- Ocho reclusos de la cárcel de Martutene no pueden disfrutar del tercer grado penitenciario porque actualmente se encuentran en listas de espera para acceder a los recursos de apoyo que precisan. Se trata de una circunstancia que hasta ahora solo se había producido de “manera puntual” durante la peor parte de la pandemia pero que superada la fase más delicada sigue afectando al menos a ocho reclusos “que no tienen físicamente dónde cumplir el medio abierto”, indican desde el ámbito asociativo.

Fuentes del Gobierno Vasco confirman a este periódico que seis internos se encuentran en situación de espera para acceder a una plaza residencial fuera del centro penitenciario. Con otros dos internos, “sin apoyos sociales ni familiares”, no se ha iniciado la gestión porque -según precisan- “están a punto de cumplir su condena, que era corta”.

El tercer grado o régimen de vida en semilibertad se caracteriza por la ausencia de controles rígidos, porque lo esencial al avanzar de grado es la confianza en el preso, al que se apela a su sentido de la responsabilidad. Las personas clasificadas en tercer grado tienen que pasar como mínimo ocho horas de cada veinticuatro en la cárcel, pero durante el resto del día pueden salir del centro penitenciario, bien sea para desarrollar actividades laborales o formativas, familiares, de tratamiento o de otro tipo, siempre encaminadas a su integración social.

Progresar de grado supone “una oportunidad” para prepararse para la vida en libertad. Hay quienes pueden cumplir el medio abierto en su hogar, pero no todos los reclusos tienen una red familiar de apoyo. La casuística es muy variada. Para cumplir con los objetivos que impone la pena en medio abierto son necesarios diversos apoyos que garanticen que el plan individual terapéutico del recluso puede seguir adelante sin contratiempos.

En ese contexto, ocho reclusos que cumplen condena en Martutene no pueden por el momento progresar de grado, bien por falta de plazas residenciales o sociosanitarias vinculadas a la reducción de daños en centros de baja exigencia. El Gobierno Vasco confirma que los trámites para la asignación de vivienda para seis reclusos “ya están en marcha a falta de resolución”.

La necesidad de trabajar hacia un modelo penitenciario que permita el cumplimiento del medio abierto es un objetivo compartido por las entidades sociales que trabajan con estas personas y el Gobierno Vasco, que asumió el pasado viernes la transferencia de Prisiones, un paso histórico en el cumplimiento del Estatuto de Gernika.

A 1 de octubre, la población interna en los tres centros penitenciarios vascos asciende a 1.387 personas. En Martutene cumplen condena 283 personas (24 mujeres), de las que 184 en están régimen interno (segundo grado) y 99 en tercer grado o semilibertad.

Las progresiones de grado y los permisos son propuestas por las Juntas de Tratamiento de las tres cárceles vascas, y las ratificaba hasta ahora la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias en Madrid. Estas decisiones pasan ahora a depender jerárquicamente del Gobierno Vasco.

El Ejecutivo ha perfilado un modelo penitenciario “más humanizador” que ha sido presentado estos meses atrás a entidades del tercer sector como la red social ESEN (Espetxe Sarea Euskadi Nafarroa). El objetivo que se persigue no es la “mera ocupación” de los reclusos durante el cumplimiento de la pena, sino definir itinerarios de integración sociolaboral que les permitan prepararse para la vida en libertad tras su experiencia penitenciaria.

Las entidades sociales comparten esa misma línea de trabajo “más humanizadora” pero entienden que dentro del proceso de transición abierto “van a ser necesarios más recursos”, como plazas residenciales y programas de apoyo para evitar situaciones como listas de espera de reclusos que actualmente no pueden progresar de grado, como ocurre en la cárcel de Martutene.

Las diputaciones son las que ofrecen actualmente las plazas necesarias para garantizar ese salto al régimen de semilibertad a los reclusos que las precisan. Pero la cartera de servicios “es generalista”. Es decir, responde a las necesidades de muchos colectivos en exclusión, lo que ralentiza en algunos casos la progresión de grado, señalan entidades sociales.

Es una de las situaciones que deberá abordar el Gobierno Vasco, que para trabajar en esa línea ha presentado Aukerak (oportunidades), la Agencia Vasca para la Reinserción, que se aprobó el jueves por amplia mayoría en el Parlamento Vasco.

Está previsto que el ente públicose encargue de organizar todos los asuntos relacionados con la reinserción sociolaboral de los presos.

Actualmente la formación laboral de los internos depende de la entidad estatal Trabajo Penitenciario y Formación para el Empleo, que continuará con esta labor hasta el 31 de diciembre de este año, momento en el que Aukerakasumirá estas funciones.

Según informan desde el Gobierno Vasco, proporcionará orientación y acompañamiento en la última fase de la condena o en el régimen de semilibertad.

En el caso de Gipuzkoa, además, las máquinas ya trabajan en terrenos de los altos de Zubieta, donde está previsto que en el plazo de dos años finalice la construcción de la nueva cárcel. La infraestructura estará dividida en seis módulos y contará con un Centro de Inserción Social con 52 habitaciones para reclusos en tercer grado, lo que contribuirá a favorecer las progresiones de grado.

El nuevo modelo penitenciario busca impulsar así la reinserción y los regímenes en semilibertad, y se inspira en el trabajo realizado por el Gobierno Vasco durante los últimos 25 años en Justicia Juvenil, materia que ya estaba transferida.

Así,Aukerak organizará el trabajo productivo en las cárceles y su retribución, gestionando los talleres, las explotaciones agrícolas y otros servicios. Este órgano, según el modelo vasco, nace como una entidad para “facilitar segundas oportunidades”.

Si hasta ahora el medio ordinario de cumplimiento de penas ha sido el segundo grado, el nuevo modelo transita hacia el medio abierto, los terceros grados, lo que plantea fortalecer “una infraestructura que dejaría de estar en la cárcel para estar en la sociedad”, según indican fuentes del ámbito social.

La asunción de la histórica gestión de Prisiones no ha hecho más que comenzar en Euskadi. Los tres centros penitenciarios vascos, Araba (Zaballa), Bizkaia (Basauri) y Gipuzkoa (Martutene), lucen desde el viernes el escudo del Gobierno Vasco que les identifica como infraestructuras de la Administración vasca.

Población interna. A día 1 de octubre, la población interna en los tres centros penitenciarios vascos se cifra en 1.387 personas: 283 en Gipuzkoa, 778 en Araba y 326 en Bizkaia. Del total, 80 son mujeres, con 56 en Zaballa y 24 en Martutene.

Tercer grado. En cuanto al régimen abierto, hay 99 personas en el centro guipuzcoano; 90, en el alavés, y 185, en el vizcaino.

Plantilla. La plantilla actual de prisiones es de 593 personas, de las que 469 son hombres y 124 mujeres.

Cárcel de Zubieta. La construcción de la nueva cárcel en terrenos de los altos de Zubieta ya ha comenzado y está previsto que finalice en dos años.

Diseño. La nueva prisión estará dividida en seis módulos, que se ubicarán alrededor de una plaza, y tendrá también un Centro de Inserción Social con 52 habitaciones para reclusos en tercer grado. Uno de los seis módulos será para mujeres y tendrá 25 celdas; otro será para ingresos, con 36, y habrá otro para régimen disciplinario, con siete habitaciones. La instalación contará en total con 234 celdas para unas 500 personas.

En Gipuzkoa cumplen condena 283 personas, de las que 184 están en régimen interno y 99 en tercer grado o semilibertad