Las características climatológicas del año pasado, el más cálido y uno de los más secos de la historia, promoverán una primavera moderada para los alérgicos al polen, excepto los de Extremadura y Toledo, donde las concentraciones serán más intensas, seguidas de Madrid, Huelva, Córdoba, Jaén y Sevilla.

Son las previsiones que la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (Seaic) ha expuesto este miércoles en una rueda de prensa en la que ha alertado, no obstante, del impacto del cambio climático y de la contaminación, que están aumentando las enfermedades alérgicas.

Factores a los que este año se suma un problema añadido: la alta presencia de virus respiratorios, coincidiendo con el arranque de la primavera, que no habían circulado en años anteriores.

Así, la segunda ola de gripe que se ha dado esta temporada "puede perjudicar" a los alérgicos porque supone adentrarse en este periodo con las "mucosas hiperreactivas" e inflamadas que facilitan la entrada de pólenes y alérgenos y se sienten así con mayor intensidad, ha resaltado Juan José Zapata, presidente del Comité de Aerobiología de esta sociedad.

Tal y como ha recordado el experto, las temperaturas medias se han elevado 15 grados de media, es decir, 1,6 grados por encima del promedio normal de las últimas décadas, lo cual no había sucedido nunca en la historia; además, la pluviosidad ha disminuido un 24 %, todo lo cual incidirá en la calidad de vida de los alérgicos.

Las altas temperaturas, la sequía y la contaminación aumentan las concentraciones de polen, también los tiempos de exposición al mismo y su agresividad, lo que da como resultado periodos más prolongados de presencia de granos y, por tanto, de sintomatología e, incluso, la aparición de nuevos pólenes en zonas en las que no estaban presentes.

Para este 2023, la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) calcula que las temperaturas van a ser normales, con tendencias alcistas para los próximos tres meses, mientras que la pluviosidad va a ser "más o menos normal" en el centro y oeste peninsular, si bien "es probable que llueva mucho más en Baleares y zona mediterránea".

Con estos datos que extrae de la Aemet, junto con los que le proporcionan las 62 estaciones aerobiológicas que el Comité de Aerobiología tiene repartidas por todo el territorio, la Seaic hace sus cálculos sobre la primavera que aguarda a los millones de alérgicos que hay en el Estado español.

Las centra en las gramíneas porque representan el 80 % de las alergias, seguidas de olivo, arizónicas, plátano de sombra, salsola y parietaria.

El resultado de todo ello es que va a presentarse moderada y "previsible" como la anterior en la mayor parte del Estado españo, excepto las dos provincias extremeñas y Toledo, donde los niveles van a ser intensos, con más de 7.000 granos de gramíneas por metro cúbico en las dos primeras y más de 6.000 en la segunda.

Algo más suave, pero aún así con niveles moderados, será Madrid, donde se superarán los 4.000, y Huelva, Córdoba, Jaén y Sevilla.

Por el contrario, la primavera se prevé leve en el todo el litoral mediterráneo, Aragón y cornisa cantábrica, y más favorable aún en las islas Canarias y Almería, donde apenas se rebasará el millar de granos.

Con todo, los expertos han advertido de que estas previsiones dependerán de las condiciones climáticas, en estos momentos muy difíciles de predecir; así por ejemplo, a corto plazo, la lluvia es beneficiosa porque humedece el polen y lo hace caer al suelo pero, a la larga, favorece el crecimiento de todas las plantas, especialmente las gramíneas.

Ante este panorama, el presidente de Seaic, Ignacio Dávila, ha reivindicado la alergología de precisión porque los pacientes que llegan a consulta "no suelen ser alérgicos a un único polen sino que están sensibilizados a un conjunto de ellos".

En este sentido, ha recordado la revolución de los anticuerpos monoclonales, que permiten actuar contra la molécula alergénica causante del problema y que puede ser identificada gracias a esta medicina de precisión.

Pero los expertos han pedido algo más, y es la propia implicación de los alérgicos, a los que invitan a "no esperar al último momento" para ir al médico y seguir las previsiones diarias de pólenes.

Y también un mayor compromiso por parte de los ayuntamientos para reducir la contaminación y la emisión de gases, y pensárselo dos veces antes de plantar árboles decorativos: "Las ciudades no solo deben ser bonitas, también sostenibles y saludables", ha zanjado Zapata.