Nahia Isusquiza, Nahia Lertxundi y Ainhoa Lopetegui, las tres estudiantes guipuzcoanas de Enfermería que se quedaron encerradas en Perú por las protestas, han podido salir del país tras una semana en Cuzco. Desde este 20 de diciembre se encuentran en Santiago de Chile, donde han completado el Erasmus y pasarán estas fiestas navideñas. 

Este pasado fin de semana se abrieron de nuevo los aeropuertos en Perú, en plena crisis política por el encarcelamiento del expresidente Pedro Castillo, y las tres guipuzcoanas no desaprovecharon su oportunidad. “Aunque las protestas y las manifestaciones seguían, había bastante seguridad para que la gente pudiera llegar sin problema al aeropuerto”, relata la hondarribiarra Nahia Isusquiza. 

Aunque la embajada española les ofreció un vuelo por 125 dólares, ellas prefirieron buscar vuelos más baratos por su cuenta y volaron desde Cuzco hasta la capital peruana. “Hemos pasado la noche en el aeropuerto de Lima. Decidimos no coger el vuelo de Lima a Santiago antes de llegar allí por seguridad, por si lo cancelaban. Al ver que los aviones salían con normalidad compramos un billete a Santiago”. 

Los turistas vascos y de todo el Estado han ido saliendo poco a poco del país una vez se ha normalizado la situación. “Todas las personas que conocíamos que estaban en la misma situación que nosotras han podido salir de Perú”, cuentan.

"Hemos tenido contacto permanente con el Gobierno Vasco. Nos respondían a cualquier hora, incluso cuando allí era madrugada y en Perú estábamos en la tarde”

Agradecen especialmente el trato del Gobierno Vasco: “Han sido muy atentos con nosotras. Cualquier duda que teníamos nos la respondían casi al momento. Hemos tenido contacto permanente y nos respondían a cualquier hora, incluso cuando allí era madrugada y en Perú estábamos en la tarde”. 

Las tres guipuzcoanas han estado en un hostal de Cuzco desde el 13 de diciembre, cuando tuvieron que interrumpir sus vacaciones por el país andino al ser imposible continuar con normalidad su viaje debido a las violentas protestas. Cuentan, sin embargo, que el tiempo encerradas se les ha pasado especialmente rápido: “Hemos estado tan ocupadas, entre otras cosas contando a los medios nuestra situación, que el tiempo se nos ha pasado volando”.

Después de toda la odisea que han vivido, las tres estudiantes han llegado muy cansadas a su casa en Santiago y algo desorientadas: “Llevamos todo el Erasmus viviendo en una casa muy grande con más personas y hemos vuelto de Perú y casi todo el mundo se ha marchado a sus lugares de origen”. Además, sienten tristeza por no estar en Euskal Herria en el día de Santo Tomás mientras ven en el móvil a sus amigos disfrutando de la fiesta y por no estar en casa en los días que se avecinan. Las tres jóvenes dan por finalizada su estancia en Chile a principios de enero, cuando cogerán el último vuelo que les traerá de vuelta tras el Erasmus. “Van a ser unas fiestas raras sin la familia, pero es lo que hemos decidido y es una experiencia única. Cuando volvamos tendremos que volver a la normalidad y empezar con las prácticas de la carrera”.