EL Sportsvan es un Golf con motivos familiares. No lo parece, pero sigue siendo el rey; es decir, el Golf. La transformación del envoltorio en aras de la funcionalidad reclama un considerable tributo a la estética, hasta el punto de que el parentesco puede quedar algo enmascarado. Pero cualquier duda se disipa nada más arrancar, momento a partir del cual el Sportsvan demuestra, incluso en situaciones extremas, que es un Golf con todas las de la ley. Volkswagen lo vende con tres acabados y cinco motores (dos diésel y tres gasolina, entre 110 y 150 CV) a partir de 21.020 euros.

A pesar de su relativa aparatosidad muestra una silueta agradable, bastante más esbelta que la del Touran. Eso lo convierte en legítimo aspirante a la sucesión de ese hermano mayor. De hecho, a nada que prolongue su voladizo trasero, el Sportsvan podría auspiciar una segunda versión con siete plazas.

Quienes se sientan a los mandos de este nuevo modelo de VW comprueban que el único indicio que lo diferencia del Golf es la amplitud. La ambientación y la distribución interior son semejantes a las del ilustre compacto. También se parece mucho la conducta de ambos vehículos. La superior corpulencia de esta secuela monoespacio afecta a la agilidad y al aplomo bastante menos de lo que se podría sospechar.

El Sportsvan saca un magnífico partido a la excelente plataforma que comparte con el Golf. Además, puede equipar el sistema de suspensión adaptativa DCC, que permite seleccionar modos de conducción Confort, Normal y Sport. El usuario programa ese perfil a través de la pantalla táctil de la consola central.

Asimismo, puede optar por una selección Individual y establecer parámetros a su gusto, o bien optar por la modalidad Eco que propicia la economía de consumo. Para lograrlo regula el funcionamiento de motor, climatizador y equipos auxiliares. En las versiones con cambio DSG activa el modo navegación para minimizar el gasto en cuanto se levanta el pie del acelerador.

Este elemento es la llave de paso para dosificar la energía de los cinco propulsores disponibles en el lanzamiento. Son tres unidades TSI de gasolina y dos gasóleo TDI. Eso significa que comparten inyección directa y turbocompresor, además de sistema Start/Stop. El primer capítulo motriz incluye el 1.2 de 110 CV y los 1.4 de 125 y 150 CV. Escalonan su rendimiento y homologan niveles de gasto contenidos, entre 5,1 y 5,5 litros.

La oferta diésel consiste en el 1.6 TDI de 110 CV y en el 2.0 de 150. El menor apuesta por la moderación y certifica un promedio ideal de 3,9 litros, que depara 101 g/km de dióxido de carbono. La alternativa más solvente evidencia su energía (212 km/h de punta y 9,3 segundos para progresar hasta 100 km/h) sin castigar el bolsillo (4,3 litros de media oficial) ni el entorno (112 g/km de CO2).

El VW Sportsvan asume las tres puestas en escena del Golf: Edition, Advance y Sport. Todas cuentan con freno anticolisiones múltiples, siete airbags, aire acondicionado, control de presión de neumáticos, freno de estacionamiento electrónico, radio con pantalla táctil de 5,8 pulgadas, suelo de maletero modular y desbloqueo de los respaldos de los asientos traseros desde el maletero.

El acabado medio agrega sistema ParkPilot, pantalla multifunción Plus, detector de fatiga, cajones portaobjetos bajo los asientos delanteros, mesas plegables tras los respaldos de los asientos delanteros, enchufe adicional de doce voltios en el portaequipajes, pomo de palanca de cambios y volante guarnecidos en piel, así como llantas de aleación ligera Dover de 16 pulgadas.

La terminación Sport completa esas dotaciones con llantas Dijon de 17 pulgadas, asientos deportivos con tapizado mixto tela y Alcántara, faros bi-xenón y luces de lectura led. El Sportsvan puede montar también detectores de obstáculos en el ángulo ciego y en la retaguardia, cambio inteligente de luces, sistema de reconocimiento de señales, aparcamiento autónomo, etc.