El papa Benedicto XVI dijo ayer ante 200.000 personas que el Señor le ha llamado a dedicarse todavía más a la oración y a la meditación, lo que hará "de un modo más adecuado a mi edad y fuerzas".

Antes de hacer efectiva su renuncia al Pontificado este próximo jueves, Benedicto XVI rezó su último Ángelus en una abarrotada Plaza de San Pedro, en la que se congregaron miles de fieles, peregrinos y turistas, que quisieron despedirse del pontífice alemán y que incluso ocupaban la via de la Conciliazione y otras calles adyacentes a la plaza.

Puntual como de costumbre, a las doce del mediodía, la ventana del apartamento papal se abrió y por ella se asomó Benedicto XVI para bendecir a los asistentes y proceder con el Ángelus, lo que desencadenó una enorme ovación que el propio pontífice interrumpió con un sencillo "gracias". El Papa, emocionado, fue interrumpido varias veces con aplausos de la multitud durante su alocución a los fieles.

Benedicto XVI, que en dos meses cumplirá 86 años, se refirió a su retirada "al monte" (Tabor) pero quiso aclarar que esto "no significa abandonar la Iglesia, es más, si Dios me pide esto es porque yo podré continuar sirviendo con las mismas condiciones y el mismo amor con el que lo he hecho hasta ahora, pero de un modo más adecuado a mi edad y a mis fuerzas".

La lluvia que estos días cae en Roma dio una tregua y brilló el sol, un detalle sobre el que bromeó el Papa, asomado a la ventana del apartamento del Palacio Apostólico.

Benedicto XVI eligió para este segundo domingo de Cuaresma el pasaje del Evangelio sobre la Transfiguración del Señor del evangelista Lucas, en el que relata cómo Jesús se transfiguró mientras rezaba en una especie de retiro espiritual en el monte Tabor junto a Pedro, Santiago y Juan.

enseñanza Al meditar sobre este pasaje del Evangelio "podemos extraer una enseñanza muy importante", dijo. En primer lugar, la primacía de la oración, sin la cual todo el compromiso del apostolado y de la caridad se reduce a activismo, sostuvo.

En Cuaresma "aprendemos a dar su debido tiempo a la oración, tanto personal como comunitaria, que da aliento a nuestra vida espiritual", aseveró el Obispo de Roma.

"La oración no es aislarse del mundo y de sus contradicciones, como en el monte Tabor hubiera querido hacer Pedro, pues la oración reconduce al camino, a la acción", aseveró.

"La vida cristiana -que escribí en el Mensaje para la Cuaresma- consiste en un continuo subir a la montaña para encontrarse con Dios, para después descender llevando el amor y la fuerza con el fin de servir a nuestros hermanos y hermanas con el mismo amor de Dios", agregó.

Después, el Sumo Pontífice, que empezó a decir adiós a los fieles con este acto, aunque su despedida oficial será el próximo miércoles, saludó a los peregrinos en siete lenguas y finalmente se retiró a su aposentos. La ventana del apartamento papal se cerró y los congregados fueron, poco a poco y en medio de grandes medidas de seguridad, abandonando la plaza. Los peregrinos pudieron seguir al Papa gracias a cuatro enormes pantallas situadas de forma estratégica en la Plaza de San Pedro.

Aunque muchos romanos se acercaron a despedir a su también Obispo de Roma, en la Plaza de San Pedro se congregaron personas de diferentes países. Se podía escuchar Cielito Lindo entonado por unos mexicanos con trajes típicos de Yucatán, mientras militantes de Acción Católica recitaban el rosario. "Santidad te agradecemos por tu pontificado", se leía en una pancarta que portaban unos cincuenta ecuatorianos de la Comunidad de San Mario. En el centro de la plaza, otro grupo de jóvenes italianos entonaban cánticos muy rítmicos y alegres sentados en el suelo.

El último Ángelus del Papa estuvo lleno de emoción pero también de energía, de la pasión que aportaban los gritos de los jóvenes que se acercaron a la plaza para despedir a Ra-tzinger. Era el caso de un grupo de chilenos que con banderas de su país no pararon de animar y de lanzar mensajes de apoyo al pontífice para "agradecerle su coherencia y su deseo de crear una iglesia mejor", explicó Fernando Tapia, miembro de la Comunidad de Católicos de Chile.

El papa Benedicto XVI, después de su último Ángelus al frente de la Iglesia, publicó lo que algunos afirman que será su último tuit y en el que pudo leerse "en este momento particular os pido que recéis por mí y por la Iglesia confiando como siempre en la providencia de Dios.