para Elías Sagarmínaga, la edad no es ningún impedimento. Al revés. A sus 81 años, tiene las mismas ganas y energía que un chaval de 20. Le encanta el tenis y al menos tres días a la semana acude al Real Club de Tenis de San Sebastián -donde todos lo conocen y está como en casa- para seguir jugando. A muy buen nivel, por cierto. Tanto, que la semana pasada (5 de junio) se proclamó campeón de España de veteranos en la categoría de mayores de 80 años. Es el séptimo título estatal de este donostiarra nacido el 9 de septiembre de 1935 y que no tocó una raqueta hasta los 45 años.
El suyo es un caso curioso en un deporte en el que lo habitual es empezar a jugar desde pequeño. “Siempre he sido deportista. Jugaba a pelota y también a fútbol. Empecé a trabajar en la empresa Michelín en Vitoria y me destinaron a Aranda de Duero. Allí había un frontón pero ganaba fácil a pelota y me aburría, así que unos cuantos empezamos a jugar a tenis, que era un deporte que antes ni me gustaba. Empecé de cero, totalmente autodidacta, pero creo que me ayudó haber jugado a pelota antes para la rapidez, los reflejos... De Aranda me destinaron a Lasarte y seguí jugando a tenis aquí”, repasa.
Sagarmínaga solía apuntarse “a algún torneo local”, pero nunca se había planteado apuntarse a un Campeonato de España o incluso salir al extranjero a disputar algún torneo. Hasta que en 1997 le surgió la oportunidad. “Unos amigos de Valencia y Tortosa pensaron que podía hacerlo bien y me invitaron a jugar a Hamilton, Nueva Zelanda, formando el equipo español en el Campeonato del Mundo de veteranos. Había equipos muy superiores, así que en un equipo con un inexperto como yo y otros parecidos a mi nivel, pues quedamos en la zona media, pero la experiencia fue muy buena. En categoría de +60, que es la que jugué aquel año, habría unos 20 países participantes”.
el primer título, con 61 años El donostiarra disfrutó tanto que se apuntó al Campeonato de España de la categoría aquel año, proclamándose campeón. “He ganado siete títulos de veteranos en campeonatos de España y he llegado a la final otras ocho veces”, repasa. En veteranos, hay cambio de categoría cada cinco años, comenzando a los 35 hasta la de +85. Desde que comenzara a disputar torneos en 1997, con 61 años, ha logrado al menos un título en cada baremo de edad. Guarda los trofeos en cajas y algunos los regala. Además, ha jugado varios Campeonatos del Mundo por equipos en Australia, Turquía, Sudáfrica... “Este año hemos conseguido la clasificación para el Mundial, que va a ser en Miami, pero no sé si habrá dinero en la Federación Española para ir”, se resigna.
“Procuro ir a todos los torneos que puedo. A veces ganas y otras pierdes, pero lo pasamos muy bien”, añade. Y es que, más allá del resultado, el tenis y los campeonatos le ilusionan como si fuera un crío: “Me encanta. Me ayuda a mantenerme en forma mentalmente y físicamente. Estás con ilusión y ganas. Mi próxima salida es a Barcelona, a un torneo en el Polo, y ya lo estoy preparando con un montón de ilusión. Estamos jubilados, vamos mi mujer y yo y los dos felices. Mucha gente me dice: Oye qué bien estás, qué bien te conservas. Y yo les digo que es por el tenis, que me estimula”.
Sagarmínaga dice que es “autodidacta” en el deporte de la raqueta: “A alguna clase he ido aquí, en el club de tenis, pero pocas. La gente se queda sorprendida con mi estilo a la hora de jugar, porque soy ambidiestro, pego la derecha y el revés igual, con una mano. Supongo que será por haber jugado a pelota. Es verdad que es raro empezar a jugar tan tarde, no hay muchos casos como el mío. La gente, cuando me ve jugar por primera vez, dice: Este a dónde va con ese estilo”.
Hay casos, aunque no abundan, de extenistas profesionales que siguen jugando en veteranos, como Rafa Ruiz, José María Gisbert o el colombiano Jairo Velasco. Sagarmínaga recuerda una anécdota frente a un exprofesional de la raqueta: “En un Mundial en Tarragona me enfrenté a un sudafricano que en su momento había jugado la Copa Davis. Tenía un golpe terrible y cada vez que le dejabas una bola clara, te machacaba, pero se había dejado un poco y había cogido barriga. Así que le hacía dejadas, le movía... estaba furioso porque no podía. Al final le gané porque le hice correr”.
dos años lesionado Este veterano tenista donostiarra no se ha librado de las lesiones: “Me he operado la rodilla derecha y también el hombro derecho”. Esta última lesión es la que más guerra le dio, pero él no cejó en su empeño de regresar a las pistas: “Fue cuando tenía 74 años, creo. Tenía roto el supraespinoso (músculo del hombro). El médico de la seguridad social me dijo que con mi edad estaba mejor jugando una partidita de cartas y tomando una cervecita y no dio la autorización para operarme. Pero yo quería jugar a tenis. Al final me dieron la autorización por medio del seguro del tenis. Me operé y estuve dos años pasados sin jugar”.
Con este afán de superación y una ilusión por el tenis intacta, Elías Sagarmínaga -que suele jugar tres días a la semana en el tenis de Ondarreta- no se pone fecha de caducidad: “Conozco a uno, Francisco Guillén, que sigue jugando con 91 años. Es el más veterano. Mira, no puedes dejar espacio en tu vida para que entre la depresión, el descontento... tienes que hacer cosas que te ilusionen y te estimulen. Después de Barcelona me pondré a pensar en los siguientes torneos. Mientras pueda, adelante”.