La Polla Records nació casi de casualidad y ha llegado a 2021 "atravesando" tres generaciones. No somos nada es el título de uno de sus discos más emblemáticos y también de un documental sobre la banda que se presenta este viernes en el Zinemaldia.

El filme, que abrirá la sección Zinemira, dedicada a las producciones vascas, lo ha dirigido el hispanoperuano Javier Corcuera (Lima, 1967) al frente de un equipo formado al completo por fans del grupo alavés.

Quien no sepa lo que hubo y hay detrás de La Polla Records lo podrá descubrir con esta película que Corcuera, autor de la premiada La espalda del mundo y otros reconocidos documentales, ha realizado "para todos los públicos".

"Para acercar al espectador a un fenómeno muy potente, a una banda que ha cruzado fronteras hasta sitios muy lejanos, un referente que inspiró a muchos grupos de América Latina y, lo más sorprendente, que ha pasado de una generación a otra", señala el cineasta a EFE.

Corcuera "creció" con el grupo y tuvo "la suerte" de conocer a su cantante y letrista, Evaristo Páramos, hace unos años. Entonces ya le propuso la posibilidad de rodar un documental, pero en ese momento la banda no existía.

Le llamaron ellos cuando se volvieron a reunir para la gira Ni descanso ni paz, que iniciaron en 2019 para celebrar las cuatro décadas de una formación que acabó parando en 2003, un año después del fallecimiento a causa de un infarto cerebral de su batería, Fernando Murua Fernandito, que era el que "empujaba" y "tenía a todos organizados". "El rey del ensayo", dice Evaristo.

El cantante y el bajo Abel Murua son los integrantes originales del grupo junto a Manolo García Sume, aunque para la película sólo hablan los dos primeros porque el guitarrista siempre ha sido reacio a colocarse ante una cámara.

En 1979, cuando nació la banda, ninguno de ellos tenía la más mínima idea de tocar un instrumento y, por no saber, no sabían ni siquiera el significado de la palabra "records" con la que se habían apellidado porque quedaba bien.

Eran cuatro chavales de un pueblo de Araba -Agurain- que vieron en el punk una oportunidad magnífica para saltar a la música pese a todas sus carencias.

"Lo potente fue cómo sin quererlo, de cintita en cintita pirateada, llegaron adonde llegaron, de Agurain al mundo", señala Corcuera, que recuerda también un factor que jugó a su favor en aquellos años 80 y al que Abel hace referencia en la película: "Como aquí no llegó la heroína, hicimos un disco cada dos años", dice.

Imágenes de los conciertos de la gira, que les ha llevado también a América Latina, donde jóvenes que no habían nacido cuando lo hizo el grupo corean sus canciones en las primeras filas, se combinan con las filmadas en el pueblo y también en la localidad de Oñati, por donde Evaristo da largos paseos que simultanea con sus reflexiones.

"No fue un rodaje continuo. En otros documentales trabajo mucho más el guion. Aquí no teníamos esa posibilidad porque no sabíamos lo que nos íbamos a encontrar en la gira. Hacíamos lo que podíamos e íbamos de vez en cuando a visitar a Evaristo y a Abel", explica el director.

Éste no es el primer documental musical de Corcuera -en 2013 estrenó Sigo siendo, sobre la música popular en Perú- y tampoco aborda en exclusiva esa temática. "Es la historia de una banda, pero tiene muchas capas. Habla sobre muchas cosas del mundo de hoy, también de la amistad", comenta el cineasta.

"Las reflexiones de Evaristo cuando conversa son muy parecidas a lo que escribe", destaca el realizador, que opina que son precisamente las letras, "que siempre hablan desde abajo y apuntan a los de arriba", las que siguen atrayendo a "abuelos, padres e hijos" a los conciertos.

"Es la vigencia de las letras, la inteligencia de las letras, su humor tan afilado. Cada uno las hace suyas, las lleva a su generación. 'La Polla Records' perdurará porque no es una banda más", afirma Corcuera, que "la película es muy disfrutona. Espero que el público salga de verla como cuando sale de un concierto del grupo, de muy buen rollo", añade.