donostia - Los ciudadanos vascos volvieron a dar el año pasado una lección de solidaridad en un ámbito de la salud que conocen muy bien, el de las donaciones. En este caso, además, en una modalidad que hasta hace bien poco era una completa desconocida para muchos de ellos. Según los últimos datos en poder del Departamento de Salud, el número de donantes de médula ósea escaló el pasado 2017 en la CAV hasta las 13.527 personas gracias a las 2.077 que se sumaron a esta cadena de vida a lo largo del año.

Un crecimiento del 27,7% con respecto al ejercicio anterior, lo que supone un récord histórico y que significa que la cifra de donantes se ha duplicado en la geografía vasca en apenas un periodo de cuatro años.

“Se ha hecho un gran esfuerzo en promocionar el mensaje de que la donación es muy importante y la respuesta de la ciudadanía ha sido excepcional”, justifica la coordinadora territorial de trasplantes, Esther Corral, desde su base de operaciones en el Hospital Universitario de Araba (HUA-Santiago). Una excelente noticia que llega unos días después del aniversario de la muerte de Pablo Ráez, el joven malagueño que se convirtió en un icono por su lucha contra la leucemia y su labor de concienciación para incrementar los registros de donantes de médula.

Corral, además, responde con un rotundo “sí” al ser cuestionada sobre si todavía existe margen de mejora. Las autoridades, incluso, recientemente rebajaron la edad máxima de los donantes potenciales de los 55 a los 40 años, con el objetivo de aumentar también la “calidad” del material. ¿Pero de qué estamos hablando? Como su propio nombre indica, la médula ósea es un tejido que se encuentra en el interior de distintos huesos, sobre todo los largos -como el fémur, las costillas o el esternón-, y que resulta indispensable para la vida.

La razón, que en ella anidan las células madre que, a su vez, son capaces de producir todas las células sanguíneas, tanto los glóbulos rojos, como los blancos y las plaquetas que cualquier persona necesita. Se trata, en definitiva, de un complejo laboratorio que, como sucede con cualquier sistema con tal nivel de sofisticación, en ocasiones resulta dañado y necesita ser reparado para volver a funcionar con normalidad. Esto sucede cuando el organismo produce de forma excesiva, insuficiente o anómala algunas de las células de la sangre ya citadas desencadenando graves enfermedades como la leucemia, el linfoma, la aplasia medular u otras patologías autoinmunes.

El trasplante de células madre sanas, uno de esos grandes milagros de la ciencia, hace posible revertir esta grave situación médica y que miles de enfermos recuperen la vida todos los días. La solidaridad de las personas donantes y también de las familias que dan el consentimiento de donar la sangre del cordón umbilical de sus recién nacidos, la otra fuente de donde pueden extraerse las células madre, es el eslabón necesario para obrar ese milagro. Gracias a todas ellas, el tiempo de espera para que una persona que lo necesita encuentre a otra compatible se ha reducido hasta los 35 días, cuando hace solo una década era el doble.

El Hospital Universitario Donostia es el centro vasco de referencia. El procedimiento que se sigue en Euskadi pasa primero por enviar información y el consentimiento informado a las personas interesadas, que generalmente suelen llamar previamente a la oficina de trasplantes (943.007.000) o escribir un correo electrónico a la dirección infodmo@osakidetza.net. Así se puede recibir toda la información sobre el proceso y, si quieren seguir adelante, firmar el pertinente consentimiento informado.

También, se aporta una pequeña muestra de sangre que ejerce como su “código de barras”, una suerte de matrícula que posteriormente entra al Registro Español de Donantes de Médula Ósea (Redmo). Cuando se encuentra un receptor compatible, algo imprescindible para que la donación llegue a buen puerto, el donante tiene que volver a dar su visto bueno para finalizar el proceso, que ya se lleva a cabo en la capital guipuzcoana.

Modalidades La extracción de médula puede realizarse posteriormente de dos formas distintas, dependiendo de las necesidades de cada caso: mediante punciones aspirativas en la cresta ilíaca, que precisa un ingreso de 24 horas en el hospital; o con aféresis, una técnica que requiere la toma de una medicación inyectable durante los cinco días anteriores a la donación. No obstante, el sistema más habitual para sanar a las personas enfermas es mediante el trasplante de sus propias células, tras ser sometidas a un necesario procesamiento. A lo largo de 2017 se registraron 157 trasplantes de este tipo, denominados autólogos -que también se realizan en Cruces y Galdakao-, por los 28 realizados entre familiares y los 24 entre personas no emparentadas: 209 en total, unos cuatro por semana.

Cuando una persona enferma necesita un trasplante y es imposible tratar sus propias células para autotrasplantarse, los especialistas buscan primero entre su propia familia, ya que la posibilidad de encontrar un donante compatible es alta, sobre todo entre hermanos. Debido a las leyes de la herencia, esa probabilidad ronda el 30%.

Sin embargo, si el paciente no encuentra dicha compatibilidad en su familia la búsqueda se inicia entre los donantes no emparentados inscritos en el Redmo y, si el resultado de nuevo es negativo, el rastreo se extiende en última instancia al registro mundial, donde ya hay 32 millones de personas dispuestas a donar: 32 millones de matrículas distintas entre las que bucear para encontrar un receptor compatible. Las autoridades vascas, en la búsqueda del mayor número posible de donantes, primarán en los próximos tiempos el boca a oreja por encima de las campañas puntuales. “Creemos más en el día a día, en insistir. Es más eficaz”, remarca Corral.

¿Qué es? La médula ósea es un tejido que se encuentra en el interior de distintos huesos, sobre todo los largos, y que resulta indispensable para la vida. La razón, que en ella anidan las células madre que, a su vez, son capaces de producir todas las células sanguíneas, tanto los glóbulos rojos como los blancos y las plaquetas que cualquier persona necesita. Cuando la médula resulta dañada y el organismo produce de forma excesiva, insuficiente o anómala algunas de las células ya citadas, el paciente necesita un trasplante para recuperar la salud.

En cifras récord. El número de donantes de médula escaló el pasado 2017 en la CAV hasta las 13.527 personas, gracias a las 2.077 que se sumaron a esta cadena de vida. Un crecimiento del 27,7% respecto al ejercicio anterior que supone un récord histórico para el territorio. La cifra de donantes se ha duplicado en Euskadi en apenas cuatro años. Gracias al crecimiento de las cifras a nivel mundial, el tiempo de espera para que una persona que lo necesita encuentre a otra compatible se ha reducido hasta los 35 días.

18-40

Franja de edad establecida actualmente para los potenciales donantes de médula ósea. La máxima era antes de 55, pero se redujo para captar un material trasplantable de mayor calidad.