá más”, advirtió el Secretario de Estado de Seguridad. Laurent Nuñez informó de que, en lo que va de año, se ha impedido entrar en Francia a 6. 000 personas, y que esta cifra se ha disparado en las últimas semanas. En su primera visita oficial realizada hace unos días en la comisaría de Hendaia, aseguró que Francia continua colaborando de forma estrecha con las autoridades españolas y con los países de origen para limitar estos flujos migratorios.