Dichos estudios demuestran cómo los trastornos de sueño pueden ser un factor cronificante de la migraña, o cómo la calidad del sueño nocturno está muy afectada en los pacientes con migraña episódica: aproximadamente el 70% de los pacientes con esta dolencia considera que duerme mal por las noches y además, un 20% y un 30%, respectivamente, asegura que su sueño es poco reparador y que esto les condiciona un peor rendimiento diario.

Los trastornos del sueño también son frecuentes en la esclerosis múltiple: la patología del sueño puede ser tres veces más frecuente en pacientes con enfermedades desmielinizantes, existiendo una relación entre los trastornos del sueño, la calidad de vida y la fatiga. Así, en la citada Reunión Anual de SEN se presentó otro artículo que señalaba que más del 65% de los pacientes con esclerosis múltiple sufrían alteración del sueño, y que para más del 34% esto suponía una carga muy severa de síntomas no motores.

Los trastornos del sueño son además una comorbilidad muy frecuente en pacientes con epilepsia, y puede ocasionar un control inadecuado de ésta. Un estudio presentado en la citada reunión científica mostraba que más de un 67% de los pacientes con epilepsia sufrían una mala calidad de sueño y que por lo tanto consideraban su calidad de vida como moderada o gravemente afectada.

Por otra parte, diversos estudios epidemiológicos han mostrado que la duración y calidad del sueño se relaciona con deterioro cognitivo y alteraciones de biomarcadores del Alzheimer en población cognitivamente sana. Pero además, también se sabe que la excesiva duración del sueño en pacientes con Alzheimer se asocia a peor rendimiento cognitivo, y que una siesta de entre 30-60 minutos se asocia a menores alteraciones conductuales y mejor rendimiento cognitivo sin empeorar los parámetros de sueño nocturno.

"Además de que cada vez más se apunta al mal sueño como un desencadenante o riesgo para determinados trastornos neurológicos, como ictus, Parkinson o Alzheimer, también conlleva complicaciones para los pacientes que ya padecen una enfermedad neurológica. Y por otro lado, la progresión de diversas enfermedades neurológicas, sobre todo las neuromusculares, se pueden manifestar como un peor sueño nocturno", destaca Carles Gaig, Coordinador del Grupo de Estudio de Trastornos de la Vigilia y Sueño de la SEN.