Donostia. "Calculamos que, más o menos, el precio del paquete de tabaco se ha duplicado en diez años". Quien afirma esto es José Luis Duo, vicepresidente de la Asociación de Estanqueros de Gipuzkoa, colectivo que ha vuelto a afrontar con el año nuevo la típica subida de precios. Las principales tabaqueras han aplicado aumentos de entre 15 y 20 céntimos por paquete de cigarrillos, lo que sitúa ya el gasto medio de un fumador habitual en torno a los 1.600 euros anuales.

A esto se suma la caída en las ventas por unidades. En el último año se ha situado en torno al 13% -a noviembre de 2012, según los datos estadísticos del Comisionado para el Mercado de Tabacos-. Descensos similares se vienen repitiendo desde 2006, curiosamente el año que entró en vigor la primera ley que restringía el consumo de tabaco. "Entonces se notó mucho, sobre todo porque se prohibió fumar en los lugares de trabajo", recuerda Duo.

La crisis económica, por supuesto, no ha contribuido a paliar estas continuas caídas, acuciadas por otro nuevo cortapisas normativo que llegó con la reforma de la Ley Antitabaco el 1 de enero de 2011, eliminando el humo de los cigarrillos de todo espacio público. "Tampoco en las bodas se podía fumar. La venta de puros se desplomó", apostilla.

casi cinco euros Y suma y sigue. La última puntilla llegó hace solo unos días. Según una resolución del citado Comisionado, el precio de marcas tan conocidas como Winston, Camel y Gold Cost se ha encarecido en 15 céntimos. Una subida que se une a la aprobada por Altadis y Philip Morris para sus marcas (Fortuna, Ducados, Marlboro y L&M, entre otras). Estos incrementos derivados de los movimientos de las compañías tabaqueras, unidos a ciertos aumentos en la fiscalidad, han hecho que el presupuesto anual de los fumadores habituales se incremente este año en 72 euros de media.

Los fumadores de largo recorrido son los que más han notado el encarecimiento constante del tabaco, que en los últimos diez años supera ampliamente el 100%, según los datos publicados en el BOE sobre los precios de venta al público. No en vano, un paquete de Malboro (uno de los de mayor precio) que en 2002 costaba 1,95 euros, tras la última subida aplicada en enero tiene un precio ahora de 4,65 euros.

incluso en behobia En este contexto, el consumidor de tabaco tiende a buscar marcas más baratas como remedio para hacer frente al encarecimiento de este hábito. En realidad, la gente que deja de fumar, según sostiene Duo, "es muy poca".

"Lo habitual es que controlen el consumo, de uno a medio paquete por ejemplo, y, si no, se pasan a la marca más barata o al de liar", afirma el vicepresidente de la Asociación de Estanqueros de Gipuzkoa, quien calcula que la caída en las ventas de tabaco en esos diez años en los que se ha duplicado su coste puede rondar "el 30%", en general.

De forma más precisa, se puede afirmar que en el caso de los paquetes de cigarrillos -el Comisionado registra también datos sobre la venta de cigarros y picadura de liar y de pipa-, ateniéndonos a los datos del Comisionado, desde el 1 de enero de 2006 al 1 de enero de 2012, esa cifra se sitúa en torno al 46% de descenso.

De todos modos, el descenso en la demanda por parte de los consumidores no ha sido igual en todo el territorio. Duo aclara que en Gipuzkoa se está notando mucho en los últimos años las trabas que el Gobierno francés ha puesto para que a sus súbditos no les sea tan fácil comprar tabaco más barato al otro lado del Bidasoa. "El volumen de venta de la frontera es muy grande y allí sí que está habiendo diferencia, se ha notado mucho más la bajada de las ventas por el mayor control en Francia", especifica.

Los impuestos son otro de los factores que se tornan en contra de la expansión de este hábito. El Ministerio de Hacienda ha elevado el impuesto especial que grava el consumo de tabaco desde el 1 de enero de 2013, estableciendo un sistema de doble impuesto mínimo, de tal forma que las cajetillas de 20 cigarrillos que se vendan por debajo de 3,77 euros serán gravadas con una fiscalidad mayor. "Menos supondría venta-pérdida, por lo que ningún fabricante va vender por debajo", sentencia Duo.

Y es que "el 80%" de la venta de tabaco son impuestos que van directamente a las arcas públicas, frente al 20% restante que se reparten "fabricantes, mayoristas, minoristas, estancos..." "Así que hacemos lo que podemos", afirma Duo, quien no esconde que las subidas del tabaco no suelen ser bien recibidas por la clientela.