La libertad de Ali Agca devuelve a la actualidad el atentado a Juan Pablo II
CIUDAD DEL VATICANO. La salida de la cárcel el próximo lunes de Ali Agca, el terrorista turco que estuvo a punto de matar en 1981 a Juan Pablo II, devuelve a la actualidad un atentado sobre el que se han escrito ríos de tintas y que, según ha mantenido siempre el Vaticano, no se produjo por "casualidad".
Agca, que a lo largo de los 29 años transcurridos se encargó de confundir con declaraciones contradictorias, guarda muchos secretos.
Según dijo recientemente el magistrado italiano Ferdinando Imposimato, que investigó lo ocurrido en la tarde del 13 de mayo de 1981 en la plaza de San Pedro del Vaticano, "sabe todo sobre los servicios secretos que estuvieron detrás del atentado".
En 2006, el presidente de la comisión parlamentaria italiana que investigaba el llamado "caso Mitrojin" (sobre los espías que trabajaron para el KGB soviético) Paolo Guzzanti, detrás del atentado estuvo el servicio de espionaje militar de la extinta Unión Soviética (URSS) y los servicios secretos de la Alemania del Este y de Bulgaria, la llamada "pista búlgara".
Guzzanti afirmó que su comisión consideraba que los dirigentes de la URSS "tomaron la iniciativa de eliminar al Papa Wojtyla y la transmitieron al GRU -el servicio secreto militar- para que adoptara todas las operaciones necesarias para realizar un delito de una gravedad única".
El diario vaticano "L'Osservatore Romano", por su parte, siempre ha mantenido que lo que ocurrió aquella tarde no se puede considerar que fue por "casualidad", ya que para muchos Juan Pablo II, el Papa polaco que jugó un papel de primera línea en la caída del comunismo, era un Pontífice "molesto", al que muchos deseaban "quitarle de en medio, aunque no lograron callarle la voz".
El atentado se produjo cuando Karol Wojtyla celebraba la audiencia pública de los miércoles en la plaza de San Pedro.
De entre los miles de presentes se alzó la mano de Agca, que le disparó varios tiros. Uno le alcanzó el abdomen y otro resbaló.
Trasladado inmediatamente al policlínico Gemelli de Roma casi desangrado, el Papa fue sometido a una delicada operación y salvó la vida.
Juan Pablo II siempre mantuvo que se salvó gracias a la Virgen de Fátima, cuya festividad se celebraba ese día, y afirmó que una mano disparó (la de Agca) y otra (la de la Virgen) desvió las balas.
El atentado, según el Vaticano, ya fue anunciado por la Virgen de Fátima a los pastorcillos portugueses a los que se apareció en 1917.
En el año 2000, durante la última visita del Papa Wojtyla al santuario portugués, que visitó en tres ocasiones, ordenó que se desvelase el llamado "Tercer secreto de Fátima", que según la Santa Sede se refiere a los tiros disparados por Agca.
El turco, que fue detenido inmediatamente y condenado a cadena perpetua, ha pasado todos estos años encarcelado.
Hasta el año 2000, cuando fue indultado por el entonces Jefe del Estado italiano, Carlo Ciampi, en cárceles italianas, y desde entonces -hasta ahora-, en centros penitenciarios turcos, donde ha descontado prisión por el asesinato de un periodista de ese país. Veintinueve años después del atentado, del inductor del mismo nada se sabe nada.
A punto de salir de la cárcel, Agca está decidido a sacar provecho del atentado. Según un diario británico, está dispuesto a dar entrevistas televisivas y contar en un libro la "auténtica verdad, con muchas revelaciones", previo pago de millones de dólares.
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