El pasado mes de julio, el Consejo de Gobierno vasco aprobó el Plan de Salud Vasco 2030, la hoja de ruta que define las políticas sanitarias que desarrollará en los próximos años con el “propósito de liderar una Euskadi más saludable”. El extenso documento expone la situación a la que se enfrenta nuestro sistema de salud, un ejercicio que cobra más importancia aún después de la convulsión mundial que supuso la covid-19. La pandemia, según el Gobierno Vasco, ha dejado secuelas y alterado el patrón de enfermedad y el estado de salud de la población vasca.
El nuevo Plan de Salud hace una radiografía precisa de la salud de los vascos y augura cuáles serán nuestras principales amenazas patológicas en el futuro. Una de las claves es el creciente e inevitable envejecimiento poblacional, después de que se hayan registrado en 2022 los peores datos de natalidad de la serie histórica. Y ese envejecimiento generalizado de casi 2,2 millones de habitantes acarreará el aumento de las enfermedades crónicas.
El nuevo Plan de Salud vasco incide en la igualdad: la brecha en la esperanza de vida en zonas desfavorecidas de Euskadi alcanza hasta 6 años en mujeres y 9 en hombres
De hecho, según los datos de prevalencia declarada en 2018, el 42% de los hombres y el 43% de las mujeres refieren padecer algún problema crónico de salud. Esto irá a más, si tenemos en cuenta que el 80% de las personas de más de 65 años y el 90% de las de más de 75 ya dicen padecer problemas de salud de larga duración.
Uno de los aspectos en los que incide el nuevo plan de Salud es el de la igualdad. Está demostrado que, al igual que en otros territorios, en Euskadi se observan diferencias significativas en la esperanza de vida al nacer en función de la zona de residencia. Es decir, se vive menos en aquellas zonas socioeconómicamente más desfavorecidas.
En 2017, se estimó que esta brecha puede alcanzar hasta 6 años en mujeres y 9 años en hombres. Aunque, excluyendo las zonas más extremas, el 90% de las zonas residenciales se encuentran en un rango de variación de la esperanza de vida al nacer de 4 años.
Las grandes patologías de los vascos también pueden cambiar. Hoy los grupos que suponen una mayor carga de enfermedad son las enfermedades cardiovasculares, tumores malignos, enfermedades respiratorias, enfermedades metabólicas, infecciones de transmisión sexual, trastornos mentales y enfermedades neurológicas, que son analizadas por separado.
Enfermedades cardiovasculares
Las enfermedades cardiovasculares son el conjunto de enfermedades graves más prevalentes en Euskadi. Entre ellas, destacan la enfermedad isquémica del corazón y la enfermedad cerebrovascular. Precisamente, Euskadi es la comunidad autónoma con la tasa más alta de prevalencia registrada en enfermedad cerebrovascular, en ese año, con 26,3 casos por cada 1.000 habitantes, frente a una media de 15,1 casos en el conjunto de España.
Euskadi es la comunidad autónoma con la tasa más alta de prevalencia registrada en enfermedad cerebrovascular
Son enfermedades asociadas a la edad y más frecuentes en hombres. Además, están fuertemente asociadas a factores de riesgo conductuales como consumo de tabaco, dietas grasas y poco saludables y sedentarismo. De nuevo, las personas con rentas más bajas se ven más afectadas debido a una mayor prevalencia de factores de riesgo asociado como la hipertensión, el colesterol elevado, la diabetes y obesidad.
Obesidad creciente
Un dato “muy preocupante”, según recoge el Plan de Salud, es el mayor grado de obesidad de los niños y niñas vascas en relación al resto del Estado. El sobrepeso y obesidad infantil y adolescente es un problema de “primera magnitud” para el Gobierno Vasco, porque acarrea tras de sí “claras implicaciones en el desenlace de enfermedades crónicas y en la calidad de vida presente y futura”.
Tumores malignos
Los tumores malignos son la principal causa de muerte a día de hoy en Euskadi. A nivel estatal se registran 40,2 casos por cada 1.000 habitantes, sin diferencias importantes entre hombres y mujeres (39,1 hombres, 41,3 mujeres).
La neoplasia maligna más frecuente en mujeres es la de mama que afecta a 13,1 de cada 1.000 mujeres, y en hombres, la de próstata, que afecta a 10,2 de cada 1.000 hombres, aunque los más frecuentes entre el conjunto de la población son los de piel (8,5 personas de cada 1.000).
Las tasas de prevalencia registrada para los tumores malignos de colon y recto y de mama en Euskadi están ligeramente por debajo de la media estatal. Sin embargo, la prevalencia de tumores malignos de tráquea, bronquios y pulmón en Euskadi, con 1,6 casos por 1.000 habitantes, están por encima de la media estatal.
Enfermedades respiratorias
Las enfermedades respiratorias más relevantes en Euskadi son la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) y la neumonía, pero registran diferencias importantes en cuanto a su prevalencia. Por ejemplo, la EPOC muestra 29,3 casos por cada 1.000 habitantes de 40 y más años el año 2019, frente al 33,9 de la media estatal.
Sin embargo, Euskadi es la segunda Comunidad Autónoma con mayor prevalencia de neumonía, por detrás de Navarra. La mayor frecuencia de neumonías se da en menores de 5 años y mayores de 70.
Trastornos mentales mentales
Las enfermedades y trastornos mentales tienen un protagonismo añadido en el nuevo Plan de Salud. Aunque la tasa de casos en nuestra comunidad es prácticamente idéntica a la estatal, la tendencia general es al aumento de casos y va a más con la edad. Se estima que cerca del 40% de las personas mayores de 65 años presenta algún trastorno.
Su prevalencia también se asocia a la clase social, siendo más frecuentes a medida que ésta disminuye. Los problemas de salud mental que con más frecuencia se registran en atención primaria son los trastornos de ansiedad, del sueño y depresivos.
El consumo de ansiolíticos en Euskadi ha subido un 68% en los últimos años y un 4,1% el de antidepresivos y se prevén más trastornos mentales
Además, el consumo de ansiolíticos y de antidepresivos se ha incrementado en los últimos años en Euskadi, en cerca de un 68% y un 4,11% respectivamente, respecto de los datos de 2013 tal como se recogió en la última Encuesta de Salud (ESCAV) de 2018.
La alerta en este aspecto es máxima. La OMS publicó el 2 de marzo de 2022 un informe científico en el que muestra las consecuencias que ha tenido el COVID-19 en la salud mental por miedo a la soledad, al contagio o a la muerte, el duelo por haber perdido un ser querido, y las preocupaciones económicas.
La pandemia ha afectado especialmente a la salud mental de personas jóvenes, entre quienes también se ha manifestado un aumento de intentos de autolesiones.
La red de salud mental de Osakidetza constató, de hecho, un incremento de consultas ambulatorias del 2,5% y del 13,8% de ingresos hospitalarios con respecto a 2019; aunque este incremento continuado se observa desde 2006 (+9%).
Enfermedades neurológicas
Las enfermedades neurológicas tienen una importancia creciente también, según la nueva hoja de ruta vasca, ya que “afectan a un porcentaje cada vez mayor de población y tienen importantes repercusiones sociales, sanitarias y económicas”. Las más conocidas y de mayor prevalencia son las siguientes: Alzheimer, Parkinson, ictus, esclerosis múltiple, cefalea y migraña, corea Huntington y epilepsia.
Pero un aspecto en el que se incide en el Plan de Salud es el aumento de las Infecciones de Transmisión Sexual (ITS). Salvo la lógica bajada debido al confinamiento y las limitaciones por la pandemia(2020), los casos de gonococia, sífilis precoz, sífilis congénita, clamidia, linfogranuloma venéreo y virus del herpes simple tipo 2 experimentan una evolución creciente que en los últimos 10 años.
Las infecciones de transmisión sexual se han convertido en un problema de salud de magnitud mundial. Entre 2018 y 2022 los diagnósticos de ITS crecieron de manera exponencial.
Estilo de vida vasco
“Las principales causas de mortalidad en Euskadi están asociadas a conductas modificables, como el consumo de tabaco y alcohol, dieta menos sana y escasa actividad física” principalmente, según el Plan de Salud 2030.
Por comunidades autónomas, Euskadi y Navarra son las comunidades que muestran mayor prevalencia de consumo de alcohol (más del 75,0%), mientras que la prevalencia declarada de consumo de tabaco en población adulta en Euskadi en 2020 es de 16% (está bajando desde 2008). Entre las sustancias ilegales, el cannabis es la que muestra mayor prevalencia de consumo, particularmente entre los jóvenes vascos, debido a una percepción de inocuidad generalizada.
Tendencias y escenarios futuros
Según recoge el nuevo Plan de Salud vasco, “la crisis sanitaria provocada por el COVID-19 es fiel reflejo del vínculo que existe entre la salud de las personas, los animales y el medio ambiente”. El aumento de la población humana y su tendencia a viajar, el papel de los animales en las vidas de las personas (ya sea como alimento, mascota…), la mundialización del comercio, el crecimiento de la actividad industrial y productiva, el cambio climático, la degradación de los hábitats naturales de animales y la utilización masiva de antibióticos en cultivos y ganadería” en muchas partes del mundo contribuyen a generar un aumento del riesgo de aparición de nuevas amenazas a la salud pública, como pueden ser las enfermedades zoonóticas (aquellas que pueden transmitirse de los animales a los seres humanos o viceversa).
En 2030 se prevé que las enfermedades crónicas representen tres cuartas partes de todas las muertes a nivel mundial
Según la Organización Mundial de Salud Animal (WOAH), un 60% de las enfermedades infecciosas humanas transmisibles son de origen animal y un 75% de los agentes patógenos de las enfermedades infecciosas emergentes del ser humano tienen origen animal.
Por otro lado, el Plan de Salud advierte que la carga mundial de enfermedad continuará desplazándose hacia las enfermedades crónicas, no transmisibles. En 2030 se prevé que estas enfermedades representen tres cuartas partes de todas las muertes a nivel mundial. Y también se prevé que continúe la tendencia, ya iniciada, de aumento de demanda en el ámbito de la salud mental.
La OMS considera que el incremento de bacterias resistentes a los antibióticos, en parte debido a su uso inadecuado, podrá suponer la primera causa de muerte en el mundo en 2050.