El cansancio que reflejaban los rostros cedía también su espacio a una desbordante alegría. La Behobia-San Sebastián es una carrera tan popular como exigente, y la satisfacción una vez superada la prueba era más que evidente entre los 24.970 corredores que han alcanzado este domingo la meta. No era para menos, después de un largo plan de entrenamiento que ha acabado dando sus frutos, como reconocían a este periódico participantes consultados, procedentes de toda la geografía estatal. 

“Esta experiencia se la recomendamos a todo el mundo. Si alguien tiene que elegir una media maratón en su vida, que sea la Behobia. Es única, una fiesta durante todo el fin de semana. Hay que probarla al menos una vez en la vida”. Ester Julián y Raúl Montón vienen de Guadalajara y pertenecen al club de triatlón Marchamalo. Minutos después de llegar a meta, ambos no dejaban de sonreír. “Es la quinta vez ya aquí, y este año además hemos mejorado marca, con 1,28. Nos gusta más el trail que el asfalto pero la verdad es que esta carrera no nos la podemos perder por nada”, reconoce Julian. 

Ester Julián y Raúl Montón, de Guadalajara, muestran sonrientes su medalla. Iker Azurmendi

Algo que corrobora su compañero de equipo. Ambos aseguran que el boca a boca hace que la participación siga creciendo. “Cada año traemos a más gente, y es que además se come muy bien. Nos hemos juntado los amigos y ahora nos vamos a una sidrería para darnos el homenaje. Este año tenemos la suerte de que mañana tenemos el día libre, así que lo vamos a disfrutar a tope”, sonríen los atletas.

Padre e hija sobre el asfalto

Iñaki y Leire Juanbeltz, padre e hija, han participado por primera vez juntos. Él acumula 30 ediciones a sus espaldas, ella cinco, y este 2024 ha sido el del reencuentro sobre el asfalto. “Yo lo había dejado en los últimos años, y ella me animó a participar. Era de los que siempre salía a cuchillo, pero este año ha sido diferente, disfrutando del ambiente inmejorable en puntos como Gaintxu y el alto Miracruz”, confiesa Juanbeltz. 

Iñaki y Leire Juanbeltz. Iker Azurmendi

Atletas procedentes de Barcelona también dicen tener muy buenas sensaciones, tal y como reconocía Ruben Moreno, en compañía de Alizee Kervevan y Txabi Salazar. “Veníamos con una preparación un poco más justa de lo normal. Los tres somos triatletas y acabamos de terminar la temporada, pero nos hacía mucha ilusión poder venir aquí ya que las referencias no podían ser mejores”. 

Reconoce Moreno que las expectativas se han cumplido al 100%. El País Vasco, dicen los tres, nunca defrauda. “La Behobia es una carrera muy popular, pero a su vez muy exigente. Es de mucho desnivel, con dos puntos cruciales muy duros, y la verdad es que se nota muchísimo el plus que aporta la afición. No hay ningún gel, ninguna pastilla de sal que te dé lo que te da esta afición que no te conoce de nada y está un domingo por la mañana dejándose la voz. A eso se llama solidaridad”, aseguraba Moreno, visiblemente emocionado. 

Anabel, la "superembajadora" de la Behobia

La donostiarra Anabel Deogracias se reconoce una “superembajadora” de la Behobia-San Sebastián. Iker Azurmendi

La donostiarra Anabel Deogracias se reconoce a sí misma “superembajadora” de la Behobia-San Sebastián. “Me encanta, soy fan. Esta es mi onceava edición”, dice, rememorando sus diez participaciones presenciales, a la que se suma la virtual, que estuvo condicionada por la pandemia. “La primera carrera que hice en mi vida fue en 2014. Me encantó y desde entonces me propuse hacerla siempre que la salud me lo permita. Desde entonces no he fallado. Behobia es una carrera única, mágica. Siempre les digo a todos mis amigos que hay que experimentarla una vez en la vida”, sonreía en el Boulevard. 

Otro de los fieles a la cita es Josema Fernández, que llega a meta con su peluca, como acostumbra todos los años este profesor de Errenteria. “Lo del ambiente de esta carrera es impresionante. En Errenteria te conoce todo el mundo. La verdad es que no dejan de animarte y se te acaba poniendo la piel de gallina”, reconoce este docente del colegio Telleri, integrante de un gran equipo de deportistas formado por padres, profesores y exalumnos. 

El profesor de Errenteria Josema Fernández, a su llegada a meta con peluca. Iker Azurmendi

Para María Gómez Hernández, de Salamanca, ha sido su primer año. “Tenía cierto miedo porque ya me habían avisado de que es un poco dura, pero en realidad la gente te anima tanto que prácticamente te va llevando”. Dice la atleta que en Salamanca, dentro del circuito de carreras de la Diputación, hay seis medias maratones que, comparadas con la Behobia, se quedan muy atrás en cuanto a animación se refiere.

Para la salmantina María Gómez Hernández ha sido su primera edición en la Behobia. Iker Azurmendi

“Y por si fuera poco ha salido un día estupendo, sin viento, y de temperatura genial. Nos vamos a celebrarlo por todo lo alto”, confesaba la atleta. 

Buenas sensaciones también para Ander Gorrotxategi y Josu Urrestarazu, vecinos de Idiazabal. “Es mi segunda participación. Estoy preparando la maratón de Valencia. He salido con la liebre de 1,25, me he sentido muy cómodo en el kilómetro 9, y he decidido tirar para adelante. Muy contento. He terminado con fuerza, como para volver”, declaraba en meta Gorrotxategi. 

Ander Gorrotxategi y Josu Urrestarazu, vecinos de Idiazabal Iker Azurmendi

Urrestarazu es más veterano. Se trata de la duodécima edición para él. “Se agradece muchísimo el apoyo de la gente, la afición te arropa de principio a fin, hasta la meta del Boulevard. La organización también es genial. Claro que volveremos”.

Las irundarras Mertxe Garmendia y Oihana Elortegi. Iker Azurmendi

Algo que también suscriben las irundarras Mertxe Garmendia y Oihana Elortegi. “Es una carrera en la que se sufre un poquito. Es todo cuesta y hace falta entrenar porque no es ninguna broma”, confiesan ambas. “Mi primera Behobia la hice con 18 años y la verdad es que no sé ni cuántas llevo ya, se pierde un poco la cuenta”, reconoce Elortegi, que antes de regresar a casa tenía previsto darse “un bañito” en la playa, y echar un bocata en la Parte Vieja con sus compañeros de equipo.