donostia - Los casos de apropiación indebida de recursos económicos de personas mayores siguen aumentando en Gipuzkoa. Durante el año pasado se registraron en el territorio 38 situaciones en las que se constató que "se estaba registrando un maltrato económico claro", según la información remitida ayer a este periódico por la Fundación Hurkoa, entidad referente en el territorio en la atención a este colectivo que cuenta con algún tipo de discapacidad.

Por lo general, son terceras personas las que se aprovechan de esta situación valiéndose de la dificultad de las víctimas para manejar sus propios recursos. No son situaciones fáciles de detectar. En muchos casos, ni siquiera las personas mayores son conscientes de que están siendo maltratadas, una vez perdida la capacidad de control de su economía y patrimonio. "Nos han llegado varios casos de usuarios de residencias cuyo patrimonio está siendo gestionado por terceras personas. Nosotros nos enteramos cuando comienzan a sucederse los impagos en la residencia. El centro de atención pasa el recibo a la familia, pero este siempre viene de vuelta. Ocurre porque alguien se está quedando con los ingresos de esa persona, y al final la víctima no cuenta ni con recursos para pagar sus gastos personales", explica Susana Montesino, directora del Área Tutelar de Fundación Hurkoa.

El número de casos va creciendo en los últimos años. Este periódico ha tenido acceso a los datos de la memoria de 2013. Del total de 529 personas atendidas por esta entidad el año pasado, se detectó falta de apoyo familiar en 224 casos, y un preocupante "descontrol de la situación económica" en otros 62.

La situación más flagrante viene de la mano de la experiencia vital de otros 38 ancianos, cuya casuística resume la directora: "Son casos en los que hemos podido comprobar que había alguien autorizado para llevar las cuentas, o en posesión del PIN, con el que sacan el dinero. No solo extraen los pocos ahorros que tiene esa persona sino también sus ingresos mensuales, siempre en propio beneficio, impidiendo que el propietario pueda pagar la factura residencial o el alquiler de su casa".

Ni siquiera desde el punto de vista legal están las cosas claras a la hora de imputar una supuesta actividad delictiva. El problema radica en que, frecuentemente, la persona mayor dio en su día autorización al familiar para llevar las cuentas, a pesar de que este acabe haciendo un mal uso de ellas. "Por todo ello, es difícil no solo poner una denuncia, sino reclamar y conseguir la devolución de ese dinero", sostiene Montesino. Son 38 episodios catalogados como de maltrato económico, casos llamativos que no son más que la punta del iceberg de un problema cuya dimensión real se desconoce, y que se va conociendo mediante un goteo de casos.

personas abandonadas La memoria también recoge que otras 25 personas mayores de Gipuzkoa vivían el año pasado en una situación prácticamente de abandono debido a la falta de atención de terceras personas. "Quizá no sea un maltrato intencionado, pero sí fruto de una mala actuación. En ocasiones ocurre por propio desconocimiento o agotamiento del cuidador de personas con alguna demencia. Las víctimas son personas en soledad porque el entorno les ha dejado. Frecuentemente es un entorno de parentesco lejano".

Según un estudio elaborado por el Gobierno Vasco en 2010, los malos tratos afectaban a cerca de 5.000 mayores de 60 años, el 0,9% del total de este colectivo. Además de las 5.000 personas que en su momento declararon haberlos sufrido, se apreció sospecha de su existencia en un 1,5% adicional de los casos -más de 8.000- con lo que el maltrato a mayores en la CAV podría afectar a 13.000 ancianos.

Desde Hurkoa reconocen que aportar cifras en torno a esta realidad resulta muy complejo ya que a las víctimas que no son conscientes de su situación se suman las que no quieren reconocerlo "por vergüenza". "Si el maltrato infantil o el de género ocurre de puertas adentro, el que sufren las personas mayores aún mucho más. En el entorno escolar se pueden detectar situaciones. También una mujer, salvo que esté secuestrada, tiene más posibilidades para moverse. Pero las personas mayores están mucho más limitadas en su contacto con el exterior. Es mucho más oculto de lo que pueda parecer", aseguran. Las instituciones se muestran preocupadas por una realidad que, reconocen, no saben cómo abordar.

en riesgo. No es un dato nuevo, pero sigue siendo llamativo, de ahí el nuevo protocolo. Según un estudio del Gobierno Vasco de 2010, el maltrato a mayores podría afectar a 13.000 vascos.