“Me pegó y se fue hacia atrás. Decía, uno contra uno. Yo sólo quería devolver el golpe a Santi, pero en realidad no me dio tiempo a pegarle porque no paraba de mover las manos para todos los lados y después se lo llevaron. Decía uno contra uno, mientras se iba yendo hacia atrás”. El joven apodado como el argelino, al que se juzga como causante de la muerte de Santi Coca, el menor de 17 años que falleció en el hospital dos días después de recibir una paliza el 26 de abril de 2019 en el exterior de una discoteca donostiarra, ha defendido este miércoles su inocencia y ha asegurado que no agredió a la víctima.

De hecho, el inculpado, que ha respondido sólo a las preguntas de su abogado, precisa que fue Coca quien primero le pegó a él un puñetazo y que él intentó devolvérselo sin éxito. Según su relato, aunque llegó a agarrarlo con una mano, no pudo pegarle al caerse al suelo en el tumulto que se había formado. "No me dio tiempo a pegarle, mi intención era hacerlo pero no pude. No le di ninguna patada, o al menos no lo recuerdo", ha insistido el procesado durante su declaración en la octava sesión del juicio con jurado que se sigue desde la semana pasada en la Audiencia de Gipuzkoa. 

El día de los hechos se había desplazado a Behobia "a comer con los colegas", y fue posteriormente cuando surgió el plan de ir a la discoteca Gu, a la que llegaron sobre las cuatro de la mañana. Asegura que consumió cocaína y bebió unas copas. Cuando se disponía a dejar la sala de fiestas, según relata, vio "un follón montado" junto a unos jardines y decidió acercarse porque entre las personas implicadas estaban algunos de los colegas con los que se había desplazado desde Behobia esa noche.

En ese momento, un joven a quien identifica como Santi Coca se le acercó y le dijo que no se metiera en la bronca, tras lo cual le propinó "un puñetazo muy fuerte en el pómulo" que, según asegura, le hizo retroceder varios pasos porque no se lo esperaba. Reconoce que sintió rabia. En esos momentos sólo pensaba en devolverle el golpe, "pero a mi me sacaron del barullo. Había mucha gente: Ivan, Ismael, amigos de él y otros que no pintaban nada".

Durante el juicio testigos han relatado estos días atrás que el origen de la agresión, ocurrida en el exterior de la discoteca Gu, en las inmediaciones del Ayuntamiento, fue la sustracción de un paquete de tabaco a un amigo de Iker Coca, hermano de Santi, después de que este se negara a dar un pitillo a un joven que se lo había pedido.

El acusado ha reconocido que se enfadó mucho cuando le reprocharon que él había estado implicado en esos hechos, que originaron la pelea. "Me enfurecí porque yo no quité tabaco a nadie. A partir de ahí me pegaron, me llevaron a una esquina y me rayé. Es verdad que me enfurecí porque estaba borracho, pero yo en realidad no soy así", ha declarado. 

Segundo juicio con jurado

Entre noviembre y diciembre de 2023 tuvo lugar otro juicio con tribunal jurado contra otros cinco acusados de la muerte de Coca presuntamente implicados en la pelea. En aquel juicio un hombre fue condenado a tres años y medio de prisión por homicidio imprudente, mientras que otros cuatro fueron absueltos del asesinato que se les imputaba. 

El procesado que está siendo juzgado ahora se encontraba entonces fugado. Huyó antes de la cita en la que se iba a enfrentar a una petición de veinte años de cárcel por parte de la Fiscalía y del Ayuntamiento donostiarra. No fue capturado hasta el pasado 27 de febrero en Francia, desde donde luego fue entregado al Estado por las autoridades galas.

La Audiencia de Gipuzkoa había dictado una orden de detención en febrero del pasado año, después de constatar que había dejado de cumplir la obligación de presentarse periódicamente ante la justicia, mientras esperaba la celebración del juicio. Hoy, vestido con una sudadera blanca, se ha sentado en el banquillo de los acusados para confesar que no fue consciente de la gravedad de los hechos. "No sé cómo cayó. Sólo recuerdo que le agarré y volé. Intervinieron todos sus amigos. Yo me quedé en el suelo. Veía a mucha gente. Vi pegar a todo el mundo, era un todos contra todos. Sé que Ivan ha sido condenado, pero yo no lo vi pegar", ha relatado. 

"Me pararon y me tranquilizaron"

El acusado ha reconocido que tras la trifulca quiso volver al lugar de los hechos a recuperar su gorra. "Me pararon y me tranquilizaron. Yo sólo puedo decir que no di esa última patada. Cuando me fui seguía habiendo un grupo en el lugar", ha insistido. El consistorio donostiarra atribuye precisamente al acusado haber propinado a Coca una "última y brutal patada en la cabeza" cuando la víctima ya había perdido el conocimiento.

"Me alejó Eneko y una chavala. Yo quería mi gorra. Nos pegamos y ya, pero no era consciente de la gravedad de la situación", ha confesado el joven, que aquella noche después de la pelea se disponía a regresar a su domicilio con sus amigos cuando fue retenido por un policía. "Le dije que había habido una pelea, y que me iba a Hernani, pero cuando me dijeron que el chaval estaba mal, me asusté, me rayé mucho. Me asusté mucho cuando la Ertzaintza nos dijo que casi matamos al chaval. Había estado todo el día fumando porros. Soy un consumidor habitual, y ese día además bebí varias copas. Sereno no estaba, pero cuando te dicen la gravedad de lo ocurrido se te quita todo. Lo siento, de verdad. En nombre mío y de todos los implicados", ha confesado durante la vista oral del proceso que se desarrolla desde el lunes de la semana pasada y hasta el 18 de noviembre en la Sección Primera de la Audiencia de Gipuzkoa.

Iker Coca, el hermano de Santi, que fue el primero de los testigos en declarar la semana pasada para volver a recordar la brutal agresión que desencadenó la muerte de su hermano, lamentó que el acusado "se ha reído de nosotros" con su fuga, y confió en que el tribunal haga "el mejor trabajo posible".

Los cuatro forenses que hicieron los dos informes de autopsia del caso mantuvieron el martes sus discrepancias sobre las causas que originaron la hemorragia cerebral que causó la muerte de Santi Coca en el hospital dos días después de recibir una paliza el 26 de abril de 2019 en el exterior de la discoteca donostiarra.