Juan Kruz Mendizabal deja el cargo de vicario general, el segundo que lo hace con Munilla
Desde el obispado se explica la decisión en que se va a tomar un “año sabático”
donostia - Desde la llegada de José Ignacio Munilla a la diócesis de Donostia, la Iglesia guipuzcoana no gana para sustos. El último, la renuncia del vicario general Juan Kruz Mendizabal, Kakus. Abandona su cargo, el segundo en la jerarquía de la diócesis, así como su responsabilidad pastoral en la parroquia de San Ignacio de Gros. Como toda explicación para argumentar esta nueva dimisión en la cúpula del obispado, la necesidad que tenía el dimisionario de disfrutar de un “año sabático”.
Fuentes internas de la Iglesia guipuzcoana consultadas por este diario reconocen su perplejidad tanto por la noticia como por la razón expresada para explicarla. Y es que en el obispado guipuzcoano llueve sobre mojado. Hay que recordar que al tercer año del mandato de Munilla, Joseba González Zugasti también dimitió como vicario general. La decisión fue sorprendente por cuanto se consideraba que González era una persona afín a la doctrina conservadora de Munilla. Pese a que desde el obispado se trató de rebajar la decisión a una cuestión ordinaria, fuentes internas aseguraban que entre Munilla y González las desavenencias eran constantes, con discusiones que traspasaban las paredes.
Para ocupar el vacío de González, Munilla nombró a Mendizabal, que hasta entonces se había ocupado de la vicaría pastoral, el siguiente cargo en el escalafón. Se da la paradoja de que Mendizabal fue uno de los firmantes del documento crítico con el nombramiento del actual obispo que suscribieron la inmensa mayoría de sacerdotes de la diócesis.
Mendizabal, de 52 años, es un sacerdote muy conocido tanto entre la comunidad cristiana guipuzcoana como en la sociedad donostiarra, sobre todo en la Parte Vieja, por su vinculación a la iglesia de San Vicente.
Con esta nueva renuncia, tras Munilla, el siguiente en la jerarquía de la iglesia de Gipuzkoa es Juan Mari Olaetxea, vicario pastoral, que llegó a este cargo tras ocupar Mendizabal la vacante dejada por Joseba González.
Sea como fuere, la renuncia supone un nuevo quebradero de cabeza para Munilla, que desde que llegó a la diócesis del territorio se ha visto envuelto en incontables polémicas, tanto por su discurso ultraconservador, que le ha enfrentado en diversas ocasiones con cargos políticos e institucionales, como internamente, donde el descontento de la mayoría de sacerdotes como de la mayoría de la comunidad de base con el rumbo de su obispado es indisimulable.- N.G.
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