Anaís Bayona todavía no se ha recuperado del susto. Es la dueña del restaurante de la estación de servicio de Legarda, que el sábado se vio rodeada por el incendio que se inició en la localidad de Valdizarbe. Todo pasó muy rápido y, aunque continúa con el miedo metido en el cuerpo, todo se quedó en un gran susto. "Fue terrorífico. Al principio veíamos las llamas dirección Logroño, a lo lejos; pero, en pocos minutos, empezó a hacer más humo y las llamas corrían a toda velocidad y para cuando nos quisimos dar cuenta ya las teníamos casi encima. Fue tremendo", recuerda Anaís, que junto al resto de empleados del restaurante huyó del lugar en coche hacia Puente la Reina.

"Cuando nos fuimos, vimos que había fuego a los dos lados de la carretera. Llegamos a la rotonda que desvía hacia Puente, Obanos o Legarda, todo eran llamas, dimos varias vueltas porque no sabíamos hacia donde tirar. Al final fuimos hacia Puente y ya nos quedamos allí", relata Anaís, que reconoce que dio por perdido el restaurante: "Había tanto fuego por todos lados que pensaba que el restaurante se iba a quemar. Además, la gasolinera de al lado también estaba rodeada de llamas y creíamos que podía pegar un petardazo y explotar; también hacía una temperatura horrorosa, más de 40 grados".

Las llamas se quedaron a las puertas de la estación de servicio, pero sin que afectase a las instalaciones, algo que no pasó por casualidad, sino por el buen hacer de los agricultores de Uterga. "Vinieron unos cuantos jóvenes con sus tractores e hicieron cortafuegos que evitaron que el incendio llegase hasta la estación. Yo creía que no se salvaba, pero su intervención ha sido fundamental. Además, están ayudando en toda Navarra a extinguir los incendios; se merecen la medalla de oro", considera Anaís.