donostia - Las aguas no han vuelto a su cauce en Gipuzkoa un mes después de concluir la huelga de examinadores de Tráfico. Esta protesta sin precedentes, un pulso histórico que paralizó durante casi medio año las pruebas para obtener el carné de conducir, sigue siendo una herida abierta. Transcurrido este tiempo, los daños colaterales se multiplican. Por un lado está la desconfianza que se ha adueñado de muchos aspirantes, que han dejado de acudir a las clases ante un caos organizativo que no cesa. Por otro, la consiguiente sangría económica para las autoescuelas.
Según ha podido saber este periódico, al menos 20 de las 36 empresas que operan en Gipuzkoa y que aglutinan a un centenar de autoescuelas del territorio se han visto seriamente afectadas.
Dos de ellas han echado el cierre y la mayor parte continúa adelante gracias a líneas de crédito, expedientes de regulación de empleo y despidos. “Nuestra facturación ha bajado un 70%. Los alumnos ya no se apuntan como lo venían haciendo, o renuncian a dar clases porque han perdido la confianza y no saben ni cuándo ni cómo se van a examinar”, admite con cierta preocupación Asier Larrañaga, propietario de Urola Autoeskola, en Azpeitia.
El colectivo de examinadores de tráfico anunció el pasado 13 de diciembre en el Congreso su decisión de desconvocar los paros, a la espera de que el complemento específico de 240 euros mensuales, uno de los principales motivos que llevó al gremio a la huelga, se incluyera en los Presupuestos Generales del Estado.
Aquella decisión, todavía pendiente de ratificación, no ha traído la paz al sector. Los examinadores siguen en pie de guerra contra el Gobierno y la DGT. “Hemos propuesto varias medidas orientadas a aumentar la productividad y a conseguir mejoras laborales, pero solo hemos obtenido silencio”, censuran desde la Asociación de Examinadores de Tráfico (Asextra).
La situación de bloqueo persiste y, a pesar de que poco a poco se va recuperando la rutina de los exámenes de lunes a viernes, los aspirantes en Gipuzkoa siguen teniendo que hacer frente a una lista de espera de un mes cuando por estas fechas no debería producirse ni un solo día de demora. Según fuentes del sector, aproximadamente un millar de alumnos se quedaron en la estacada en el territorio debido a los continuos paros convocados.
A pesar de la desconvocatoria de la huelga, un 70% de los aspirantes continúan esperando fecha. “El problema es que, de tanto esperar, muchos alumnos tienen que hacer frente ahora a sus estudios académicos y están renunciando a realizar los exámenes de conducir. No entraba en sus cálculos tener que presentarse ahora”, lamenta Josean Bengoetxea, presidente de la asociación de autoescuelas de Gipuzkoa.
El martes se hizo un llamamiento para realizar un examen práctico de pista en Ficoba. Se avisó a 28 aspirantes a quienes por fin les había llegado la oportunidad. Pues bien, ocho de ellos renunciaron. Siete adujeron que están en temporada de exámenes y un octavo, que tenía apalabrado un viaje.
Se acumulan de esta manera nuevos retrasos. Hay más caos organizativo y, según discurren los días, el problema añadido de la caducidad del pago de las tasas necesarias para presentarse a las pruebas, fijada en un plazo de seis meses.
Un periodo de tiempo que está a punto de expirar en muchos casos. Las pruebas de destreza que se realizan en Ficoba esta semana, por ejemplo, si finalmente se aplazan dejarán a varios alumnos a las puertas de perder la convocatoria.
Para evitarlo tienen que aportar un justificante y pagar una tasa de nueve euros. “Es decir, no solo no han podido hacer el examen hasta ahora, sino que además les castigan por ello. Nos están avisando con tres días de antelación. La gente lo está pasando mal. Hay alumnos que tienen que pedir fiesta en el trabajo. No están teniendo ninguna delicadeza con los ciudadanos. Que me avisen hoy para examinar el jueves o viernes es una locura. Crea mucha incertidumbre. Los ciudadanos estamos pagando la nefasta gestión que hay en Jefatura”, denuncia Bengoetxea.
Los alumnos de la autoescuela Loinaz de Beasain esperan desde finales de noviembre para presentarse al examen. “La huelga ha acabado, pero desde luego que las secuelas las seguimos pagando”, asegura Aintzane Urmeneta, trabajadora del centro. “Seguimos en medio del atasco. Los alumnos están dejando de venir hasta que no se solucione definitivamente el conflicto y es algo que está teniendo una influencia directa en la forma de trabajar y enseñar. Así no se puede continuar. Esto es un desastre”, lamenta.
El titular de Urola Autoeskola también alude al impacto directo que está teniendo en su empresa un compás de espera que, por el momento, no cesa. “Existe mucha preocupación. Seguimos estando ante una situación muy incierta. En nuestro caso hemos podido salir a flote porque no tenemos mucha plantilla, pero no todos han corrido la misma suerte”, confiesa.
Tramitación paralizada Los examinadores, por su parte, aunque no llegaron a un acuerdo con la DGT, desconvocaron los paros tras obtener el compromiso de todos los grupos políticos de la oposición para llevar la demanda del complemento específico de 240 euros mensuales a los Presupuestos Generales del Estado.
Desde Asextra explican que a pesar del acuerdo firmado la tramitación está ahora paralizada. “Con toda esta situación se está demostrando que Gregorio Serrano -director de la DGT- no está dando la talla”.
Durante los casi seis meses de huelga, según informa la DGT, se han realizado en el Estado casi un millón de exámenes de conducir, la totalidad de los teóricos (509.000) y 481.000 prácticos, mientras que se aplazaron, de forma desigual en las Jefaturas Provinciales de Tráfico, un total de 219.000 exámenes prácticos de conducir.