Oviedo - La bioquímica estadounidense Jennifer Doudna dijo ayer estar “emocionada” por la concesión del Premio Princesa de Asturias de Investigación Científica y Técnica 2015 por desarrollar una tecnología que permite la edición de genes y la manipulación de ácidos nucleicos con gran precisión.

“Este premio subraya la importancia de la ciencia en la sociedad y para ayudar a mejorar la condición humana. Ojalá (este galardón) inspire el trabajo de la siguiente generación de científicos”, comentó la investigadora, que trabaja en la Universidad de California (EEUU), tras conocer la noticia. Doudna y la bioquímica francesa Emmanuelle Charpentier, con quien comparte el premio, son pioneras en aplicar una técnica denominada CRISPR-Cas9, que actúa como una tijera molecular para cortar y sustituir con gran precisión letras de ADN. “Esta tecnología será usada en el futuro para tratar e incluso curar enfermedades genéticas. También contribuirá a acelerar el ritmo de la investigación biológica y permite rápidos avances en los campos de la biología sintética y agrícola”, explicó Doudna.

“una revolución” Los 19 miembros del jurado concedieron por unanimidad el premio y destacaron la “revolución en biología molecular” lograda por las dos bioquímicas. El trabajo de estas investigadoras abre una gran esperanza a la terapia génica y al tratamiento de enfermedades como el cáncer, la fibrosis quística o el Síndrome de Inmunodeficiencia Severa Combinada.

Charpentier (Juvisy-sur-Orge, Francia, 1968), bioquímica y microbióloga especializada en virus, es una de las investigadoras más innovadoras en el ámbito de la terapia genética que en 2002 estableció su propio grupo de trabajo y ha estado vinculada a distintas universidades de Austria y Alemania.

Jennifer Doudna (Washington DC, 1964), doctorada en Química Biológica y Farmacología Molecular en Harvard, es profesora en la Universidad de California en Berkeley, donde dirige la División de Bioquímica, Biofísica y Biología Estructural. La candidatura de estas dos investigadoras fue propuesta por el presidente del Comité Científico para la Investigación en la Antártida (SCAR), Jerónimo López Martínez, se impuso con claridad a las 38 candidaturas restantes.

Ambas investigadoras estudiaron la forma en que determinadas bacterias se defienden de los virus que las infectan, destruyendo el ADN de los mismos tras reconocer algunas de sus características específicas. A partir de estos avances unieron sus esfuerzos con una visión innovadora que les ha permitido desarrollar el sistema CRISPR-Cas, que permite eliminar, activar, inactivar, incluso corregir, cualquier gen, dando lugar a diversas aplicaciones tanto en investigación básica como en agricultura, ganadería y biomedicina.

La neurobióloga Mara Dierssen Sotos, que ha formado parte del jurado, calificó de “revolucionaria” la técnica desarrollada por las bioquímicas galardonadas. Para esta estudiosa de las bases genéticas de la discapacidad, su técnica para editar el genoma ha supuesto un “avance sin parangón” para los que, como ella, trabajan en el ámbito de la biología molecular, la neurociencia, el cáncer o las enfermedades raras.

Por su parte, el paleoantropólogo Juan Luis Arsuaga, codirector de las excavaciones de Atapuerca, señaló que la técnica que han desarrollado ambas expertas puede servir “para devolver a la vida, o resucitar especies extinguidas”. Aunque no es una aplicación que haya sido destacada a la hora de conceder el galardón, Arsuaga precisó que en el campo en el que trabajan las premiadas podría servir “para modificar el genoma de una especie viviente insertando los genes de su pariente fósil”. - Efe