Las mujeres destinan, de media, más del 40% de su sueldo al alquiler de la vivienda en Euskadi, según se puede leer en la Encuesta a Hogares en Régimen de Alquiler (ENALQ), realizada por el Departamento de Planificación Territorial, Vivienda y Transportes del Gobierno Vasco, con datos referidos a 2022. En concreto, esta encuesta se centra en un “análisis sobre el fenómeno del alquiler de la vivienda principal desde la perspectiva de género”, lo que sirve para “identificar las brechas de género existentes en los diferentes ámbitos sociales”.

Son 130.688 los hogares en régimen de alquiler en la CAV, de los cuales el 38,6% (50.448) corresponde a contratos en los que las personas arrendatarias son exclusivamente mujeres, mientras que el 32,7% (42.728) corresponde a hombres y el 28,7% (37.512) a hogares constituidos por personas de ambos sexos. Además, el 42,5% (55.561) de las viviendas están constituidas por personas arrendatarias sin nacionalidad española de origen. 

Los hogares unipersonales, mientras, suponen el 27,3% del total, con una distribución por sexos similar (51% mujeres), que se acentúa en el grupo de mayores de 65 años, donde el 72,6% de los hogares unipersonales están constituidos por mujeres. Otro dato destacable es que los hogares en alquiler monomarentales (una mujer con sus hijos o hijas) son 16.634, mientras que los monoparentales apenas son 2.003.

El esfuerzo económico dedicado al alquiler es uno de los aspectos analizados en la encuesta donde más se nota la diferencia entre sexos, ya que las mujeres destinan más del 40% de sus ingresos al alquiler, porcentaje que en el caso de los hombres es inferior a ese 40%. Concretamente, las mujeres dedican una media del 43% de sus ingresos al alquiler: es el caso de los hogares unipersonales formados por una mujer y por los monomarentales, porcentaje que en los hombres es del 38,9% y del 37,6%. Y eso pese a que los hogares unipersonales formados por una mujer pagan una media de 532,7 euros de alquiler al mes, por los 585,3 euros de los hombres, diferencia mayor en el caso de las viviendas monomarentales (524,8 euros de media al mes) y las monoparentales (637,2 euros). Lo que refleja las diferencias salariales, evidentes, por ejemplo, en el caso de los hogares monomarentales, ya que las mujeres cobran una media de 1.330,4 euros netos al mes, cantidad que se eleva a los 1.877,6 euros netos mensuales en el caso de los hombres.

Los hogares monomarentales muestran más problemas de pago de alquiler debido a ese esfuerzo económico que deben hacer, y el 21% de esas viviendas reconoce que ha retrasado al menos una mensualid, porcentaje que baja al 13,3% en el caso de los hogares monoparentales. Sin embargo, en el caso de las viviendas unipersonales, los retrasos en alguna mensualidad son menores en las mujeres (4,7%) que en los hombres (10,6%).

Ayudas

En cuanto a las ayudas económicas para pagar el alquiler, el 19% del total de hogares reciben algún tipo de ayuda. Al tener menos ingresos, las mujeres necesitan más de estas ayudas que los hombres. Por ejemplo, el 30,1% de las viviendas monomarentales tienen alguna ayuda para pagar el alquiler, por el 13,6% de las monoparentales. En los hogares unipersonales los porcentajes son del 19,1% las mujeres y del 14,3% los hombres, mientras que en el caso de las mujeres sin nacionalidad española de origen, el 36,4% de ellas reciben ayuda para el alquiler, por el 23,1% de hombres.

La necesidad de cambio de vivienda también es bastante habitual, ya que el 29,5% de las personas que viven de alquiler muestran ese deseo, un porcentaje que sube en el caso de los hogares monomarentales (33,9%) y, sobre todo, en el de las mujeres y hombres sin nacionalidad española de origen (más del 40%). Los principales motivos de la insatisfacción con la vivienda alquilada son que tiene condiciones deficientes o malas de habitabilidad, que la renta es muy alta y que el espacio resulta insuficiente.

Dificultades para buscar casa

El precio de la vivienda, la escasez del tipo de casa deseada y la propia solvencia económica son señaladas como las principales dificultades para acceder al mercado de alquiler. El precio es el gran problema para los hogares unipersonales y monomarentales, índice directamente relacionado con la solvencia económica de la persona que quiere alquilar, acentuada en el caso de las mujeres. Por último, la escasez de vivienda es vista como una dificultad tanto por hombres como por mujeres.

Pese a las dificultades económicas y a la citada necesidad de cambio por parte de casi tres de cada diez arrendatario, alrededor del 60% de las personas que viven de alquiler reconocen estar satisfechos con este modo de vida, aunque el porcentaje baja en el caso de las mujeres sin nacionalidad española de origen y de los hogares monomarentales.

Personas arrendadoras

La encuesta llevada a cabo por el Gobierno Vasco traza también un perfil de las personas arrendadoras, de las cuales el 52,6% son mujeres y el 47,4% hombres. Si se analiza la ocupación de estas personas, apenas el 44% de las mujeres aparecen como población ocupada, frente al 58% de los hombres. Además, el porcentaje de ingresos asociados al alquiler es mayor entre las mujeres (28,3%) que entre los hombres (21,8%). Y entre los aspectos para elegir a sus inquilinos, las mujeres dan más importancia que los hombres a que los arrendatarios sean de larga duración y a su apariencia física, mientras que los hombres valoran un poco más que los inquilinos formen un núcleo de convivencia convencional. Por último, los hombres exigen, de media, más condiciones para la firma del contrato, ya que solicitan en más ocasiones alguna fianza particular, avales y un seguro de responsabilidad.