Las autoridades italianas han recuperado, al menos, 60 cadáveres después de que ayer domingo naufragara la precaria embarcación en la que más de 200 personas llevaban cuatro días viajando desde Turquía. Los cuerpos de los migrantes, entre los que hay un recién nacido y menores de edad, se localizaban a lo largo de varios kilómetros en la costa de la región de Calabria, en las inmediaciones de la playa de Steccato (provincia de Crotone).

Aproximadamente 80 personas fueron rescatadas y 22 de ellas se encuentran hospitalizadas, la mitad menores, mientras que probablemente más de un centenar siguen desaparecidas en lo que podría tratarse de una de las peores tragedias de la historia reciente de la crisis migratoria. Las imágenes, compartidas por la prensa local, muestran los pedazos de una embarcación de madera completamente destruida sobre la playa.

Aunque en un primer momento se creyó que la barca se partió tras chocar con unas rocas, los supervivientes explicaron que el motor que la empujaba explotó en mitad de la noche, causando decenas de heridos y, finalmente, haciendo añicos y pulverizando el bote.

En alerta

Las autoridades italianas ya conocían la existencia de esta embarcación desde el sábado, cuando fueron alertadas por un helicóptero de una patrulla de la agencia Frontex, desveló el diario La Reppublica.

Tras la llamada, un dispositivo salió en su búsqueda pero las condiciones agitadas del mar y la oscuridad impidieron seguir las operaciones y obligaron a sus agentes a volver a tierra.

Así, los supervivientes que lograron mantenerse con vida llegaron por sus propios medios a la costa, donde fueron atendidos por la Guardia Costera y la Cruz Roja. Una veintena de ellos fueron trasladados al hospital de Crotone mientras que el resto permanece en un albergue. La gran mayoría, todos menores de 30 años, provienen de Irán, Pakistán y Afganistán, y partieron hacia Italia desde el puerto de la localidad de Smirne, en Turquía.

“Es una enésima tragedia en el Mediterráneo que no puede dejar a ninguno indiferente”, lamentó el presidente de la República italiana, Sergio Mattarella, en un comunicado.

El mandatario apuntó que es “indispensable que la Unión Europea asuma finalmente la responsabilidad de gobernar el fenómeno migratorio para liberarlo de los traficantes de seres humanos”.

La primera ministra italiana, Giorgia Meloni, denunció en un comunicado que “es criminal embarcar un barco de apenas 20 metros de eslora con hasta 200 personas a bordo y con previsión de mal tiempo”.

“El Gobierno se ha comprometido a impedir las salidas, y con ellas la perpetuación de estas tragedias, y seguirá haciéndolo, ante todo exigiendo la máxima cooperación de los estados de salida y de origen”, añadió. La tragedia se produjo tres días después de que el Parlamento italiano aprobase un nuevo decreto migratorio que obliga a pedir la asignación de un puerto tras el primer rescate de un grupo de migrantes y a dirigirse a esa localización sin desviarse para localizar otras embarcaciones en peligro.