Nos dejó Rafael Vinader Zurbano en el lubricán del 12 de septiembre de 2023, sin despedirse apenas, con la prudencia y discreción que caracterizó su vida. Y de repente la pena se apoderó de todos los que tuvimos la inmensa suerte de conocerlo. Su vacío se hizo tan presente que será imposible olvidarse del ausente. Hoy recompuestos los ánimos tras el golpe fatal de su pérdida nos invade la inmensa añoranza de su adiós. Nos redime de estos pesares el recuerdo de la elegancia de su porte, de sus maneras y de su trato, el aura de brillantez que irradiaba su presencia y la humildad de su carácter, la erudición de su siempre oportuno discurso cargado de satírica agudeza y su sencilla actitud ante la vida sin rastro alguno de petulancia vacua. Hoy definitivamente reconforta nuestro sentimiento y nos alegra el espíritu su indeleble recuerdo.

Inició Rafael sus tribulaciones en este valle de lágrimas como hijo único y póstumo de una familia religiosa en su Murcia natal. Vivió en Madrid, la capital de una España en plena dictadura de la que abominaba desde su más profundo pensamiento liberal, a pesar de albergar doloroso sentimiento de incomprensión por el asesinato de su padre en Paracuellos del Jarama. Mudó su residencia al septentrión de la península ibérica donde encontró su vocación por la economía y la docencia y el amor de toda la vida. Viajó con el ligero equipaje de la razón y el corazón por todo el mundo, recalando, habitualmente, en el Reino Unido, del que era firme partidario, encontrando en cada destino acomodo y provecho. Regresó a Madrid por cierta nostalgia de su patria, tornó a Londres con la alegría de encontrarse con sus hijas, tan inglesas como “guipuchis”. Su último trayecto partió de Richmond, ya sin aliento, para llevarle al panteón civil donde reposa para la eternidad junto a otros hombres ilustres de su misma estirpe.

Entre estos puntos biográficos ha transcurrido su existencia trazando una línea de vida rica en experiencias, múltiples y variadas, que solo son compatibles en personas que se conocen íntimamente y saben que las incidencias del camino les enriquecen y le apegan aún más a la vida.

Se formó en los jesuitas de Areneros, donde destacó entre sus compañeros, fue profesor en Deusto, enseñó en su admirada London School of Economics, fundador y profesor del Instituto de Empresa, entre otros centros de enseñanza donde asentó su cátedra. Dejó en todos estos destinos una estela de discípulos que han destacado en sus respectivas carreras profesionales, y que no me dejarán mentir sobre su innegociable integridad como persona, su aplicada rigurosidad como estudioso y su excelencia pedagógica como maestro. Acreditó sus conocimiento con una extensa obra escrita sobre las disciplinas que dominaba: la economía, la estadística y la empresa. Sus artículos periodísticos cargados de compromiso social y político fueron muy celebrados en España y fuera de ella. Hizo una breve incursión en la política de la mano del lendakari Garaikoetxea, con quien compartía la formación económica. Lejos del mundo de las aulas universitarias puso en práctica sus conocimientos convirtiéndose en un exitoso empresario en el mundo del arte y las antigüedades.

Rafael ha estado siempre acompañado de su entrañable núcleo familiar: eternamente Terete, sus adorables hijas Mónica y Gabriela y las encantadoras nietas Scarlett y Ellie, que se unen en este recuerdo.

Esta semblanza solo pretende mostrar la clase de persona, esposo, padre, intelectual, profesor, empresario que fue esta personalidad de la reciente historia de España. Descansa en paz, querido Rafael.