“Si tuviera que describir a Eduardo Chillida, usaría las mismas palabras que utiliza él para hablar de la mar”, subraya Arantxa Aguirre, directora del documental Ciento volando, que aborda la figura del escultor y se estrena este domingo en la sección Zabaltegi-Tabakalera.
El documental reúne conversaciones con personas que han sido cercanas a Chillida, que se intercalan con imágenes tanto del artista como del museo que lleva su nombre. La protagonista de la cinta, Jone Laspiur, aporta un enfoque desde una perspectiva joven y femenina, encarnando de alguna manera a la misma directora del filme, quien acogió el proyecto de “manera muy entusiasta” ya que le dio la oportunidad de “volver” a sus raíces.
Chillida Leku
Ciento volando muestra, de este modo, al artista desde una perspectiva novedosa. “Una de las cosas que más me han impresionado han sido su sosiego y tranquilidad”, explica Aguirre, que lo ha reflejado en el documental a través de los diálogos y de la forma con la que muestra los planos descriptivos de las obras y el museo. Las opiniones de las personas que aparecen en la proyección crean un “caleidoscopio” sobre la naturaleza del artista y “se construye un acercamiento”, asegura Aguirre.
El documental se grabó en “el corazón del artista”, es decir, Chillida Leku, donde está el caserío Zabalaga, su “última y más larga obra”. Para ello, Aguirre utiliza planos descriptivos del lugar que reflejan a la perfección la sinergia entre las obras y la naturaleza, al igual que traslada al público al estado de tranquilidad propio del escultor.
La serenidad y el sosiego del artista marcan el ritmo del documental. “No había que violentar ese tempo de Chillida”, asegura la cineasta, al tiempo que añade que “las obras de arte necesitan un detenimiento”. Por ello, la cineasta ha optado por crear un ambiente en el que el público tenga la oportunidad de abrir su mente a la interpretación y dejar que las creaciones hablen. Muchas de las esculturas de Chillida se muestran al aire libre, expuestas a la intemperie, lo que significa que “reciben las luces del otoño, la lluvia, el viento...”, colocándolas en contextos diferentes y transmitiendo sensaciones diversas dependiendo del clima en el que se admiren las obras.
Chillida Leku no es sólo un museo en el que se exponen las esculturas, es un museo en el que “se viven las esculturas, están a tu lado soportando la lluvia, el sol...”, creando un “ambiente espiritual” y una “dimensión alternativa” gracias al ritmo del tiempo, que parece detenerse. Frente a las trepidantes películas de acción y el sin parar del día a día de la sociedad actual, Arantxa Aguirre quería “romper” y hacer al público “parar” para “sumergirlo” en la mente de Eduardo Chillida.
“Quién tuviera ojos para poder volver al caserío por primera vez” es una frase de Fernando Mikelarena, ayudante de Chillida, que refleja a la perfección la maravilla de sensaciones que puede trasladarte el lugar, donde están implícitos los cinco sentidos para poder disfrutar de una experiencia plena.
Un ser "enormemente sensible"
“Chillida era un ser enormemente sensible”, tanto a las formas gráficas como a la literatura y, “sobre todo, a la poesía”, subraya la directora del documental. Eso le “alimentó” y le hizo “crecer” hasta hacer que su obra fuese como la conocemos hoy en día. En la cinta no sólo se centra en las mundialmente conocidas esculturas de hierro, sino que también se muestra otro lado más “desconocido” del autor mostrando libros del artista y dibujos. “En un momento de tu vida puedes sentirte más identificado con uno de sus dibujos que con una de sus esculturas”, asegura Aguirre, que añade que al crear este documental “eres una correa de transmisión”, y das a los espectadores la posibilidad de ver lo que en ese momento “tienes la suerte de vivir.”
Johann bach El documental no deja nada a la ligera, ya que hasta la música está cuidadosamente seleccionada, siguiendo los gustos del artista, quien gran parte de su tiempo hacía alusión a Johann Sebastián Bach, a quien dedicó un libro, y a quien consideraba uno de sus grandes pilares junto con la mar. “Era un gran melómano y le gustaba muchísimo la música de Bach”, que le acompañaba en sus horas de trabajo. Aguirre ha considerado fundamental seleccionar esta música para “acercarse al artista”, ya que puede decir mucho de una persona.
Su gran admiración por el mar le llevó a hablar sobre él en innumerables ocasiones, mencionando a las olas, que siempre vuelven, y a su “insistencia, fuerza y tesón”. “Tal como él describía la mar, yo describiría al propio Chillida”, asegura la directora que, a su vez, afirma, son las mismas palabras con las que el artista describía al compositor alemán.
El documental concluye con una cita de Chillida que expresa a la perfección la naturaleza y profundidad del escultor donostiarra: “Mis esculturas están desnudas y silenciosas porque no pretenden llamar la atención sino adentrarse en lo desconocido. Dar prueba de que el ser humano no se considera terminado, que puede hacer cosas nuevas siempre”