Florencio Iracheta y Guillermo Torrijos comparten varias cosas en común. Ambos fueron socialistas y su campo de acción fue Gipuzkoa, el primero en Irun y el segundo en Donostia. Y, además, ambos fueron perseguidos por el franquismo. Ante el poco conocimiento que hay de su vida y con el compromiso de preservar su memoria, la Fundación Ramón Rubial encargó al doctor especializado en Historia Contemporánea del País Vasco Pedro Barruso la creación de una biografía para cada uno.

Estos trabajos se presentaron ayer, con el autor y la vicepresidenta de la Fundación Ramón Rubial, Blanca Roncal, acompañados de la directora de Cultura de la Diputación, María José Telleria. Además, la labor de Pedro Barruso ha visto la luz con la colaboración del Instituto Gogora del Gobierno Vasco.

El autor, en su intervención, ha aclarado que estos trabajos “nacen de un proyecto más amplio: el diccionario biográfico del socialismo español, que cuenta en Internet con 53.000 entradas”. Al ser este un formato de escritura breve, quisieron que algunos personajes tuvieran “una información más amplia”. A pesar de no ser “los socialistas más destacados que salen en todos los libros de historia”, ha comentado Barruso, “si nos fijamos en lo local vemos que su recuerdo es importante y que su memoria debe permanecer”.

Florencio Iracheta Quilez fue un hombre importante en Irun en el primer tercio del siglo XX. Concejal socialista de la localidad, “luchó porque hubiera vivienda digna y barata”, en palabras de Pedro Barruso. Mediante la Cooperativa Irunesa para la construcción de Casas Baratas, de la que fue presidente, Iracheta fue uno de los impulsores del barrio de Anaka en Irun, que es “lo que aún perdura de su legado”, según el autor de su biografía.

Si Iracheta fue un socialista importante en la localidad del Bidasoa, Guillermo Torrijos lo fue en Donostia. “Fue pionero de los socialistas guipuzcoanos”, aseguró Barruso. Entre otras cosas, desde el Ayuntamiento de Donostia, donde aparte de teniente de alcalde fue también primer edil en funciones cuando el republicano Fernando Sasiain tuvo problemas de salud, Torrijos fue el promotor de las escuelas del monte Urgull. Además, formó parte del Consistorio que comenzó la construcción de lo que hoy en día es el Hospital Donostia. Torrijos fue también propietario de un taller de ebanistería, en el cual “sus obreros tenían unas condiciones bastante mejores que la mayoría de aquella época”, ha contado Barruso en la rueda de prensa de presentación, y donde se producían muebles para la Cooperativa Alfa de Eibar. Falleció en el exilio en 1942, en París, de donde no quiso marchar pese a la invasión alemana, por lo que fue enterrado en la capital francesa.

“Archivo” de memoria

La directora de Cultura de la Diputación, María José Telleria, destacó que tanto Florencio Iracheta como Guillermo Torrijos fueron “dos hombres muy importantes que, desde su posición, trabajaron por la democracia, la paz y la libertad, por lo que son un ejemplo para la convivencia”. De esta forma, con la publicación de estas biografías se salda “una deuda con nuestra historia”, ya que “representan una parte fundamental de nuestra historia democrática por su ejemplo insuperable de sacrificio y lucha por la libertad”, declaró Telleria.

Blanca Roncal ha querido destacar en su intervención que el objetivo de la Fundación Ramón Rubial es “rescatar del olvido a las personas” que han luchado por “los derechos humanos y la democracia”. Para ello, su intención es crear un “archivo de personas que han sido importantes desde el punto de vista de la defensa democrática”. La vicepresidenta de la fundación puso énfasis en la transmisión de la historia a los más jóvenes, ya que “los que vivieron estas situaciones van desapareciendo” y es fundamental “mantenerlo documentado para que las nuevas generaciones puedan consultarlo” y evitar así “que la historia se repita”.