La bronca se inició de la manera más banal posible y acabó a garrotazos con una pata de jamón contra un joven que quedó herido grave en plena calle y ha estado casi dos años de baja. Tras una noche festiva, a primera hora de la mañana de un día de Navidad y tras salir de una discoteca, un muchacho empieza una disputa verbal con otros tres jóvenes, uno de ellos menor de edad, a costa de un cigarrillo. La discusión se acalora y aquello acaba en las manos. Mejor dicho acaba con una pata de jamón de por medio actuando como arma ejecutora de la agresión.

Los agresores se ensañaron de tal manera con la víctima que le causaron roturas de la mandíbula, de la nariz, de tres dientes y de los ligamentos de la rodilla. Ahora, la Sección Primera de la Audiencia Provincial de Navarra ha condenado a los tres de conformidad y a dos de ellos a indemnizar al herido con 63.000 euros después de que estuviera 713 días de baja y le tuvieran que reconstruir los ligamentos. El asunto se derivó a mediación penal y finalmente ha terminado con la condena a un joven de Pamplona de 23 años a una pena de dos años de prisión, en la que concurren las atenuantes de reparación del año y embriaguez. Tiene que indemnizarle con 30.000 euros. Otra joven de 22 años ha sido condenada a una multa de 720 euros por un delito de omisión del deber de socorro, al no haber auxiliado a la víctima cuando este se encontraba malherido y tumbado en plena calle. El menor fue condenado a 7 meses de trabajos comunitarios y a pagar 33.000 euros de responsabilidad civil.

Una bronca por el cigarro

Los hechos ocurrieron sobre las 6.45 horas del 25 de diciembre de 2019. Los acusados se encontraban en el barrio de San Juan donde se cruzaron con la víctima, un joven afectado por el alcohol. Entre ellos se produjo un desacuerdo con motivo del encendido de un cigarrillo, reaccionando de manera violenta el luego herido hasta el punto de propinar un golpe en la cara al menor. Inmediatamente, el acusado mayor de edad, sirviéndose de un hueso de pata de cerdo que se había encontrado en el suelo minutos antes, propinó un fuerte golpe en la cara a la víctima, el cual cayó al suelo. Allí comenzó a ser golpeado repetidamente con patadas y puñetazos, tanto por el acusado mayor de edad como por el menor, quienes le causaron al otro graves heridas de las que manaba una abundante cantidad de sangre. El herido quedó en una situación de peligro grave y manifiesto y la sentencia recoge que, pese a ello, la joven procesado, abandonó el lugar sin prestarle ayuda ni requerir ningún servicio médico para que le atendiera. A resultas de la agresión, la víctima sufrió fracturas de la mandíbula, de los huesos propios de la nariz, de la órbita ocular y la pérdida de tres piezas dentales.