Con 82 años, en silla de ruedas y con maleta de oxígeno, A.S.C.L., acompañaba a su hijo, Ricardo L.C., en el camión que este conducía desde Zaragoza y que recorría Europa con una mercancía ilegal. La anciana servía de coartada perfecta, de tapadera, para que al hijo no le interceptaran en ningún control policial.

Sin embargo, en uno de esos trayectos, cuando ya la actividad del camionero había levantado sospechas, en la localidad riojana de Villamediana de Iregua, el tráiler fue interceptado cuando iba cargado con un fardo de 22 kilogramos de hachís oculto entre pañales de la madre. Ambos, madre e hijo fueron detenidos, igual que la pareja de él, pero la octogenaria no ingresó en prisión habida cuenta de su estado de salud.

Ahora, la Fiscalía de Zaragoza pide para ella siete años de prisión por un delito contra la salud pública y otro año más por pertenencia a grupo criminal, la misma pena a la que se enfrenta su hijo, al que también defiende el abogado José Cabrejas, y a otros 11 acusados, entre ellos los cuatro que fueron arrestados en Tudela. Para tres más piden 10 años de cárcel.

La operación policial la llevó a cabo entre febrero y agosto del año pasado la Policía Nacional, que desmanteló en Navarra, Zaragoza y La Rioja esta organización criminal de narcotraficantes que elaboraban speed y cristal (MDMA) en un laboratorio en Tudela, donde se arrestó a cuatro personas miembros de la misma familia. El balance de la operación fue de casi 30 kilos de cocaína y 43 de hachís decomisados, cuya venta habría alcanzado 1,1 millones de euros, y 51.000 euros intervenidos.

La madre de copiloto

La operación Bailén se inició con el seguimiento al camionero, un vecino de Zaragoza, del que les sorprendió a los investigadores que para emprender los viajes esta persona utilizaba como copiloto a su madre, una mujer de 82 años, que se desplazaba en silla de ruedas y con maleta de oxígeno, lo que le permitía evadir los controles aduaneros, y a la que sometía a jornadas maratonianas de hasta 2.000 kilómetros en 24 horas, aunque conocía los hechos delictivos.

Este individuo actuaba como transportista para distintas organizaciones de traficantes de droga a nivel nacional e internacional y principalmente se dedicaba al traslado de hachís y marihuana a otros países como Francia, Alemania o Italia, entre otros, y además importaba distintos precursores de derivados anfetamínicos de países europeos (principalmente de Países Bajos) que descargaba en Tudela. También realizaba transportes de todo tipo de sustancias.

Laboratorio en Tudela

En el transcurso de la investigación se identificó a dos personas que frecuentaban un taller en Tudela y que se dedicaban a importar precursores de derivados anfetamínicos para posteriormente convertirlas en speed (sulfato de anfetamina) y MDMA (cristal) en un laboratorio que tenían ubicado en una casa rústica. Dos de los viajes del principal sospechoso se realizaron a Logroño, donde, acompañado de otras personas, estableció contactos durante varios días con un líder de una importante organización de tráfico de drogas afincada en la Rioja y su lugarteniente, ambos conocidos de investigaciones. Primero, en Villamediana de Iregua (La Rioja) se interceptó al camionero cargado con un fardo de 22 kilogramos de hachís oculto entre pañales de la madre. Luego, en Tudela, se arrestó a cuatro personas y dos fueron a prisión. En el laboratorio se había gran cantidad de productos químicos, precursores y útiles necesarios para la elaboración de MDMA y sulfato de anfetamina.