Cuando desde nuestro mundo occidental, tecnológico y supuestamente desarrollado damos casi todo por hecho nos encontramos de bruces con una realidad que no es lo que parece y que afecta a millones de ciudadanos de un mundo global, pero en el que las oportunidades no son iguales. Pensar que el acceso al agua consiste en apretar un botón o abrir un grifo cada mañana es un pensamiento que Mancisidor deshace con argumentos sólidos que dejan sin palabras a su interlocutor. El agua, más bien su escasez o su ausencia, es para algunas zonas un bien tan preciado que influye incluso en la paz social, en las desigualdades de género y en la educación de las mujeres. Con el profesor vasco hablamos de la actual situación, de los populismos y de cómo vamos a encajar en el mundo actual. Él se niega a analizar, hablar o aventurar utilizando el futuro simple. Su trayectoria y su currículo dejan con la boca abierta.

Leer su currículo supone sentir cierto complejo, porque impresiona.

Ja, ja, ja€ Si algo podemos decir es que he hecho cosas y que también he corrido riesgos de equivocarme. En la vida me he animado a correr riesgos y a hacer cosas distintas. Quizá una de las características que puedo reconocer que tengo es la curiosidad.

Lo que ha hecho es no quedarse en el mismo barrio por muy cómodo que esté, ¿no?

No. Entendido en un sentido físico, no me he quedado en mi barrio. He vivido en distintos países y he trabajado en distintos lugares. Es cierto que nunca me ha gustado acomodarme, pero tampoco voy a presumir de ello; es que las circunstancias no me han permitido ese acomodo. Ahora, ya con retrospectiva, agradezco también aquellos fracasos que a lo largo de mi carrera tuve y que no me permitieron acomodarme.

¿Ha tenido fracasos?

También. En cualquier trayectoria hay éxitos y fracasos, y estos últimos casi nunca faltan. Con perspectiva piensas: Si hubiera tenido éxito en aquello o en la posibilidad de quedarme en lo más cómodo, quizá ahora treinta años después seguiría haciendo lo mismo. Mira, la trayectoria de uno en parte es mérito propio y parte son circunstancias. No quedarme en este barrio, como dices, y haber intentado nuevas cosas, me ha llevado a donde estoy ahora.

¿Y se ha quedado en el mismo barrio ideológico?

Tampoco. Miro hacia atrás y veo que ha habido cambios, evolución. Me veo en el pasado con una combinación de curiosidad y cariño, pero también veo una distancia irónica sobre ciertas cosas que he defendido y sobre las que ahora pienso distinto.

¿Tiene costes esa evolución y ese cambio de lugares?

Claro. Tú cambias y no puedes ser nunca un número uno en ninguna materia porque has estado yendo de una cosa a otra. Nunca serás cien por cien puro para los tuyos, no eres puro para ninguna de las ideologías, posiciones o profesiones. Pero desde mi punto de vista, además de costes tiene también algunas ventajas. En ese equilibrio entre los pros y los contras, las ventajas y desventajas, yo estoy contento de no haberme quedado en el mismo barrio físico, geográfico, profesional ni ideológico.

¿Qué significa exactamente ser uno de los 18 expertos independientes que conforman el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de Naciones Unidas?

El sistema de Derechos Humanos de Naciones Unidas se define por un sistema de tratados. Hay dos principales, uno es el de derechos civiles y políticos, y otro el de derechos económicos, sociales y culturales. Además, hay otros siete tratados más que son temáticos. Cada uno de estos nueve tratados tiene un comité de expertos independientes. Se llama de expertos independientes porque no representamos a ningún Estado, nuestra misión no es defender a ningún país, sino que somos elegidos por Naciones Unidas.

¿Y cuáles son las misiones de estos comités de expertos?

Monitorizar y conseguir que los Estados cumplan con las misiones a las que se comprometieron.

"No nos damos cuenta del valor gigantesco de dar a la bomba por la mañana"

¿Derecho al agua? Parece que es un derecho que poco tiene que ver con el mundo real, y sin embargo...

Para nosotros es algo tan ordinario, tan habitual y que lo damos tan por hecho, que es tan automático, que no pensamos que para otros sea un derecho vital. Uno se levanta por la mañana, da a la bomba del baño y sale agua; hemos abierto el grifo y sale agua; hemos ido a la cocina y sale agua potable, y además toda la que queramos; nos duchamos y sale el agua a la temperatura que queramos€ No nos damos cuenta del valor gigantesco que eso tiene. Y sin embargo, hay cientos de millones de personas en el mundo que no tienen un elemento al que nosotros no damos importancia.

Su escasez o ausencia hacen que la vida y las oportunidades sean diferentes. No tener agua o tenerla va más allá que la ducha o prepararse un café. Supongo que a veces nos quedamos en el análisis simplista.

Quizá estas semanas de confinamiento que hemos tenido y de las que tanto nos hemos quejado nos lleven a conocer mejor lo que suponen ciertas limitaciones. Ha sido un tiempo en el que no hemos podido salir, pero la mayoría hemos estado en casa con calefacción, con medios de comunicación, con agua, o pudiendo salir al supermercado. ¿Qué hubiera sido este tiempo sin poder tener todas estas cosas?

Un infierno.

Pues hay cientos de millones de personas en el mundo que tienen que salir con su garrafa o con su botijo a un río o una fuente situados a más de un kilómetro de sus casas para coger unos litros para lavar ropa, cocinar o asearse. Esa agua puede estar contaminada y constituir un grave problema de salud. Además, la inmensa mayoría de la gente que asume el trabajo de acarrear agua son mujeres o niñas. Muchas veces, la mayoría, este esfuerzo que hacen choca con la igualdad de género y el derecho a la educación. Las niñas que van a por agua se pierden las clases. Si vamos cruzando todo este tipo de elementos nos encontramos con que el derecho al agua tiene connotaciones en muchas cuestiones que ni pensábamos.

Otro de sus postulados más importantes y por el que lucha su comité es el derecho a la ciencia. Nos hemos dado cuenta con esta pandemia que el mundo científico es indispensable.

Creo que con lo que hemos vivido, con lo que estamos viviendo, tenemos una oportunidad de aprender. Que seamos como sociedad lo suficientemente inteligentes para aprender esa lección es algo que está por ver. Tenemos que aprender que la ciencia es un bien social de extraordinaria importancia y entender también que es algo que va mucho más allá del disfrute de sus aplicaciones, de la vacuna contra el coronavirus o los mejores tratamientos€

Es por lo que ahora se lucha, ¿no?

Sí. Pero hay aspectos relacionados con la ciencia que son igualmente importantes, por ejemplo el acceso al conocimiento de todos nosotros, y que incluye la transparencia en información o la necesidad de cooperación internacional. Tan importante como tener tratamientos avanzados en los hospitales es que los ciudadanos reciban una información científica solvente, informaciones que nos permitan tomar decisiones con responsabilidad. Pensemos también en que sin medios de información libres, sin transparencia informativa, sin rigor, sin mecanismos que nos permitan distinguir las noticias de las fake news, no vamos a ninguna parte.

Si todo eso se cumpliera viviríamos en un mundo casi perfecto.

Pues hay que luchar por ello. Hay que luchar por descubrir la verdadera ciencia y diferenciarla de la pseudociencia; hay que distinguir a los verdaderos expertos que saben de lo que hablan de tantos cantamañanas que no tienen ni idea de lo que están diciendo. Sería imposible hacer frente a una pandemia sin estos elementos, por muchos hospitales que tengamos. Tenemos la manera de descubrir que ciencia es, por supuesto, lo que los científicos hacen, pero es mucho más: es acceso a la información, acceso al conocimiento y a la participación ciudadana. Pero esto implica transparencia e implica libertad.

¿Nos hemos dado cuenta con el confinamiento de que lo que considerábamos rutinas era, simplemente, vivir?

Ha sido duro y lo sigue siendo en parte, pero también es bonito. A veces los humanos apreciamos las cosas en el momento en el que nos faltan o cuando la vida nos da un golpe. Nos toca aprender de esta forma. He estado semanas sin ver a mis padres. Pienso en qué cosa tan ordinaria y a la vez qué lujo tan enorme es llamar a mi madre a las diez de la mañana para quedar a tomar un café con ella, o poder quedar para dar un paseo con mi padre por los puentes de Bilbao. Son cosas que haces en automático y sí, te das cuenta de que la vida está hecha de esos momentos, que esas rutinas son vivir.

Es usted experto en Derecho Internacional. Hablemos de la Unión Europea, que está muy puesta en entredicho.

Está injustamente en entredicho, o de una forma errónea. No es cierto que la Unión Europea no haya respondido ante esta crisis. Ojalá lo hubiera hecho mejor o hubiera hecho más, pero eso se puede decir de todas las instituciones del mundo. La Unión Europea ha tenido problemas de coordinación de la información. Qué importante hubiera sido que todos los países tuviéramos los mismos criterios a la hora de hablar de contagios o fallecimientos€

¿Y en los ámbitos financieros? Ahí si tiene capacidad la Unión Europea.

Yo creo que en poco tiempo ha hecho mucho, tanto cuantitativa como cualitativamente. Los ciudadanos del sur de Europa tenemos una visión crítica en el sentido de que se exigen demasiados controles y que esos controles significan una pérdida de soberanía.

¿Debe ser así? ¿Se debe perder poder soberano por un puñado de euros?

No solo debe ser así; es que no puede ser de otra forma. En todos los ámbitos donde se comparten recursos hay que compartir también corresponsabilidades y hay que dar cuentas. Soy un convencido profundo del europeísmo, que me sigue pareciendo uno de los ejercicios más nobles de la historia de la humanidad. Con todas las dificultades y con todas las contradicciones, merecen nuestro apoyo. ¿Apoyo crítico? Por supuesto, no apoyo ingenuo. Nuestro futuro debe pasar por apoyar nuestra faceta europeísta.

"La pandemia nos da una oportunidad de aprender"

¿Cree que esta pandemia logrará también una vacuna contra los populismos extremos?

Ojalá. En estas semanas en las que estamos leyendo a muchos autores diciendo qué es lo que nos va a pasar, yo estoy aplicando una norma: no fiarme de quien utiliza con demasiada facilidad el futuro simple. No voy a decir que esta crisis hará que, nos vacunará contra, pasará esto€ No, esta crisis, lo que nos da es una oportunidad de aprender.

Yo hablaba del populismo exacerbado que nos persigue desde hace tiempo, mucho antes de que el coronavirus pusiera nuestras vidas del revés.

Tenemos un tesoro de experiencias que nos podría ayudar a huir de los populismos. Hemos entendido que la sociedad y los problemas son complejos, y solo el haber entendido esa idea sería haber aprovechado este confinamiento. Si los problemas son complejos, los populismos, me da igual que sean de derechas o de izquierdas, que dicen que la realidad es sencilla y que ellos tienen la solución, no sirven. Quien diga eso nos está mintiendo. El confinamiento sirve también para haber aprendido que en el mundo estamos todos interrelacionados, que no hay nosotros y ellos.

¿No es algo muy utópico?

No, no lo es. Nos interesa a todos interesarnos por los derechos, por el bienestar, por la salud y por la educación de todos en todas las partes del mundo. Nos interesa preocuparnos en nuestro entorno, pero también en África, en Asia, en América, donde toque. Somos corresponsables de nuestro entorno cercano, pero también de construir un mundo mejor. Comprender esto nos alejaría de los populismos.

¿Qué hacemos con dirigentes como Trump, Bolsonaro, Jonhson o Putin? Que entren en razón parece ciencia ficción.

Ja, ja, ja€ Y lo es. Buena pregunta, pero yo no tengo la respuesta. Reírnos de ellos y despreciarlos puede consolarnos durante un par de minutos en Twitter. Son personajes que más allá de las ideologías que tengan, están caracterizados por un desprecio manifiesto al conocimiento, a la verdad y a la inteligencia de los ciudadanos. Lo grave no es que Trump, Bolsonaro o Putin existan, lo trágico es cómo utilizan recursos propios del populismo y que tienen su público. Lo grave es que hay gente que les apoya.

¿Y hay soluciones?

Aumentar nuestra capacidad crítica para estar muy atentos a esos recursos tramposos. Cuando los utiliza Trump, y está lejos, los identificamos bien, pero cuando lo utilizan nuestros amigos en las redes sociales los vemos con mayor simpatía. Hablabas de vacunas, pero quizá tendríamos que hablar de rigor, de mesura y de piedad al ver el sufrimiento de los demás. Así quizá consiguiéramos esa vacuna contra los populismos.

¿Somos mejores personas y más solidarios que antes del 15 de marzo?

Ya he dicho que yo sería muy prudente a la hora de utilizar el futuro simple. Tenemos capacidad de aprender y hemos recibido una gran lección. Me gusta más decir que de esta vamos a poder salir más inteligentes socialmente, más comprometidos. Que lo hagamos o no está en nuestras manos.

PERSONAL

Edad: 50 años (8 de junio de 1970).

Lugar de nacimiento: Bilbao.

Formación: Licenciado en Derecho por la Universidad de Deusto. Máster en Gestión Medioambiental. Doctorado en Relaciones Internacionales por la UPV- EHU.

Trayectoria: A lo largo de su vida profesional ha recorrido diversos estamentos internacionales: coordinador del departamento de Derechos Humanos, Acción Humanitaria y relaciones con la Unión Europea de la ONGD PTM-Mundubat. Director del comité directivo de la Oficina europea para los derechos humanos en Colombia; director de coordinación de la Fundación de Estudios para la Paz y Transformación de Conflictos Gernika Gogoratuz. Es uno de los 18 expertos independientes que conforman el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de Naciones Unidas. También está al frente de Unesco Etxea. En el área de la docencia ha impartido clases y cursos de verano en distintos puntos del Estado y también a nivel internacional.

Actualidad: Recientemente ha recibido el premio Eusko Ikaskuntza de Humanidades, Cultura, Artes y Ciencias Sociales por su contribución en Naciones Unidas en favor de los derechos humanos, especialmente el derecho al agua y el derecho a la ciencia.