La marea rosa fue la más feliz en la rampa
los numerosos aficionados sanjuandarras celebraron a lo grande el triunfo de su trainera en la regata femenina
la marea rosa tiñó de alegría la rampa del muelle donostiarra. Los numerosos aficionados sanjuandarras presentes en los alrededores de Urgull festejaron con bullicio la victoria de sus bateleras en la prueba femenina y el primer puestos de sus remeros en la tanda de consolación. Y lo hicieron acompañados durante muchos minutos de la hinchada de San Pedro, exultante por su regreso a la Olimpiada del Remo, compartiendo incluso música de la charanga y algún que otro baile. Las dos aficiones pasaitarras celebraron a lo grande y en buena armonía su presencia en la bahía, aunque no faltaron las pullas. Si en la primera jornada una pancarta sanpedrotarra reclamaba a los vecinos Menos cartera y más cantera, la réplica llegaba ayer con otra que decía que El problema no es el dinero, sino el trato dado a los remeros.
Los sanjuandarras fueron la afición más generosa con la tela. Una bandera gigante envolvió la fachada del edificio del faro de Santa Clara, y otras más modestas lanzaron mensajes de ánimo a sus remeros. Junto al rosa y el morado también destacó el amarillo, como siempre en La Concha.
Con las fiestas de Hondarribia ya terminadas y la Ama Guadalupekoa en un momento de forma espectacular, los aficionados hondarribiarras se dejaron notar más que nunca en los alrededores de la bahía de La Concha. Los seguidores bidasotarras tenían motivos para pensar en celebrar un nuevo triunfo esta temporada, pero no pudo ser. Los hondarribiarras, no obstante, sí estuvieron ahí para consolar a sus remeros y agradecer su esfuerzo.
La afición de Urdaibai, por el contrario, no fue tan numerosa como otros años, e incluso pareció más tímida de lo habitual en sus tradicionalmente ruidosas celebraciones.
Tampoco faltaron los ánimos de la afición de Zumaia, que nunca falla a sus remeras, ni de la creciente hinchada de Hibaika. Los arraunzales dieron color a una mañana gris que repartió penas, alegrías y tan solo dos banderas. - N.G.
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