donostia - Aunque aún resta por formalizar lo más trascendental, la gestación de un acuerdo, a priori con la CUP, para investir de nuevo president a Artur Mas, el quehacer cotidiano en el Parlament de Junts pel Sí presentará no pocas trabas internas ante la diversidad de una formación donde la suma de diputados republicanos e independientes supera en número al total de representantes de Convergència. Mientras sendas planchas independentistas ponen sobre la mesa sus condiciones para alcanzar un pacto que posibilite cumplir con la hoja de ruta hacia la secesión, a un ritmo seguramente menor del ansiado, fue el propio Mas quien tras la resaca electoral adelantó que en su pensamiento y libreta ya está en marcha el Ejecutivo transversal que lleve adelante el procés, con retos de gran magnitud: para empezar, las votaciones que decidan la Mesa de la Cámara catalana, incluida la presidencia que, fruto del consenso entre CDC y ERC, recaería en un miembro del partido encabezado por Oriol Junqueras. El resto de la Mesa obedece tradicionalmente a ententes entre grupos pero la fragmentación resultante de las urnas y la necesidad de JxSí de apoyarse en el partido que abandera Antonio Baños acrecienta la complejidad de las decisiones. Más previsible parece la organización interna de la candidatura, con una presidencia propuesta por Convergència y un portavoz de ERC, al tiempo que el Govern estaría presidido por Mas, una vicepresidencia recaería en manos republicanas, y el porcentaje de conselleries sería de seis a cuatro a favor de los convergentes, si bien al tratarse de un gobierno de concentración habría cuota de independientes. Todo, claro está, si la CUP, ablandada por la imputación ante la Justicia por el 9-N, da su brazo a torcer en torno a la figura del actual president en funciones.
Falta también por dilucidar qué ocurrirá con la disciplina de voto. Mientras en CDC se da por descontado que, salvo en cuestiones de conciencia ética, todos los diputados de Junts pel Sí votarán lo mismo en cada caso, son los citados independientes quienes abogan por gozar de libertad en aquello que no figura explícitamente en el programa y sea votado en la Cámara, de ahí que desde Convergència esperan dirigir la batuta en la iniciativas parlamentarias para taponar posibles fugas y disensiones que den munición a la oposición constitucionalista. En cifras, de los 62 escaños obtenidos por la formación tricéfala, 30 pertenecen o fueron escogidos por Convergència Democràtica de Catalunya, 21 fueron designados por Esquerra Republicana y 11 participaron como independientes, que encabezaron cada una de las cuatro listas procedentes desde las plataformas soberanistas de la sociedad civil, resultando finalmente electos cinco por Barcelona y dos por cada una de las otras provincias. Sería de lógica que Raül Romeva, que aceptó ser bandera de la candidatura poniendo cara y voz en los debates, ocupe una plaza destacada tras su larga trayectoria en la Eurocámara, donde demostró su tenacidad cuando representaba las siglas ecosocialistas, y no son pocos quienes le señalan como alternativa a president si la opción preferente de Mas resulta inviable, antes de verse en la tesitura de convocar nuevas elecciones. Ahora bien, serían todavía más simbólicas las bazas de Carme Forcadell y Muriel Casals por su papel de impulsoras del independentismo a pie de calle.
A ellos se une Eduardo Reyes, líder de Súmate y con predicamento como representante de aquellos que como inmigrantes españoles han acabado abrazando la secesión; así como el catedrático de Economía Financiera de la Universitat Pompeu Fabra, Oriol Amat, de quien en las horas previas al 27-S se filtró una entrevista a una radio alemana donde apuntaba a una negociación factible con Madrid que congeló a las filas soberanistas. Completan la relación Germà Bel, catedrático de Economía que ejerce de independiente relativo, ya que fue diputado del PSOE en el Congreso de 2000 a 2004 y antes asesoró al Gobierno de Felipe González; Montserrat Palau, doctora en Filología Catalana y profesora en la Universitat Rovira i Virgili; Josep Maria Forné, director de los Serveis Territorials de Benestar i Família en Lleida y expresidente de los bancos de alimentos de Catalunya; la abogada Carmina Castellví, miembro de la Asamblea Nacional Catalana (ANC) en el Pallars Sobirà; el afamado cantautor Lluís Llach, y la exentrenadora y actual directiva del club de baloncesto Uni Girona, Anna Caula.
En el bando de Convergència irrumpen como rostros más conocidos, Mas aparte, la vicepresidenta del Govern y consellera de Benestar Social, Neus Munté, a quien el president escogió precisamente por este perfil; Jordi Turull, que presidía el grupo parlamentario de CiU en el Parlament; y el coordinador general de CDC, Josep Rull. A ellos acompañarán por Barcelona la alcaldesa de Vilanova i la Geltrú, Neus Lloveras; la portavoz de CDC, Marta Pascal; el vicesecretario de coordinación institucional del partido, Lluís Corominas; dos consellers del último Govern, Irene Rigau (Ensenyament) y Germà Gordó (Justícia); el secretario de Universitats y miembro de Demòcrates de Catalunya, la escisión de Unió, Antoni Castellá; Anna Figueras; David Bonvehi; la alcaldesa de Calella, Montserrat Candini; Maria Senserrich; el alcalde de Molins de Rei, Joan Ramon Casals; y el exdirector general de Comunicación de la Generalitat, Jordi Cuminal. Por Tarragona consiguieron asiento el alcalde de Valls, Albert Batet; la concejal de Bienestar Social en Reus, Montserrat Vilella; el senador Jordi Sendra y la teniente de alcalde de Urbanismo de Tortosa, Meritxell Roigé. Por Lleida aparecen el regidor de la Seu d’Urgell, Albert Batalla; la diputada Violant Cervera; el alcalde de Mollerussa, Marc Solsona; el regidor de Albesa, Antoni Balasch; y la diputada del Parlament Ramona Baruffet. Por Girona, el alcalde gerundense y presidente de la Associació de Municipis per la Independència (AMI), Carles Puigdemont; la concejal de Maçanet de la Selva, Natàlia Figueras; el alcalde de Besalú, Lluís Guinó; el de Ripoll, Jordi Munell; y la exalcaldesa de Vilademuls, Dolors Rovirola.
Por parte de ERC, Junqueras lidera una relación de nombres que incluye a la secretaria general de la formación, Marta Rovira, y a la portavoz del grupo, Anna Simó, mientras que el exdiputado del PSC, Toni Comín, miembro de la Associació Socialisme Catalunya i Llibertat, entró como independiente a propuesta republicana. A ellos se unen Chakir El Homrani, concejal de Granollers; Oriol Amorós, diputado desde 2003; el portavoz adjunto en la última legislatura, Pere Aragonés; la diputada Alba Vergés y su compañero en la Cámara Marc Sanglas; amén de Magdalena Casamitjana, exmilitante del PSC, exalcaldesa de Roses y presidenta de Moviment d’Esquerres (MES); y Gerard Gómez del Moral, portavoz de las juventudes republicanas. Por Tarragona entraron Ferran Civil; el secretario general adjunto Lluís Salvadó y Teresa Vallverdú. Por Lleida, tres alcaldes: Bernat Solé (Agramunt), Montserrat Fornells (Vilanova de l’Aguda) y David Rodríguez (Solsona). Finalmente, por Girona, el regidor de Sarroà de Ter, Roger Torrent; Dolors Bassa, secretaria general de UGT en esta provincia; Sergi Sabría, presidente del Consell Nacional d’Esquerra; y Jordi Orobitg, concejal en Lloret de Mar.
Sin grupo de CiU después de 35 años ni necesidad de cumplir a machamartillo con la disciplina interna, tocará comprobar si, como anunció Romeva, en todos los aspectos ajenos a la transición hacia la desconexión todo el mundo dispondrá de la ocasión de “votar lo que quiera”, revirtiéndose, por ejemplo, procesos de privatización del anterior Ejecutivo. Junts pel Sí se compromete, eso sí, a fijar prioridades en la gestión diaria, aparcando cuestiones relacionadas con el ámbito ideológico. Fue el cabeza de lista quien ejemplificó que, personalmente, eliminaría, entre otros, los peajes, aunque ello dependería de si la Generalitat podría prescindir de tales ingresos y del nivel de recursos del Estado para infraestructuras. Y es que aunque en el discurso público se descarten grietas, la tentación puede ser alta, tanto para suscribir el acuerdo final con la CUP que permita la gobernabilidad como cuando este pueda ser ya un hecho. “Hay mucha gente válida en el país para reducirlo todo a que si no es Mas, fracasa el proceso”, se ha cansado de recordar Baños.
¿reedición en las generales? Otra de las incógnitas a despejar reside en si Junts pel Sí hará piña también de cara a las elecciones generales del 20 de diciembre. Fue Junqueras quien en la entrevista a este diario previa a los comicios precisó que “no sería bueno prolongar la excepcionalidad”, y ahora toca analizar si los guarismos, notables pero algo lejos de la mayoría absoluta en solitario, invitan a reeditar la fórmula, que por otra parte podría servir para remarcar la victoria independentista. Trasladando los resultados del 27-S, algo improbable por la alta participación (77%) y porque en unas elecciones al Congreso siempre salen favorecidos los partidos estatales en perjuicio de los soberanistas, la lista de Mas y Junqueras alcanzaría un grupo poderoso de 26 de los 47 escaños catalanes que se reparten, cifra nada desdeñable, muy superior a la de 2011, cuando CiU y ERC firmaron su mejor resultado conjunto en toda la democracia, con 16 y 3 actas, respectivamente. Ese récord quedaría pulverizado gracias al hundimiento de socialistas y populares, que de 14 y 11 parlamentarios pasarían a cinco y tres. El subidón de Ciudadanos le daría ocho asientos en la Cámara baja, mientras que la coalición de Podemos, ICV y EUiA se llevaría tres, y la CUP dos. Un motivo más de preocupación para Mariano Rajoy.
52% de CDC; 48% de ERC. A la espera de que la CUP dé su brazo a torcer con Mas, CDC y ERC trabajan ya en un reparto de poder donde los convergentes tendrían el 52% de los cargos, y los republicanos el 48%. No se descarta que cada uno de los partidos ceda alguna consejería a alguno de los independientes que se sumaron a la lista. Convergència quiere mantener a la vicepresidenta y al consejero de Interior, ambos en funciones, Neus Munté y Jordi Jané, respectivamente, que son bien vistos por la formación de Junqueras. Una de las fórmulas que analiza ERC para intentar controlar el día a día de todos los departamentos es que las consejerías de Convergència tengan altos cargos republicanos y viceversa.
junts pel sÍ
Reparto de fuerzas. Convergència aporta 30 de los 62 diputados de Junts pel Sí elegidos en las urnas el pasado 27-S. Esquerra Republicana de Catalunya nombró a 21, y 11 fueron incluidos en las listas como independientes.
ESCAÑOS 62