Donostia - La decisión del Tribunal Constitucional de permitir la investidura de Carles Puigdemont solo si acudía en persona al Parlament, y si contaba con el permiso del Tribunal Supremo, puso muy cuesta arriba que repitiera como president de la Generalitat. El aplazamiento del Pleno de investidura -previsto inicialmente el pasado martes- que decretó el presidente de la Cámara, Roger Torrent, ante la falta de garantías para que se pudiera llevar a efecto, dejó aún con menos opciones al candidato de JxCat, sobre el que pesa una orden de detención en cuanto pise suelo del Estado español. A medida que pasan las jornadas, Puigdemont ve cada vez más lejos la luz al final del túnel, ya que a la ofensiva política en su contra, con la presión desde ERC para que se eche a un lado, se suma la ofensiva judicial, con el anuncio de que su candidatura será primero suspendida y después inhabilitada.
En medio de las especulaciones sobre la posibilidad de que Puigdemont acabe dando un paso atrás para facilitar el nombramiento de un candidato alternativo de JxCat, el presidente del Parlament, Roger Torrent, subrayó ayer que “es y continuará siendo” su aspirante a la presidencia, aunque le reclamó generosidad y advirtió de que solo convocará la sesión de investidura si tiene garantías de que la misma será “efectiva”. Emplazó además a las fuerzas soberanistas a buscar una salida al actual bloqueo, “que permita garantizar una investidura que efectivamente conlleve la toma de posesión, un gobierno y que este gobierno pueda gobernar”.
Más explícito fue el líder de ERC, Oriol Junqueras, que sugirió desde prisión un plan B para Puigdemont, combinando una presidencia “simbólica” encarnada por él con otra “efectiva” situada en Barcelona. En medio de todos estos dimes y diretes, ayer trascendió que el president cesado ha alquilado una residencia fija en la ciudad belga de Waterloo, a 30 kilómetros al sur de Bruselas. Ello alentó las especulaciones de que pretende seguir una temporada larga en el extranjero tras permanecer más de tres meses huido de la Justicia española. La prensa local informó de que se trata de un inmueble familiar de 500 metros cuadrados, seis habitaciones, tres baños, garaje para cuatro coches y una gran terraza, todo ello por un alquiler de 4.400 euros al mes. Hasta ahora, el líder de Junts per Catalunya se alojaba en el Hotel Husa President Park, cerca del centro de Bruselas.
La decisión de Torrent de dejar el Pleno de investidura para una fecha más propicia provocó el enfado mayúsculo del PDeCAT y la CUP, que en esa misma jornada tensaron la cuerda al máximo para tratar de forzar la votación. Durante el día de ayer, el PDeCAT volvió a expresar su apoyo cerrado a la candidatura del president cesado, y así el diputado en el Congreso Ferrán Bel aseguró que políticamente no hay razones para “insinuar” a Puigdemont que renuncie a sus aspiraciones, lo que sería “totalmente injusto”. El líder del partido en el Ayuntamiento de Barcelona, Xavier Trias, reafirmó por su parte su respaldo al candidato a gobernar la Generalitat: “Mi presidente se llama Carles Puigdemont. Es mi presidente y espero que lo sea muchos años”, aseveró.
Por otro lado, y tras el shock que supuso la filtración el miércoles de la conversación que mantuvo Puigdemont la víspera con el exconseller Toni Comín, en la que el primero daba el procés como finiquitado, al Gobierno español como vencedor y a sí mismo como sacrificado, el PDeCAT reaccionó ayer por primera vez de forma explícita a la difusión de esos mensajes. Fue la portavoz de Justicia en la Cámara baja, Lourdes Ciuró, quien aseguró que el expresident sigue siendo su primera opción, a pesar de la filtración. “Nosotros nos hemos presentado a las elecciones con Puigdemont como presidente, fuimos a las elecciones con un plan A y el plan A es que Puigdemont sea nuestro candidato”, insistió.
En lo que respecta a la CUP, ayer elevó el listón de su exigencia y, ante el paso de los días sin que se lleve a efecto la sesión de investidura, amenazó con no conceder los votos de sus cuatro diputados, imprescindibles para que el candidato soberanista salga elegido cuando finalmente se celebre el Pleno. La formación antisistema advirtió además a JxCat y ERC con “una campaña de denuncia en la calle”. En este sentido, la Assemblea Nacional Catalana (ANC) difundió un comunicado en el que exigió la unidad de la mayoría independentista en el Parlament para que “se lleve a cabo el Pleno de investidura como estaba previsto después de los contactos con los grupos parlamentarios, y un plan de acción unitario”. El vicepresidente de la ANC, Agustí Alcoberro, agregó que la prioridad es que el Parlament elija a Carles Puigdemont president para “restablecer la realidad previa al golpe de Estado tras la aplicación del artículo 155” de la Constitución.
Amenaza de elecciones En el lado de los constitucionalistas, el ministro de Justicia, Rafael Catalá, advirtió de que se tiene que volver a poner “el reloj en marcha” para que en el plazo máximo de dos meses haya una investidura o la convocatoria de nuevas elecciones, porque no se puede mantener “sine die” la situación actual. Al mismo tiempo, dio por hecho que Puigdemont y los exmiembros del Govern en prisión o en Bruselas serán inhabilitados en primavera para ostentar un cargo público una vez el juez del Supremo Pablo Llarena dicte auto de procesamiento por rebelión. Estas afirmaciones provocaron la airada respuesta de los grupos de la oposición, que censuraron al ministro por adelantarse, por enésima vez, a las decisiones de la Justicia.
El delegado del Gobierno en Catalunya, Enric Millo, afirmó que esta comunidad necesita “cuanto antes” un “gobierno legal y sólido que se ponga a trabajar para resolver los problemas de la sociedad catalana”. Por su parte, la líder de Ciudadanos en Catalunya, Inés Arrimadas, dijo que los mensajes filtrados de Puigdemont a Comín demuestran que no solo “se ha acabado” el procés, también su carrera política, y consideró que el independentismo “está fracturado aunque lo oculten”.
La alcaldesa de L’Hospitalet de Llobregat, Núria Marín (PSC), instó a los soberanistas a presentar una candidatura “realizable” y defendió que Catalunya necesita un president que “mire por el interés general”.