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gipuzcoana con cáncer de mama

"Cuando me diagnosticaron cáncer de mama me cabreé: tengo 50 años, como bien, hago deporte..."

"Cuando me diagnosticaron cáncer de mama me cabreé: tengo 50 años, como bien, hago deporte..."

- Terminó hace cinco semanas el tratamiento de quimioterapia y el jueves comienza el de radioterapia. Su sonrisa en la foto que acompaña esta entrevista muestra su actual estado de ánimo, aunque reconoce que en los últimos meses ha tenido altibajos. Sabe que la lucha contra el cáncer no ha acabado aún, pero espera ganarla y aclara que no cuenta su caso para servir como ejemplo o motivar a los demás. "Mi caso es único, es el mío, cada uno es distinto. Me ha tocado y es una putada, eso es así". Su caso -joven, deportista- confirma que el cáncer es "una cuestión de probabilidades": "A mí me ha tocado".

¿Cuándo le diagnostican cáncer de mama?

-Había pasado la revisión rutinaria en febrero de 2020 y estaba todo correcto. A finales de noviembre empecé a notarme un bulto, pero no estaba nada agobiada porque otras dos veces que había tenido un bulto en el mismo sitio había sido un quiste acuoso. Fui a donde la médica de cabecera, me miró y me dio cita para la ginecóloga, que a su vez me pidió una biopsia. En ese momento sabía que no era líquido. Pregunté a las enfermeras si era líquido y me dijeron que no. Pensé: Mierda. Esa semana fue un agobio y el 5 de marzo me llamaron del ambulatorio y me dijeron si podía pasarme, ahí ya te das cuenta de lo que hay.

¿Cómo se lo toma usted cuando se lo dicen?

-Al principio te lo tomas con mucho cabreo, con agobio, con susto, también con miedo. El mismo día que me dieron la noticia, un viernes, ya me llamaron para empezar el tratamiento al lunes siguiente. Me dijeron ahí lo que había, cómo iba a ser el proceso, que primero iba a haber una operación, luego quimioterapia y después radioterapia. Y es un carril en el que te metes y es fácil hacerlo, no hay forma de no hacerlo porque ellos te guían y te hacen todo.

¿Cómo fue la operación?

Me operaron el 30 de marzo. Ingresé por la mañana y a las siete de la tarde estaba en casa. El bulto era bastante exterior, me ha quedado una cicatriz. No era grande, tres centímetros o así. Me dijeron que me habían quitado el tumor con un margen amplio y que me habían quitado un ganglio. Luego lo analizaron y habían sido dos ganglios, uno de los dos dio positivo y el otro no. Al dar positivo, el protocolo de quimioterapia que me ha tocado es el largo, el duro, con cuatro sesiones gordas y luego sesiones semanales. Eso entre el 5 de mayo y el 21 de septiembre y a la vez, cada tres semanas, me ponen anticuerpos vía intravenosa y tomo unas pastillas.

¿Cómo es todo este proceso? ¿Cuál es su estado de ánimo?

-Te agobias muchísimo. Todo el mundo te dice que es de los cánceres que más se curan, y es así, y en mi caso, además, no había metástasis. Pero extrapolar un caso a otro... Tú confías y sabes que estás en muy buenas manos, pero piensas que en esos porcentajes hay alguien que no entra y que puedes ser tú. Tienes días muy positivos, pensando que lo pillaron a tiempo, que me han dado quimioterapia, que ahora empiezo radio... han ido con toda la artillería. Pero hay días en los que no eres capaz de verlo en positivo. Y luego eres súper sensible, te han extirpado el tumor y tienes sensaciones ahí. No puedes evitar pensar cosas raras. Hay un montón de efectos colaterales, algunos sin más como que se te cae el pelo. Con la gente con la que tengo confianza me da igual, pero es verdad que me agobia ir por la calle y que se note que tienes la enfermedad, no me gusta que me miren. También tienes algún problema estomacal o sangras de la nariz. Y luego la quimioterapia afecta a la musculatura del corazón y tienes menos fuerza. Yo quería andar porque es importante mantenerse activo, pero a veces cuesta. Mantener el espíritu o la motivación a veces es complicado. El 21 acabé la quimioterapia y han sido unas semanas de tregua y ahora empiezo la radioterapia.

¿Se puede decir que ha pasado la peor, que el cáncer está ahora controlado?

-No, no se puede decir eso. Hemos ido con todo, pero no hay nada seguro. Sobre el 20 de diciembre me tengo que hacer una analítica en la que verán cómo están los marcadores, me harán un escáner y verán si es verdad que se lo han cargado o si todavía está por ahí. Una vez que te dicen al principio que no hay metástasis, es buena noticia, pero el ganglio da positivo. Esto es confiar y las esperas son todas tuyas y vas al médico y estás pendiente de hasta cuando sube una ceja. Esos ratos son terribles. Te metes a la cama pensando en esto y te despiertas pensando en esto. Durante el día estás activo y no piensas tanto. Además, en mi caso no he tenido que dejar de trabajar. En agosto he aprovechado para hacer planes, me he movido por aquí.

Es joven, deportista, sana... Es difícil esperar algo así.

-Me habían hecho la revisión en febrero porque era el año que iba a hacer 50. Ahora haré 51. El cabreo es ese. Como bien, había corrido la Behobia-San Sebastián virtual unos días antes, hacía deporte, andaba, iba al monte... Es que ni siquiera tenía antecedentes.

Kathrine Switzer, la primera mujer que corrió un maratón y que fue la invitada de la Behobia-San Sebastián en 2018, le ha escrito una bonita carta en la revista de la carrera.

-Yo había dejado de trabajar en el CD Fortuna, pero mantenía una buena relación con Kathrine y me pidieron si podía contactar con ella para que nos escribiera un artículo. Hablé con Kathrine, se lo comenté y me dijo que quería escribir sobre mí. Cuando venga en 2025, vamos a correr juntas la Behobia. Me dijo que vamos a estar juntas en esto.

Sigue haciendo deporte.

A mí hacer deporte siempre me ha ayudado, incluso en mis circunstancias actuales. Ahora la actividad que puedo hacer no es la misma que antes, pero el fin de semana pasado estuve navegando, por ejemplo. Hago cosas a otro ritmo.

Me decía antes de comenzar la entrevista que está encantada con el trato médico que está recibiendo.

-No sé cómo va a terminar esto, pero el sistema sanitario que tenemos funciona y acoge. La atención es una pasada. Hay que valorarlo porque encima todo esto me ha pasado en mitad de una pandemia, y me han hecho todas las pruebas que había que hacer, me han operado cuando ha tocado y la atención humana y personal está siendo buenísima.