Los yihadistas vuelven a cometer un sinfín de tropelías, han cogido como rehenes a 200 coptos, han destruido obras de arte de valor incalculable para la Humanidad en Nínive, cerca de Mosul, Estados Unidos se prepara para lanzar una ofensiva terrestre ante la incapacidad de las fuerzas armadas iraquíes para destruir las posiciones del Estado Islámico? Sin embargo, los palestinos siguen viviendo en unas condiciones poco menos que inhumanas. El estrecho cerco a la Franja ha impedido que se hayan podido llevar a cabo tareas de reconstrucción, según se afirma, no se ha introducido ni un saco de cemento todavía? Pienso que Israel ha adoptado una política no solo equívoca sino que, lamentablemente, los judíos europeos, pagan, indirectamente, su manera de proceder. Aunque pueda ser una analogía que no guste, mientras no se impulse un proceso en el que se reconozca al pueblo palestino y se proceda a constituir un Estado para ellos, nos podremos encontrar otros casos similares a los ocurridos en Francia y Bruselas de ataques antisemitas.

El odio contra los judíos por parte de muchos de los países árabes ha venido lastrado por el maltrato contra sus hermanos palestinos, pero debemos pensar que no es un odio ancestral sino de nuevo cuño, pues las relaciones de los judíos afincados en Palestina antes de 1945, sin ser ideales, al menos eran de tolerancia y cierto respeto con los palestinos. A partir del momento en el que empezó la emigración de miles de judíos europeos huyendo de una Europa que casi los extermina, es cuando da comienzo una tensión y un enfrentamiento que han ido constituyendo la base de este longevo conflicto moral, social y militar.

Ahora bien, ninguno de los factores negativos que determina la violencia es irreversible. De hecho, si algo caracteriza al ser humano es su gran capacidad de adaptarse, sobrevivir y cambiar en el marco de un contexto que le ofrezca paz y seguridad. Puede que no acabe derivando en una convivencia o reconciliación completas entre dos grupos enfrentados, pero sí, al menos, un modus vivendi muy recomendable. Para ello hay que hacer un esfuerzo tremendo. No podemos mirar al otro como si fuera una amenaza permanente porque, de otro modo, no habrá más que prejuicios e irracionalidad y en modo alguno actos nobles o heroicos para salvaguardar los propios intereses.

Por eso, ahora que por fin las aguas han vuelto a su cauce, la ONU debería actuar de una manera más contundente, abogando por que Estados Unidos se una en un firme propósito de crear unas condiciones que garanticen el futuro de los palestinos y eso solo puede ser posible mediante la creación de un Estado. Por supuesto, sería ingenuo creer que meramente con esto se puede solventar el enorme cisma existente entre ambas poblaciones. Pero sería un paso. Los palestinos seguirán siendo una amenaza para Israel en tanto que Tel Aviv no practique más que una política represiva. Su actual dinámica, además, es impropia de una sociedad democrática garante misma del respeto y salvaguardar de los derechos humanos universales. Israel no es capaz de valorar el daño que está provocando, no solo a los palestinos sino a sí misma, porque vive bajo la obsesión de una sombra. Los israelíes temen echarse a dormir y despertarse con la pesadilla de una explosión o del sonido estridente de un misil que cae desde Gaza? de seguir con su actual estrategia de mantener a la población palestina bajo el umbral de la pobreza, a merced de sus operaciones de seguridad y de su benevolencia, lo único que conseguirá es que organizaciones como Hamás y otros grupos terroristas capten nuevos adeptos para tales fines. Los palestinos poco o nada tienen que perder aunque, en su mayor parte, quieran vivir en paz y prósperamente.

Actualmente, la Franja es un erial de escombros. Hay más de 18.000 viviendas destruidas y unos 280.000 refugiados. La ayuda internacional hace lo que puede por evitar que esos hombres y mujeres padezcan más miseria pero esa caridad no es suficiente, ni mucho menos es lo que va a permitir evitar un nuevo estallido de violencia que llegará, más tarde o más temprano, salvo que Israel entienda que su seguridad no tiene que venir interpelada únicamente por acallar toda voluntad de los palestinos, sino por permitir que se constituyan como una realidad histórica plena que les brinde un futuro.

Ahora mismo, los palestinos luchan por sobrevivir, poco más, y aunque la serie de injusticias perpetradas contra ellos no sea la responsable directa del creciente antisemitismo que existe en el mundo, no deja de ser un factor más a tener muy en cuenta. Los esfuerzos de las ONG o de individuos que buscan un modo de que israelíes y palestinos no sean unos extraños (algo que el cine ha intentado de forma infructuosa, Una botella en el mar de Gaza, por ejemplo), no han calado con fuerza porque los extremismos no lo han permitido. El Gobierno de Netanyahu, lamentablemente, solo ha utilizado la espada y la inculpación colectiva para movilizar a la sociedad israelí, incapaz, por tanto, de asumir su responsabilidad en tanto sufrimiento. Este es un aspecto sobre el cual las sociedades no aprenden, no es exclusivo de los israelíes (que por su historia deberían ser más sensibles) sino de cualquier país que haya pretendido resolver sus litigios internos o externos con el uso indiscriminado de la fuerza bruta sin tender puentes de entendimiento.

La ONU se creó para convencer, resolver litigios internacionales y no imponer, para ayudar y conjurar los demonios que trae consigo cualquier acto humano que se convierte en inhumano. Hagámoslo posible ya.