“Para saber si un edificio es realmente saludable, hay que medir ciertos parámetros: calidad del aire, niveles de CO₂, presencia de sustancias nocivas… Sin mediciones, todo lo demás son suposiciones”
"Una rehabilitación sin números es como disparar a ciegas"
Cada vez es más evidente que la rehabilitación de edificios es clave en la reducción del consumo energético y las emisiones de CO2. Pero, ¿cómo lograr que estas reformas sean eficaces, accesibles y, sobre todo, saludables? Hablamos con Koldo Monreal, CEO de Onhaus Global System, experto en edificación sostenible y rehabilitación energética, para entender los desafíos y las claves de una rehabilitación verdaderamente eficiente.
¿Cómo debe ser una rehabilitación para que sea saludable, accesible y eficaz?
Para empezar, hay que diferenciar entre eficacia y eficiencia. Un edificio es eficaz cuando cumple su función: protegernos del agua, el viento y otros elementos. Pero será eficiente cuando, además de ser eficaz, logre estos objetivos con menos recursos, menor consumo energético y un impacto reducido. Sobre la accesibilidad, hay dos aspectos clave: el económico y el arquitectónico. Una rehabilitación debe ser asequible para la mayoría de la población; de lo contrario, no será una solución real. Y, por supuesto, debe garantizar accesibilidad física, eliminando barreras arquitectónicas, algo que la arquitectura lleva solucionando desde hace años. En cuanto a la salud, un edificio saludable es aquel que nos cuida, que no nos intoxica. No hay que confundirlo con el concepto de “edificio enfermo”, que ya tiene patologías estructurales. Para saber si un edificio es realmente saludable, hay que medir ciertos parámetros: calidad del aire, niveles de CO₂, presencia de sustancias nocivas… Sin mediciones, todo lo demás son suposiciones.
¿Cuáles son los primeros pasos para acometer una rehabilitación?
Lo primero es un diagnóstico preciso, igual que cuando vamos al médico. No basta con una simple inspección visual; hay que medir con herramientas como blower door, termografía, ultrasonidos e infrarrojos. Solo así podemos conocer realmente el estado del edificio. A partir de ahí, hay que planificar la rehabilitación de forma inteligente y paso a paso, evitando errores comunes como “algo hará, mejor que antes estará”, que han causado auténticos desastres en muchas intervenciones.
“La rehabilitación debe estar en manos de profesionales que calculen y evalúen cada intervención con datos y números reales”
¿La reducción de emisiones de CO₂ pasa necesariamente por una rehabilitación? ¿Qué tipo de construcción se debería aplicar?
Sin duda. La rehabilitación es clave en la lucha contra el cambio climático. Y para hacerlo bien, hay que seguir los principios del Passive House, que en España se basan en seis puntos fundamentales.Uno de los más importantes es la calidad del aire interior. Según la Organización Mundial de la Salud, no deberíamos superar las 1.000-1.200 ppm de CO₂ en un edificio. Para garantizar un aire limpio y saludable, hay que medir y renovar el aire correctamente. Y aquí llegamos a un punto crítico: la ventilación mecánica con doble flujo con recuperador de calor. Una rehabilitación que no tenga en cuenta la ventilación está destinada al fracaso. No se trata solo de aislar mejor, sino de renovar el aire sin perder energía. Sin este punto, la rehabilitación será, como mínimo, mediocre.
“Un edificio saludable es aquel que nos cuida, que no nos intoxica”
¿Cómo afectan las nuevas tecnologías a la rehabilitación?
Las nuevas tecnologías nos ayudan a ordenar y optimizar los procesos. La inteligencia artificial, por ejemplo, puede ser una gran aliada. Nos permite analizar datos de diagnóstico, introducir variables y calcular el impacto de cada intervención. Dicho de otro modo: una buena rehabilitación no puede depender solo de la intuición o la experiencia, sino de números concretos. Es fundamental que haya una dirección facultativa detrás del proyecto: arquitectos, ingenieros, profesionales que evalúen cada intervención con datos reales. Tiene que haber un director de orquesta que evalúe y cuantifique las intervenciones, para saber de dónde partimos y hacia dónde queremos ir. Uno de los errores más graves en rehabilitación es que tomemos decisiones que no sean en base a datos. Sin números, estamos disparando a ciegas.
En resumen, ¿qué es lo más importante para garantizar una rehabilitación eficiente?
Medir antes de actuar, planificar de forma inteligente, aplicar criterios de Passive House, garantizar una ventilación adecuada y basar cada decisión en datos reales. Una rehabilitación bien hecha mejora la eficiencia energética, la salud y el confort del edificio, pero para ello hay que hacer las cosas con rigor. Y, sobre todo, hay que cambiar la mentalidad: rehabilitar no es solo “cambiar ventanas y aislar”; es transformar los edificios para que sean más eficientes, saludables y sostenibles a largo plazo.
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