Euskal Pilota, Pelota vasca (Xibarit, 2023) es el resultado del trabajo de Joseba Urretavizcaya (Tolosa, 1965) y Tiburzio Arraztoa (Doneztebe, 1952). Una publicación gourmet para coleccionistas.

¿Cómo surge la idea de escribir ‘Euskal Pilota, Pelota Vasca’? 

JOSEBA URRETAVIZCAYA: Sabía que Tiburzio había escrito algunos libros de pelota muy interesantes. Me apetecía un proyecto con él. Le llamé y le dije que quería hacer una publicación sobre la pelota en un ámbito general. Nos ha salido un ejemplar con mucho material gráfico.  

Desde que nace la iniciativa, tardan un año escaso en alumbrar el libro. ¿Cuál ha sido el proceso? 

J. U.: Yo me encargo de diseñar y de maquetar el texto que escribe Arraztoa, por lo que, con esa base, sé las fotos que tengo que meter. Ha sido rápido. En cada apartado establecemos qué material necesitamos y, por tanto, a dónde tenemos que ir y qué fotos tenemos que hacer.

¿Y el proceso de escritura?

TIBURZIO ARRAZTOA: Tengo otros cinco libros escritos, centrados sobre todo en el laxoa. No me ha resultado difícil, porque la intención no era hacer un tratado amplio sobre el deporte. Se trataba de recoger y hacer un resumen de cada uno de los puntos que se tratan. He tenido que tirar de bibliografía y lo complicado es resumir cada apartado: historia, modalidades, características... 

Hacen hincapié en la protección que debería tener el deporte; especialmente, las modalidades directas: pasaka, laxoa, bote luzea o rebote. 

T. A.: Fíjese. El laxoa es la única modalidad de la pelota vasca declarada Bien de Interés Cultural –por el Gobierno de Nafarroa en 2019–. Para los que hemos practicado esta especialidad, siempre ha sido un patrimonio histórico y deportivo. La pelota vasca, en términos generales, tendría que ser un Bien de Interés Cultural. Es necesario preservar todos los bienes materiales: plazas, frontones, peloteros, artesanos, pilotasoros... 

Prosiga.

T. A.: Se nos impone la obligación de conservar la pelota. Los deportes directos están en las raíces de nuestra historia. Duele la desidia que ha habido en ocasiones. La conservación de este patrimonio es responsabilidad de todas las entidades.

¿Cuál es el diagnóstico de la pelota?

J. U.: La mano es la modalidad puntera y el resto está aguantando. 

T. A.: Soy crítico y muy realista al respecto. Actualmente, cuando se habla de pelota, incluso en algunos medios de comunicación, se refieren a la pelota a mano; profesional, además. En las retransmisiones televisivas, se diferencia la pelota, de la cesta punta, la pala o el remonte. ¿Acaso la cesta no es pelota, por ejemplo?

J. U.: Fíjese, una de las imágenes que llevamos en el libro es de una pelota encontrada en Amaiur del siglo XVI. La pelota es patrimonio. 

T. A.: Se encontró en un aljibe. 

J. U.: En la portada llevamos una foto de una pelota de un pastor de Aralar. 

La parte gráfica del libro es esencial. Han conseguido tomar instantáneas con peloteros, artesanos, pelotaris...

J. U.: Tenemos la suerte de disfrutar con lo que hacemos. Las cosas salen mejor con buena predisposición y eso se transmite. Hemos trabajado con todo el respeto del mundo y las ideas bien claras. 

¿Es el libro más completo del mundo de la pelota en ese sentido?

T. A.: Sí. Y las fotos tienen tanta fuerza que realmente ilustran este deporte como nunca. 

¿Están contentos con el resultado? 

J. U.: Saldrán más. Estamos hablando de un bien cultural, que eso es increíble. No hay mayor honor. Hemos intentado hacer las cosas con la mayor calidad posible. Este libro es un homenaje a la pelota. Hemos hecho lo máximo. Es una inversión. Es un homenaje en toda su extensión: gráfico, texto, encuadernación, estuche, una pelota... En la edición limitada, el lomo está hecho con piel de cabra similar al que se usa para hacer las pelotas. No es un libro normal: es una obra de coleccionista, para bibliófilos y amantes del deporte.