Que un día de relax en la playa se vea interrumpido de repente por una persona con la música a todo volumen es una experiencia desagradable. Muchos Ayuntamientos han optado por resolver este problema imponiendo sanciones económicas para quien supere cierto nivel de decibelios con sus reproductores, que en algunos casos alcanzan cifras por encima de los mil euros. Así encontramos, por ejemplo, que en el municipio cántabro de Laredo la multa por incumplir esta normativa es de 300 euros. En Badalona, en la provincia de Barcelona, la sanción alcanza los 600€, mientras que en San Javier, Murcia, llega hasta los 3.000 euros.
Las playas en las que esté prohibido poner música a un volumen elevado deben señalizarlo en sus accesos. Para conocer el límite de decibelios deberemos consultar las ordenanzas municipales, ya que no es igual en todos los lugares, aunque lo más común es que se prohíban los ruidos por encima de 45 decibelios de día y 35 por la noche.
En algunas localidades la prohibición no se limita únicamente a la playa, sino también a las zonas cercanas. En estos casos no se permite música a alto volumen que provenga de dispositivos portátiles -como un teléfono móvil o un altavoz- ni de reproductores incluidos en vehículos.
Cuando visitemos una playa es recomendable, por tanto, prestar atención a los paneles informativos de los accesos, ya que todas las prohibiciones deben estar expuestas en ellos. Si, a pesar de ello, nos quedan dudas, siempre podremos acudir a la autoridad competente para preguntar directamente.