La oportunidad de explorar destinos emocionantes tanto en la costa como en el interior se presenta como una invitación tentadora en Semana Santa. Pueblos pescadores, espectaculares paisajes naturales; hay planes y destinos para todos los gustos y preferencias dentro de la geografía española.
Pasión en Granada
La Semana Santa de Granada está declarada fiesta de interés turístico internacional. Cada día y cada noche se convierte en un espectáculo sensorial emocionante, por sus pasos y procesiones famosas, sus redobles de tambores y el característico olor a incienso.
Pero más allá de la atmósfera religiosa, Granada siempre ofrece una experiencia inolvidable a sus huéspedes. Explorar la majestuosa Alhambra, el emblemático palacio y fortaleza, abre un puente directo con la historia y la arquitectura islámica, repleta de detalles. Los jardines de Generalife son un oasis de belleza y tranquilidad que merecen ser admirados. Además, se puede visitar la Catedral de Granada, una obra maestra del renacimiento español que alberga tesoros artísticos y de impresionante arquitectura.
El barrio del Albaicín, con sus encantadoras callejuelas, patios floridos y vistas panorámicas de la Alhambra es un festín para los sentidos; un lugar donde se pueden saborear las tapas y los platos típicos andaluces. Otro espacio con duende es el Sacromonte, conocido como el barrio gitano, que atrae a los visitantes a las colinas de Granada a sus espectáculos nocturnos de música flamenca y baile. Además, para los más deportistas las montañas de Sierra Nevada permiten disfrutar de actividades al aire libre como senderismo o esquí. Sin duda, Granada es un destino de lo más completo.
El encanto medieval de Cuenca
Cuenca, con su majestuosa Catedral y sus emblemáticas Casas Colgadas, es otro destino nacional por descubrir. La ciudad se encuentra dividida en dos partes; el casco antiguo situado a más de 1000 metros de altura sobre el nivel del mar y la ciudad nueva, en la parte baja.
Durante las vacaciones de Semana Santa, la atmósfera se impregna de solemnidad y devoción. A la vez, su belleza arquitectónica recrea la esencia del gótico español, con todo lujo de detalles.
El casco antiguo, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, se alza sobre un cerro rocoso rodeado por las hoces del río Júcar y el Huécar, en que los edificios bordean el precipicio y las callejuelas medievales. En el casco histórico se encuentran las emblemáticas Casas Colgadas o los rascacielos del barrio de San Martín, además de múltiples bares y restaurantes donde degustar platos típicos como el morteruelo o el ajoarriero.
Para una experiencia aún más enriquecedora, se recomienda visitar los museos de la ciudad, como el Museo de Arte Abstracto Español o el Museo de las Ciencias de Castilla-La Mancha, que ofrecen una mirada fascinante al arte y la cultura de la región.
Descubre la Semana Santa en los pueblos de la Costa Brava
Para las personas que desean explorar destinos más lejanos, la Costa Brava es una elección siempre segura. El litoral más abrupto de Catalunya es una excelente opción para disfrutar en familia. Las opciones son múltiples, pero quienes buscan disfrutar del sol y el buen tiempo pueden apostar por Lloret de Mar, Tossa de Mar, S’Agaró o Platja d’Aro, todos ellos con una amplia oferta de hoteles de lujo y excelentes restaurantes con especialidades locales.
Además de calor, calas perfectas, pueblos pesqueros y tiendas con encanto, las diversas localidades celebran una amplia gama de actividades en Semana Santa. Por ejemplo, cada Viernes Santo, sábado de Gloria y domingo de Resurrección, Hostalrich acoge una feria medieval con un mercadillo y actividades temáticas, digna de admirar.
Siguiendo esta línea, Calonge celebra año tras año un mercado medieval en su casco histórico, con festejos para todas las edades. También destacan las procesiones que se llevan a cabo en varias localidades como la de Blanes y los deliciosos buñuelos, típicos de Semana Santa, como los de Sant Feliu de Guíxols.