A lo largo de estos 27 años, Haurralde Fundazioa ha sabido adaptarse a los cambios sociales y políticos, fortaleciendo su trabajo en la prevención de la violencia machista, la promoción del empoderamiento de las mujeres y la lucha contra las desigualdades. En un contexto global cada vez más complejo, enfrenta nuevos desafíos como el avance de movimientos conservadores y la reducción de fondos para la cooperación. En esta entrevista, Patricia Ponce, directora de la fundación y originaria de Argentina, nos habla sobre la especialización de Haurralde, los retos actuales y la importancia de seguir construyendo redes y estrategias para garantizar una sociedad más justa e inclusiva.

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Haurralde Fundazioa lleva 27 años en acción. ¿Cuál ha sido la clave para seguir generando impacto?

La clave ha sido la especialización de nuestro trabajo desde un enfoque integral. Durante estos 27 años, hemos combinado la cooperación internacional con la equidad de género y la educación para la transformación social. Esto nos ha permitido afianzarnos en el marco de los derechos humanos y desarrollar una gran capacidad de resiliencia. En algunos momentos, la cooperación internacional tuvo un impacto significativo en nuestro trabajo. Luego, con los flujos migratorios de hace más de una década, nuestro enfoque se amplió y nos especializamos también en el ámbito local, con una fuerte apuesta en la prevención de la violencia de género. Pero siempre hemos mantenido una conexión entre lo local y lo global. Como decimos en Haurralde, "el norte en el sur y el sur en el norte", porque entendemos que los desafíos y soluciones son interdependientes. Esa capacidad de adaptación ha sido clave. Además, hemos diversificado nuestras fuentes de sostenibilidad, lo que nos ha permitido consolidarnos y seguir adelante. Hoy en día, contamos con tres oficinas y seguimos fortaleciendo nuestro impacto.

“Nuestros principales ejes de acción son la prevención de la violencia de género, la erradicación del racismo y el empoderamiento de mujeres y niñas como un proceso continuo hacia la independencia”

Patricia Viviana Ponce - Directora de Haurralde Fundazioa

Dentro de este recorrido, ¿cuál diría que es la especialidad de la Fundación?, ¿qué la distingue en su forma de trabajar?

Nuestra especialidad radica en nuestra praxis feminista y en nuestro enfoque basado en los derechos humanos. Haurralde es una organización pequeña, pero con una gran fortaleza en su capital humano. Somos una organización feminista formada por mujeres, con un compromiso claro con el empoderamiento en todos los niveles. No solo trabajamos con mujeres migrantes, sino que también impulsamos el desarrollo profesional y el aprendizaje de las técnicas y profesionales vascas que forman parte de la organización. Nuestros principales ejes de acción son la prevención de la violencia de género, la erradicación del racismo y el empoderamiento de mujeres y niñas como un proceso continuo hacia la independencia. Aunque nuestro foco está en mujeres e infancia, también entendemos que los hombres forman parte de la vida de estas mujeres y que el cambio debe ser estructural. Además, trabajamos con una visión global: los mismos principios que aplicamos en el ámbito local los trasladamos a la cooperación internacional. Abordamos la prevención de la violencia, la lucha contra la discriminación y la reducción de la vulnerabilidad con una mirada integral y transformadora.

“Hay un retroceso preocupante en la financiación de derechos fundamentales, siendo el caso más extremo el de Estados Unidos, con el cese casi total de sus actividades de cooperación”

Patricia Viviana Ponce - Directora de Haurralde Fundazioa

A lo largo de estos 27 años, Haurralde ha sido testigo de cambios profundos en la sociedad. Desde su perspectiva, ¿cuáles son los principales desafíos que enfrentamos hoy como sociedad y qué papel juegan las asociaciones?

Hoy vivimos un contexto sociopolítico muy distinto al de hace dos décadas, marcado por el avance de movimientos conservadores que cuestionan derechos conquistados, especialmente los de mujeres y niñas. La negación de la violencia machista es un claro ejemplo de ello. Lo que antes fue un logro en visibilización, ahora está siendo puesto en duda, lo que nos obliga a reforzar estrategias para contrarrestar estos discursos. Además, hay un retroceso preocupante en la financiación de derechos fundamentales, siendo el caso más extremo el de Estados Unidos, con el cese casi total de sus actividades de cooperación. La reducción de 377 millones de dólares en el Fondo de Población de Naciones Unidas (UNFPA) y el recorte del 40% en la Ayuda Oficial al Desarrollo afectan directamente programas esenciales en derechos sexuales y reproductivos, salud materno-infantil y prevención de la violencia.

“Aunque las sociedades rara vez se reconocen como racistas, las desigualdades existen y es crucial generar nuevas metodologías educativas para abordarlas”

Patricia Viviana Ponce - Directora de Haurralde Fundazioa

En este escenario, las administraciones que aún sostienen estos compromisos deben ser firmes y valientes para garantizar la continuidad de políticas públicas. También persisten desafíos estructurales urgentes. La violencia de género sigue siendo una realidad, y es fundamental contar con equipos formados y administraciones comprometidas para combatirla. A esto se suma la necesidad de abordar el sistema de cuidados, que sigue recayendo desproporcionadamente en las mujeres, especialmente migrantes. La prevención del racismo es otra asignatura pendiente. Aunque las sociedades rara vez se reconocen como racistas, las desigualdades existen y es crucial generar nuevas metodologías educativas para abordarlas. En este panorama, el rol de las organizaciones es clave: necesitamos reforzar nuestra incidencia y exigir compromisos firmes para seguir avanzando en la defensa de los derechos humanos y la equidad de género.