Los contenidos difundidos por youtubers infantiles fomentan un consumo excesivo de juguetes, perpetúan estereotipos de género y generan niños con tendencia acumulativa y poca tolerancia a la frustración, según la experta en marketing Alba López Bolás.

La coordinadora del Máster en Marketing Digital de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR) ha analizado en un estudio los contenidos publicados en Vlad y Niki, uno de los canales de youtubers infantiles más populares, dirigido a un público de entre 3 y 6 años.

Con casi 28 millones de suscriptores en su canal en español, sus vídeos se centran en la promoción de juguetes, pero están editados con efectos especiales y música, lo que puede confundir a los espectadores sobre las características reales de los artículos.

Esa post-producción de los vídeos, con recursos “muy impactantes”, hace pensar a los pequeños espectadores que esos contenidos son “más entretenidos” que su vida real. En este sentido, López Bolás ha alertado de que los consumidores de estos vídeos son niños muy pequeños, por lo que son “muy influenciables” por los contenidos de estos canales de YouTube.

En todos los episodios, los protagonistas de Vlad y Niki realizan sus rutinas diarias rodeados de juguetes nuevos, pero “no se aprecia ni se muestra cómo han conseguido los padres esos juguetes y el esfuerzo que hay detrás para comprarlos”.

Esta experta en marketing digital ha agregado que, en algunos vídeos, los chicos rechazan juguetes como muñecas Barbie, lo que contribuye a reforzar estereotipos de género.

Además, subraya que en este canal no se detalla que se trata de una colaboración publicitaria.

Por ello, los niños de entre 3 y 6 años que visionan estos contenidos consideran “algo totalmente normal” que los protagonistas de los vídeos vivan “totalmente rodeados de juguetes”.

Tampoco aprenden a valorar las cosas importantes de su vida y se pierden el contacto social con otros menores, ya que, en estos vídeos solo salen dos niños, que suelen ser hermanos.

Los espectadores piensan que lo normal es estar en casa jugando con juguetes nuevos, sin interacción social con otros niños, y tampoco realizan otro tipo de actividades más reposadas, como manualidades”, explica.

Todo ello ha provocado que algunos niños no sepan aburrirse y crean que no es algo habitual, porque en este tipo de vídeos hay una actividad frenética.

El consumo de estos vídeos en la infancia puede provocar que haya adolescentes con “mayor dependencia de las pantallas” y tendencia a acumular objetos materiales.

Esta experta recomienda a los padres “acompañar” siempre a sus hijos en el visionado de cualquier contenido, ya que, erróneamente, se cree que, al aparecer niños en estos vídeos, son aptos para el público infantil.