El ballenero San Juan, cuya construcción está llegando a su fin, es el símbolo de ese relato épico que vincula historia y arraigo: “Han sido diez años de trabajo. Tenemos un relato muy potente, y hemos conseguido que muchas escuelas nos pusieran en el mapa. Queremos que el San Juan siga generando historia, y por eso se podrá visitar por dentro cuando esté terminado. Después, zarpará rumbo a Red Bay, donde se hundió hace cinco siglos”, explicó.