La cremación ha ganado terreno en el ámbito de los servicios funerarios, alcanzando un 45% de las elecciones en el Estado y superando el 55% en las grandes ciudades, según datos de Panasef (Asociación Nacional de Servicios Funerarios).
Aunque cada vez más personas optan por este método, todavía existen dudas e inquietudes comunes sobre cómo funciona el proceso y sus implicaciones. A continuación, abordamos las principales cuestiones.
¿Es siempre la cremación una opción viable?
Generalmente, sí. Sin embargo, no es permitida en casos de exposición a radiaciones ionizantes tras ciertos tratamientos médicos o si la autoridad impone restricciones.
¿Por qué el volumen final de las cenizas es reducido?
Durante la cremación, el cuerpo alcanza temperaturas extremas que vaporiza la materia orgánica, quedando solo fragmentos inorgánicos, principalmente de hueso. En promedio, el volumen de las cenizas ronda los 3-4 litros, una cifra que puede variar según factores como el tamaño del cuerpo y la edad.
¿Es posible la confusión entre cenizas de distintos difuntos?
Es imposible, y es que la normativa de trazabilidad evita cualquier mezcla de cenizas. Cada cremación se realiza de forma aislada y controlada, usando una piedra ignífuga con numeración única que garantiza la identificación del difunto hasta el final.
¿Por qué demora la entrega de las cenizas?
La cremación dura de 3 a 4 horas, tras las cuales es necesario un periodo de enfriamiento. Además, se extraen posibles elementos metálicos antes de colocar las cenizas en la urna.
¿Por qué se crema el féretro en vez de reciclar su madera?
La normativa sanitaria exige que los fallecidos estén dentro de un féretro, tanto para cremación como para inhumación. Esto garantiza el respeto y dignidad del proceso.
¿Cuándo puede recoger la familia las cenizas?
La entrega se gestiona con un documento firmado por la familia que establece los términos y plazos para recoger las cenizas.
¿Las cremaciones respetan el medio ambiente?
Empresas como Mémora han desarrollado prácticas sostenibles en sus procesos, desde el uso de féretros con maderas certificadas hasta urnas biodegradables y hornos con filtros de bajas emisiones. Su compromiso ecológico se ve reflejado en la acreditación ISO 14001 y en la gestión en espacios como el tanatorio Rekalde de Donostia, único en la ciudad con horno crematorio de bajas emisiones.