Tocamientos, penetración, masturbación, u obligar a realizar o presenciar actos de exhibición sexual. Las agresiones sexuales a menores detectadas por el teléfono o chat de la Fundación ANAR han aumentado un 55% en los últimos cinco años, según su II estudio Agresión sexual en niñas y adolescentes. “Las agresiones sexuales, sobre todo en menores de edad, son un fenómeno escondido y oculto por nuestra sociedad, en el que prevalece por parte de las víctimas muchas veces el miedo y la vergüenza”, afirmó en una rueda de prensa el director técnico de la Fundación ANAR, Benjamín Ballesteros.

4.522 menores de edad

Según reveló la directora del teléfono y el chat ANAR, Diana Díaz, la fundación ha ayudado a 4.522 menores de edad víctimas de violencia sexual (3.560 niñas y mujeres adolescentes, 959 varones y tres menores no binarios) desde enero de 2019 a junio de 2023.

En este sentido, añadió que la tasa de crecimiento desde el anterior estudio, ha sido del 353%. “La tecnología está implicada directamente en este incremento, además de otras muchas causas que evidentemente están ahí”, reveló Díaz, quien agregó que la tecnología aparece en un 44% de los casos.

En cuanto a los tipos de agresión sexual, precisó que la presencial –que hace referencia a cuando la libertad sexual de la niña o de una adolescente ha sido “claramente atacada, claramente vulnerada”– ha supuesto el 91% de los casos. A continuación aparece el grooming –cuando un adulto se infiltra en las redes con el objetivo de conseguir una gratificación sexual– que ha supuesto el 3,1%; seguido del sexting no consentido, con el 2,2% de los casos; la pornografía, con el 1,3%; y, por último, la explotación sexual o prostitución, con un 1,9%. El estudio refleja que las formas de agresión sexual más frecuentes han sido los tocamientos de zonas del cuerpo (51%), la penetración (19%), los besos (11%), la masturbación (10%) y obligar a realizar o presenciar actos de exhibición sexual.

Siete de cada diez, niñas

Respecto al perfil de las víctimas, Díaz señaló que es “marcadamente femenino”, siendo un 78% el porcentaje de niñas y mujeres que sufren este tipo de violencia. La edad media es de jóvenes de 12 años de media, frente a los 11,6 años de media del anterior estudio. Asimismo, añadió que, en el caso de los niños varones, la mayoría de los casos se sitúa entre los cero y los nueve años.

Además, el 43% de las víctimas mujeres menores de edad tienen educación secundaria obligatoria y un 22,4% educación primaria, un 67% de ellas tiene un nivel de satisfacción escolar medio o bajo.

Igualmente, Díaz destacó que, en el 40,7% de los casos, las víctimas viven con ambos progenitores y un 36,1% en familias monoparentales. Mientras, el 58,7% proceden de familias españolas y el 41% de familias migrantes. Además, un 2,5 de las víctimas tiene alguna discapacidad y siete de cada diez presentan un rendimiento escolar bajo.

Las principales consecuencias de las víctimas de violencia sexual son los cambios bruscos de conducta (23%) y los problemas psicológicos (20%), como la ansiedad, el miedo, la culpa, la depresión, problemas de sueño o los trastornos de alimentación. Además, destacó que la conducta suicida se produce en el 9,1% de las víctimas de violencia sexual.